El Estado soy yo: la famosa frase de Luis XIV y su significado

Catalina Arancibia Durán
Revisado por Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
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“El Estado soy yo” (l’Etat c’est moi) es el lema del absolutismo acuñado por el rey de Francia y Navarra, Luis XIV (1638-1715).

Según los historiadores, la afirmación fue pronunciada por el mandatario luego de que se generara un desacuerdo en la corte de París mientras presentaba algunos edictos.

A pesar de que no existen certezas de que la frase fuese realmente emitida por Luis XIV, refleja el apogeo del absolutismo. En aquella época no se podía cuestionar la concepción del derecho divino de gobernar que detentaba un monarca desde su nacimiento. Era una condición transmitida por herencia y los situaba por encima de la ley.

Significado histórico de “el Estado soy yo”

Luis XIV, conocido también como “el Rey Sol”, representa el auge del período conocido como absolutismo monárquico. Este se caracterizó por la concentración de todo el poder en el monarca.

Esta situación se dio en Europa desde el siglo XVII hasta finales del XVIII, culminando con la Revolución francesa del año 1789.

En el absolutismo, todos los poderes recaían en una sola persona, apoyada por el clero. Esto llevó a que el gobernante encarnara también el papel de mecenas de las artes, incentivando el desarrollo intelectual y artístico para las clases nobles.

La Ilustración trajo para el siglo XVIII la ideología de la primacía de la razón y la idea del hombre como dueño de su destino histórico.

Gracias a este movimiento surgió el régimen conocido como "Despotismo ilustrado" que transformó el lema “El Estado soy yo” por “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

Lo anterior refleja la conciencia de los gobernantes de verse a sí mismos como un padre protector de los súbditos, pero sin sacrificar su poder absoluto.

En el absolutismo y en el despotismo ilustrado, la nobleza fue despojada de su función política, convirtiéndose en aristocracia cortesana. Junto con la burocracia y el ejército especializado, contribuyeron a la intensificación de los problemas.

Con ello, se sucedieron las crisis demográficas (alta mortalidad), en la agricultura (desigualdad) y en la distribución de alimentos (hambruna).

El aumento de conflictos sociales y políticos, además del creciente poder de la clase emergente mercantil (la burguesía), desencadenó un período de guerras civiles. Lo que más tarde concluyó en la Revolución francesa, marcando el inicio de la Edad Contemporánea.

Con la Revolución francesa como precedente se desataron otras manifestaciones contra los gobiernos monárquicos como la Revolución de julio de 1830 retratado en el cuadro La libertad guiando al pueblo.

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Catalina Arancibia Durán
Revisado por Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.