A Margarita Debayle: análisis del poema de Rubén Darío
"A Margarita Debayle" es un clásico de la literatura infantil en lengua española. Se trata de un poema que compuso Rubén Darío en 1908 a petición de Margarita, la hija de un amigo.
Con los años se ha convertido en un texto ineludible por la perfección en su construcción, ya que el escritor consigue trasladar al lector a un mundo mágico a través de un ritmo musical.
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
Análisis
Sobre el autor
Rubén Darío (Nicaragua, 1867 - 1916) es uno de los escritores más importantes de América Latina. Se destacó por ser el padre del Modernismo, movimiento que el mismo autor definió por "la expresión individual, la libertad y el anarquismo en el arte".
Para él, lo más importante era la belleza. De este modo, la creación poética se alejó de los temas sociales para dar paso al reino de lo estético.
En 1888 publicó su obra cumbre, Azul, donde desplegó el imaginario que llegó a definir los ideales de la literatura modernista. Así, se trata de cuentos y poemas en los que predomina la distancia del realismo y la búsqueda de la expresión subjetiva del creador. Además, se encuentra presente la perfección formal, la búsqueda de lo sensorial y el gusto por lo exótico.
Descubre más sobre Modernismo hispanoamericano: características y representantes
Contexto
Rubén Darío era muy cercano a su médico de cabecera, Luis Henry DeBayle Pallais. En 1908, durante una estadía junto a la familia de su amigo, le dedicó un poema a una de sus hijas, Margarita. La niña contaba ocho años y por ello decidió crear un texto que tomara las características de un cuento en rima.
El texto fue publicado en varias revistas, hasta que finalmente apareció en el libro Poema del otoño y otros poemas (1910).
Argumento
Una princesa decide ir al cielo y cortar una estrella para decorar su prendedor. Su padre se enfada, porque fue sin permiso y por considerar que se trataba de un capricho. Allí aparece Jesús y declara que puede quedarse con ella. Así, el rey decide festejar con un desfile de elefantes.
Recursos
Desde la primera estrofa, el hablante lírico declara su intención de relatar un cuento infantil. Por ello, se recurre al estilo de la fábula fantástica, instaurando un escenario de tipo legendario, donde hay un rey, una princesa, un palacio, joyas y donde es posible acceder al cielo y alcanzar las estrellas.
También está presente lo exótico, como puede notarse en elementos como el manto de tisú, los elefantes y el kiosko de malaquita. Esta es una de las características de la obra de Rubén Darío, donde hay un gusto por lo refinado y por el lenguaje preciosista.
Es importante señalar la presencia del elemento religioso, pues cuando la niña es regañada por su padre por tomar cosas sin permiso, aparece Jesús y la disculpa, arguyendo que las estrellas pertenecen a los que piensan en Él.
De este modo, la historia intenta dejar una moraleja para los niños. Por un lado, la importancia de ser obediente y hacer caso a los mayores, así como la necesidad de la fe.
En cuanto a su construcción, está escrito en versos alejandrinos de rima consonante. Sin embargo, parece un cuento en verso, debido a su estructura circular. Al comienzo se enfatiza "Margarita, te voy a contar/ un cuento", mientras que al final se declara: "Ya que lejos de mí vas a estar, / guarda, niña, un gentil pensamiento / al que un día te quiso contar / un cuento".
Así, se mezclan las características del relato infantil con los recursos propios de un poema, como la rima y la utilización de figuras literarias.
Bibliografía:
- Arellano, Jorge Eduardo. (2008). "A Margarita Debayle: en los 100 años de un apólogo memorable". Anales de Literatura Hispanoamericana, Vol. 37.
Ver también: