Deméter: descubre a la diosa griega de la agricultura
Dentro de los dioses griegos, Deméter era una de las más importantes, pues de ella dependía la sustentabilidad de la vida humana al ser quien regía la vegetación.
Como patrona de la agricultura, garantizaba la fertilidad de la tierra y de todos los seres. En Roma se le conoció como Ceres.
Madre de la tierra fértil
Muchas veces se ha considerado a Deméter como una doble de la Madre Tierra. De hecho, la etimología de su nombre alude a su dimensión maternal, pues "méter" significa madre. Esto se debe a que era una diosa que era capaz de otorgar fertilidad y alimentar a los seres vivos.
La historia relacionada con Triptólemo, a quien le entregó el conocimiento de la cosecha, muestra cómo marcó el paso del nomadismo hacia la agricultura sedentaria. Así, fue celebrada como una deidad que contribuyó a la civilización de los pueblos, que aprendieron a beneficiarse de los dones de la tierra.
La vida íntima de Deméter
Hija de los titanes Cronos y Rea, quienes dieron al mundo a los dioses olímpicos. De este modo, es hermana de Zeus, Poseidón, Hades, Hera y Hestia.
Con Zeus tuvo dos hijos, la joven Perséfone (Proserpina para los romanos) y a Yaco. Luego, se enamoró de Yasión, con quien tuvo un encuentro amoroso en el campo durante una boda a la que asistieron todos los dioses. Sin embargo, cuando Zeus se enteró de esto, fue arrastrado por los celos y lo fulminó con un rayo.
De esa unión nació Pluto, dios de la riqueza, que terminó siendo cegado por Zeus para que pudiese distribuir sus dones sin prejuicio.
También hay algunas versiones que afirman que cuando Poseidón comenzó a perseguirla con intenciones sexuales, se convirtió en una yegua para evitarlo. No obstante, el dios adivinó su truco y se transformó en un caballo. De esta relación nació Arión, un caballo alado que ayudó a Hércules a lograr el éxito.
El mito más famoso: el rapto de Perséfone
Esta historia está narrada en el famoso "Himno a Deméter" (610 a.C.), parte de los Himnos homéricos. Hades, dios del inframundo, se enamoró de Perséfone y decidió raptarla en uno de sus paseos. Aunque la joven pidió auxilio, nadie la ayudó. Su madre, desesperada, la buscó incansablemente sin lograr ningún resultado.
En su viaje, se detuvo en la ciudad de Eleusis. Disfrazada como anciana, fue recibida por la familia del rey Céleo. Allí, se dedicó a cuidar al hijo de la reina y cuando su verdadera identidad fue descubierta, pidió que se construyera un templo en su honor.
Además, en agradecimiento por la hospitalidad que le mostraron, le reveló al hijo de los reyes, Triptólemo, los secretos de la agricultura y le enseñó a cosechar el trigo. Así, el joven viajó en un carro alado para compartir los conocimientos adquiridos con el resto del mundo.
Luego de este episodio decidió continuar con la búsqueda de su hija y, gracias a Hécate, se enteró de que Hades la había raptado. Esta situación desató su furia, ya que le era imposible acceder al reino de los muertos. Por ello, se alejó del Olimpo y divagó sola por mucho tiempo.
Su tristeza provocó un desastre para todos los seres vivos, pues se generó una sequía que afectó los cultivos y provocó escasez de alimentos. Ante esto, Zeus tuvo que intervenir para convencer a Hades de que devolviera a la joven. Antes de hacerlo, el dios la engañó para que comiera una semilla de granada que haría necesario su regreso. Así, se acordó que Perséfone pasaría un periodo en la tierra con Deméter y el resto con su esposo en el inframundo.
Este mito se ha entendido usualmente como una alegoría de la naturaleza y sus estaciones. Asimismo, es una metáfora sobre el cultivo, ya que muestra el momento en que la semilla se hunde y desaparece bajo la tierra. Pasado cierto tiempo, está lista para aflorar y entregar alimento a los humanos.
De igual manera, es un relato que permite enfatizar el vínculo materno-filial que fue capaz de traspasar la frontera que separa el mundo de los vivos del reino de los muertos. Con ello, se instaura una concepción que demuestra la posibilidad de la vida eterna.
Culto
Los misterios eleusinos fueron uno de los cultos más populares de la antigüedad y se celebraban cada año en honor a Deméter y a su hija Perséfone. Se realizaban en una ciudad cercana a Atenas, llamada Eleusis, donde estaba uno de los templos más importantes de adoración a Deméter.
Existían los misterios menores, celebrados entre febrero y marzo, que correspondían a actividades de iniciación, sin fecha fija. Por otra parte, los misterios mayores se celebraban en el mes de septiembre, en el equinoccio de otoño del hemisferio norte.
La festividad duraba alrededor de 10 días. Comenzaba con una procesión desde Atenas hacia Eleusis, recreando la búsqueda de la hija perdida. Al llegar al lugar, los peregrinos ingerían una bebida de cebada y menta llamada Kykeon. Otras fuentes sugieren que también estaba presente el sacrificio de un cerdo y una vigilia. Luego, los principales ritos se realizaban en el Telesterion, el santuario central, precedidos por hierofantes y sacerdotistas
Aunque en la antigua Grecia la religión era de carácter público, estas fiestas se caracterizaron por su secretismo. Sólo los sacerdotes y los "iniciados" sabían que sucedía durante las ceremonias.
Los cultos mistéricos eran doctrinas que giraban en torno a la inmortalidad y la resurrección. Se trataba de entender que la muerte era parte del ciclo de la vida y que implicaba un renacimiento. Por ello, se tomó la figura de Perséfone, quien era capaz de bajar al inframundo y regresar cada año. Así como la naturaleza moría en una estación para renovarse en la siguiente, los seres humanos podrían seguir viviendo en nuevos planos de existencia.
Figuras famosas como Sócrates y Platón fueron iniciados. De hecho, en el famoso diálogo Fedón sobre la inmortalidad del alma, Platón afirma:
Nuestros misterios tienen un significado muy real: el que ha sido purificado e iniciado morará con los dioses.
Dualidad entre Deméter y Perséfone
Ambos diosas se encontraban estrechamente vinculadas en el imaginario griego. En La rama dorada (1969), el antropólogo James Frazer se refiere a la dualidad presente entre Deméter y Perséfone en el mito de su rapto. Así, plantea que madre e hija corresponden a la personificación del grano: Deméter sería el cereal maduro y Perséfone su semilla.
De este modo, el momento en que la joven desciende al inframundo se relaciona con la siembra, mientras que la cosecha se puede asociar con el regreso a la tierra junto a su progenitora. Con ello, Perséfone se convierte en Deméter, siguiendo el ciclo natural de la reproducción de alimentos. El grano joven (Perséfone) pasa a ser el grano maduro (Deméter) que puede continuar con la vitalidad de la existencia.
Bibliografía:
- De Arriba Vega, Lidia. (2020). "Las dos diosas y los Misterios de Eleusis". XII Congreso virtual sobre Historia de las Mujeres.
- Fernández Guerrero, Olaya. (2022). "La diosa Demeter. Maternidad beligerante, ecofeminismo y ética del cuidado en la mitología griega". Ideas y Valores, 71(179).
- Graves, Robert. (2016). Los mitos griegos. Ariel.
Ver también:
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- Hécate: desde diosa griega a bruja
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