14 obras emblemáticas de Edgar Degas
Edgar Degas (1834-1917) es uno de los más emblemáticos representantes del impresionismo, aún cuando él no se sentía totalmente a gusto con la etiqueta de este movimiento de origen francés.
Degas se diferenciaba de algunos postulados del movimiento impresionista. Por ejemplo, no trabajaba al aire libre y no circunscribía su interés solamente a los efectos lumínicos. Su mirada fue diferente. Le interesaba la fugacidad, pero no solo de la luz sino del movimiento y el encuadre. ¡Cuánto interés le despertaban el movimiento extraño, singular, inadvertido, casi antiestético! Hacía numerosos apuntes antes de trabajar los lienzos en su estudio.
Conozcamos algunas de sus obras para comprender no solo sus logros artísticos, sino la evolución de su idea de la pintura y su transformación en el tiempo.
1. Desnudo masculino (1856)
Edgar Degas dedicó buena parte de su obra a los desnudos. Aunque se dedicó con especial ahinco al desnudo femenino, el masculino no desapareció de su horizonte temático. Es el caso del presente lienzo, cuyos trazos nos muestra a un Degas aún ligado al academicismo, y que pone en práctica con gran maestría la técnica del scorzo. La obra gana gran verismo, a pesar de que algunas secciones se muestran inacabadas.
2. Jóvenes espartanas provocando a los muchachos (1860-1862)
Nuevamente Degas introduce el desnudo en sus lienzos, pero la desnudez no es el tema principal. Se trata esta vez del género de pintura histórica, y remite a los relatos de la Antigüedad Clásica. La escena representa a las Jóvenes espartanas provocando a los muchachos. El Museo de Orsay, en un artículo titulado Degas y el denudo, comenta que este cuadro:
Evoca la Antigüedad pero ofrece sobre todo al artista la oportunidad de exponer sus investigaciones sobre el cuerpo, en base a los múltiples estudios realizados previamente. El rigor de su dibujo es indudablemente acorde con la enseñanza que ha recibido, pero la atención en los gestos parece totalmente original.
3. La familia Bellelli (1862)
En La familia Bellelli Degas representa a su tía paterna, Laure, en duelo por la reciente muerte de su padre. Este aparece en una sanguina que cuelga de la pared, justo al lado de Laure. La escena se completa con el barón Bellelli, marido de Laure, y sus dos hijas, Giulia y Giovanna. Degas vivió con ellos mientras estudiaba en Italia. En esta etapa, Degas aún respondía a las demandas habituales del mercado del arte, tanto en géneros pictóricos como en técnicas. Sin embargo, llama la atención el perro de la esquina inferior derecha, que aparece parcialmente fuera de plano.
4. El desfile o Caballos ante las gradas (1868)
El desfile o Caballos ante las gradas es uno de los primeros lienzos de Edgar Degas dedicados al tema ecuestre. Aquí Degas da gran importancia tanto a la luz como al movimiento instantáneo capturado en el dibujo, tal como lo expresa el caballo que apuntala la línea de fuga de la composición. Esto tendrá para el pintor mayor importancia que los rostros de los jokers o los detalles del público. El tema se justifica por la importancia que los hipódromos habían adquirido por aquellos años.
5. Interior o La violación (1869)
Los investigadores se debaten entre dos interpretaciones: una escena de prostíbulo o una violación. Estos temas no eran frecuentes en Degas, pero en aquella época se sentía la influencia del realismo.
La tensión entre los personajes es simbolizada con la separación física y sus posturas. Mientras el hombre se recuesta contra la puerta y acerca su mano hacia la ingle, observa la escena desde arriba en señal de control. La mujer, de espaldas a su cama individual y al costurero de su mesa de trabajo, aparece en ropa interior y con un hombro al aire, mirando al suelo, físicamente vencida y espacialmente dominada.
6. La Orquesta de la Ópera o Los músicos de la orquesta (1870)
Conocido también como Los músicos de la orquesta, este cuadro representa un detalle de los músicos de la orquesta del ballet en un instante de la función. No hay pose. Una vez más, Degas ha congelado un instante; ha elegido cortar parcialmente lo que ocurre en el escenario y centrar la atención en los músicos del foso de la orquesta, al que el público poco atiende durante la función. Entre los músicos, y marcando el centro de la composición, se encuentra el fagotista D. Dihau, amigo de Edgar Degas.
7. La clase de danza (1874)
Al pintor impresionista le interesaban de gran manera los ensayos de las bailarinas, repletos de imágenes complejas y novedosas que estudiaba con ahínco. No le interesaban la pose ni la belleza idílica sino, por el contrario, retener los detalles inadvertidos y las posiciones no registradas por la memoria de un espectador ansioso de acrobacias. El tiempo de entrenamiento ofrece una imagen del cansancio, de un segundo de distracción, del reposo, del trabajo, del esfuerzo. Degas rompe así con la imagen de la delicada gracia y placer, al mostrar la intensidad del esfuerzo físico y el estudio, lo que le permite reivindicar la dignidad del oficio y, con ello, la dignidad de todo trabajo artístico.
8. La cantante con guantes (1878)
Nuevamente el instante fugaz ha sido capturado por el pintor. Le toca el turno a la profesión de cantante. La mujer es retratada en el momento justo en que abre la boca y levanta su mano, señalando un punto álgido de la interpretación. La luz proviene de abajo, desde donde observa el pintor casi como si fuera un primer plano contrapicado. Los colores son vivos y contrastantes.
9. Retrato de Henri Michel-Lévy (1878)
En este lienzo, Degas ofrece un retrato de Henri Michel-Lévy, un editor y pintor con quien sostuvo una amistad. El personaje protagónico se encuentra acompañado de los atributos propios del oficio: sus pinceles, materiales, sus obras (referidas al fondo) y un maniquí que yace en el suelo. El pintor ha optado por retratar un momento aparentemente casual, por medio de manchones gruesos de pintura, claramente decididos.
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10. Miss Lala en el Circo Fernando (1879)
El circo fue también para Degas un lugar de fascinación, lo mismo que para sus contemporáneos Seurat y Toulouse-Lautrec. Para entonces, en el Boulevard Montmartre se había instalado el circo Fernando, donde Miss Lala hacía su demostración de fuerza mandibular. En eso consiste la escena que representa Degas: la acróbata pende de una cuerda, de la que se sujeta apenas con sus dientes. El artista ha aplicado la técnica del scorzo y ha hecho sentir al espectador testigo directo, casi partícipe del acto.
11. La pequeña bailarina de 14 años (1881)
Esta fue la única escultura que Degas exhibió en vida, pero no fue la única que hizo. Tras su muerte fueron halladas cerca de 150 esculturas en su taller, hechas en cera o arcilla. La mayoría fue elaborada en sus últimos años, cuando el aumento de su ceguera no le permitía pintar.
La pieza despertó toda clase de críticas por la supuesta falta de belleza del rostro de la aprendiz, llamada Marie van Goethem. Fue originalmente hecha en cera, con tutú de algodón y emplazada sobre una base de madera. Sin embargo, años después se hicieron diversas réplicas de vaciado en bronce, hoy disponibles en diferentes salas de museo alrededor del mundo.
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12. Esperando (1882)
El pintor Edgar Degas hace gala aquí de su mirada particular sobre la profesión de las bailarinas. Exalta un momento de espera que no implica solo a la bailarina, sino a la mujer que le acompaña, que brinda apoyo y protege a la joven. El esfuerzo no es solo individual. El compromiso familiar forma parte de lo necesario para una carrera semejante.
La posición es compleja y deliberadamente carente de belleza apolínea. Las dos mujeres están concentradas en la esquina superior izquierda del cuadro. La joven abre los pies y flexiona la espalda buscando alcanzar los tobillos con su mano.
13. La bañera o La tina (1892)
Degas dedicó toda una serie a la representación del desnudo femenino en actividades cotidianas como tomar baño, peinarse o vestirse. Hizo gala de la mayor naturalidad, y al dejar por fuera el rostro, centró toda la atención en la anatomía corporal.
Para la pose de esta figura, parece haberse inspirado en la obra Afrodita en cuclillas o Afrodita agachada, tema del que existe más de una versión. Los atributos del aseo aparecen con una perspectiva falsa, siguiendo la retórica del arte japonés, que tanto movilizó a los impresionistas.
14. Bailarinas en azul (1897)
Las cuatro bailarinas de este cuadro al pastel, en su conjunto, forman una suerte de pentágono irregular. Para representarlas, Degas ha elegido un plano picado o perspectiva alzada. Ha envuelto a las bailarinas en una atmósfera predominantemente azul. En la escena, las jóvenes se ajustan los trajes, probablemente esperando el momento de salir a la escena. Degas demuestra maestría en el tratamiento de la perspectiva, la línea, la iluminación y el color.
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Biografía de Edgar Degas
Hilaire-Germain-Edgar De Gas, mejor conocido como Edgar Degas, fue un pintor, escultor y fotógrafo nacido en París el 19 de julio de 1834. Se matriculó en la Escuela de Leyes de la Universidad de La Sorbona en 1853, pero muy pronto abandonó la carrera para dedicarse a la pintura. En 1855 conoció al pintor neoclásico Jean Auguste Dominique Ingres, y ese mismo se matriculó en la Escuela de Bellas Artes.
Vivió por un período de tres años en Italia, en los que se dedicó a copiar a los grandes maestros e inició el famoso retrato La familia Bellelli. Regresó a París en 1859 y, en un primer momento, se dedicó a la pintura histórica, a la mitología y a los relatos bíblicos. En 1864 conoció a Édouard Manet, quien influyó enormemente en su concepción de la pintura. A partir de esa relación, Degas se orientó hacia los temas de la contemporaneidad y se enfocó en los métodos compositivos.
Se alista en la guerra franco-prusiana en 1870, pero su problema de la vista no le permite continuar por mucho tiempo. Vive brevemente en Nueva Orleans en 1872 y regresa a París en 1873. A la muerte de su padre en 1874, las deudas de su hermano lo obligan a producir prolíficamente para poder pagarlas. Es el gran período de las bailarinas, su tema mejor vendido.
Los constantes rechazos del Salón de Arte Oficial lo llevaron a sumarse al movimiento impresionista, donde participaba activamente en la organización de las exposiciones. Sin embargo, no comulgaba con todos los principios del movimiento y abogaba porque las exposiciones incluyeran otros estilos.
Incursionó también en la fotografía. Muchas de las imágenes que tomó fueron utilizadas como material de estudio para la elaboración de sus cuadros, ya fueran retratos o escenas de género.
Una enfermedad ocular le llevó a perder la visión progresivamente, lo que implicó su alejamiento de la pintura y, por un período, su aproximación a la escultura. Aún así, en sus últimos años acabó por dejar la actividad artística a la que se había consagrado absolutamente, rechazando cualquier compromiso amoroso o familiar. Aislado, Edgar Degas murió en París el 27 de septiembre de 1917.
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