El Aleph, de Jorge Luis Borges: resumen y análisis del cuento
El cuento El Aleph de Jorge Luis Borges es uno de los más emblemáticos de este autor argentino. A tal punto llega el interés suscitado por este, que es considerado un cuento de culto en la comunidad de intelectuales. Existe más de una razón para eso.
Además de hacer gala de su erudición, Borges perfila en este cuento su estilo como narrador de relatos fantásticos y profundiza sobre una de sus grandes inquietudes: el infinito. Tratemos juntos de aproximarnos al sentido de este relato.
Resumen del cuento El Aleph
El cuento El Aleph es relatado por un narrador en primera persona llamada "Borges", nombre que solo se descubre hasta la mitad del texto. Este Borges ficcional comienza relatando el estado de la cosas tras la muerte de Beatriz Viterbo, a la que había amado sin ser correspondido. A Borges solo le quedaba mantener intacto, lo más posible, el mundo y las costumbres asociadas a su relación con Beatriz.
Es así como se propone visitar la vieja casa de la familia de Beatriz en cada aniversario de ella. En esas visitas, el narrador establece una relación con el primo hermano de la mujer, llamado Carlos Argentino Daneri.
En la medida en que la costumbre avanza entre ambos, Daneri comparte con Borges una serie de poemas que ha hecho, con la esperanza de que este convenza a un importante escritor de prologarlos. Para Borges, son poemas caóticos y cacofónicos. Sin embargo, al sentirse comprometido le hace creer que hablará con el escritor.
Meses después, Borges recibe una llamada de Daneri que lo cambiará todo. Este le dice que la antigua casa será demolida. Es allí cuando revela su secreto: en el sótano se encuentra un Aleph, un punto desde el cual se puede ver todo el universo simultáneamente, y del que necesita para escribir.
En nombre del recuerdo de Beatriz, Borges concuerda con que la casa no puede ser demolida. Pero además, le intriga saber si en verdad existe el Aleph o si Carlos está loco.
Al llegar al lugar, Borges descubre que desde el escalón diecinueve del sótano puede verse el Aleph, una circunferencia de apenas unos centímetros de diámetro que le permite verlo todo.
El Aleph esconde un microcosmos infinito dentro de sí. Quien ve a través del Aleph, después no puede sorprenderse de nada, porque en un instante lo habrá visto todo. Solo resta esperar que la sombra del olvido pase, indefectiblemente, por la mente humana.
Daneri aborda a Borges para conocer su impresión: Borges prefiere guardar silencio. Sabe que ha sido tocado para siempre. Le recomienda a Carlos que deje la casa, se vaya al campo y cure allí sus males. Sale del lugar y nunca más vuelven a verse.
La casa finalmente es demolida y, tiempo después, Borges descubre que Carlos Argentino Daneri ha recibido un premio literario por su poema, mientras que él no ha logrado ni un voto.
De allí en adelante, a Borges solo le queda conjeturar: ¿lo que vieron Daneri y él fue un verdadero Aleph? Es así como Borges ficcional comienza a construir una serie de referencias y teorías sobre la existencia del Aleph.
Análisis del cuento El Aleph
El cuento El Aleph está enmarcado literariamente en lo que se conoce como literatura fantástica latinoamericana. El término es muy ambiguo, pues se le ha dado más de un uso.
Grosso modo, la literatura fantástica es aquella en la que emerge un elemento extraordinario, inverosímil y perturbador, que puede ser mágico o no, y que hace que el relato se transforme. El relato fantástico concebido de este modo hace que tanto el personaje de la ficción como el lector participen simultáneamente de la duda.
El narrador comienza por evocar el recuerdo de Beatriz. Ella funciona como la fuerza que moviliza y pulsa las cuerdas que enmarañan el relato. Su recuerdo, su fantasmagoría, es lo que envuelve a los dos personajes principales, Borges y Carlos, en una dinámica de costumbres vacuas donde encontrarán algo extraordinario y perturbador.
El autor utiliza diferentes recursos para envolver al lector en este universo enrarecido: todo transcurre rutinariamente y en una atmósfera triste y serena.
De pronto, el lector descubre a mitad del relato que el personaje principal es Borges mismo. Con esto, el escritor juega con la verosimilitud y siembra la duda en el lector, obligándolo a participar de la inquietud ante lo fantástico. Expone, de plano, el gran dilema: ¿existe realmente una separación entre la realidad y la ficción?
Apenas el lector sabe que el narrador-personaje es Borges, descubre también el Aleph a través de la mirada del personaje. La perturbación no puede ser mayor. Borges ha concentrado para el lector ambos descubrimientos en una sola secuencia.
Este Aleph es una especie de circunferencia desde la cual puede verse simultáneamente el universo desde todos los ángulos posibles. Es así un acceso breve al infinito, un microcosmos que devela todos los ángulos de la existencia. Pero esa mirada es imposible de reproducir para la literatura, y Borges lo sabe.
Al intentar describir lo que el Aleph le ha mostrado, las palabras no pueden parecer más que caóticas e inconexas, pues la narración solo puede representar una cosa a la vez, una sucesión de acontecimientos, diluyendo totalmente la posibilidad de aproximarse al principio de simultaneidad (quizá esto podría explicar los caóticos poemas de Carlos Argentino Daneri).
Pero la inquietud planteada por el Borges ficcional no queda allí. ¿Existen otros Aleph en el universo? ¿De dónde Carlos habrá sacado ese nombre? Es así como Borges nos pone en relación con el símbolo del Aleph.
El aleph es la primera letra del alfabeto hebreo. De acuerdo a lo expuesto por Jaime Alazraki en Narrativa y crítica de nuestra Hispanoamérica, esta letra se corresponde a la raíz espiritual de todas las letras y, por tanto, de toda el habla humana.
En la medida en que esta fue la primera letra oída en la revelación de Dios, se supone que expresa su voluntad y el universo contenido. Así, en la cábala, el aleph es un principio vital, una energía que encierra todas las posibilidades.
El Aleph como cuento conforma una trilogía de relatos junto a El Zahir y La escritura del dios, cada uno de los cuales centra su atención en un elemento microcósmico, una suerte de referencia panteísta, desde el cual se accede al universo de diferentes maneras.
Cada uno de estos relatos se basa, a su vez, en el conocimiento de Borges sobre las religiones, a las cuales valora y respeta por el conjunto de imágenes y símbolos que prestan a la humanidad para comprender la profundidad de la existencia.
Sobre el autor Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges es un escritor argentino que nació en el año 1899 y murió en 1986. Fue ampliamente valorado en todo el mundo debido a la universalidad de sus planteamientos en la literatura.
Se sabe que tuvo ascendencia anglosajona y portuguesa. Por todas estas influencias, creció como bilingüe (castellano/inglés) en casa, y aprendió por su cuenta otros idiomas.
Desde muy niño había demostrado habilidades extraordinarias en la escritura.
Si bien su primera publicación fue Fervor de Buenos Aires, editada en 1924, su consagración como escritor no llegaría hasta el año 1935, al publicar Historia universal de la infamia.
Trabajó como bibliotecario, profesor de inglés y conferencista en los tiempos en que Perón gobernaba sobre Argentina. Tras la caída del peronismo, se le designó como director de la Biblioteca Nacional.
A los 55 años de edad, queda totalmente ciego. A partir de ese momento, será su alumna y asistente María Kodama quien lo ayudará a desarrollar su obra. Con el paso del tiempo, Kodama se convirtió en su esposa.
Recibió los premios Formentor en 1961 y Miguel de Cervantes en 1979. Sin embargo, nunca recibió el Premio Nobel.
Dado que para muchos expertos Borges tenía méritos de sobra para obtener este premio mundial, algunos sostienen que la decisión estaba basada en la posición política del escritor y no en sus méritos. Es sabido que Borges tenía una perspectiva derechista de la política y que adversaba el peronismo en Argentina.
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