Francisco de Goya: las 5 obras más famosas que debes conocer (analizadas)
Francisco de Goya (España, 1746–1828) es uno de los artistas más destacados de la historia. Reconocido por una estética en que prima lo grotesco y lo desmesurado, muchos de sus cuadros han pasado a formar parte del imaginario colectivo.
Fue un gran adelantado a su tiempo, pues su estilo sirvió de antecedente para varios movimientos artísticos que se desarrollaron muchos años más tarde como el romanticismo, el impresionismo, el expresionismo e, incluso, el surrealismo.
En 1775 se estableció en Madrid, donde comenzó a pintar tapices y se abrió camino en la corte. Así fue como comenzó a cultivar distintos géneros, desde escenas costumbristas hasta retratos.
Gran admirador de Velázquez, con los años fue creando un estilo propio en el que predomina el gusto por lo distinto, una mirada crítica y sus pinceladas sueltas.
A continuación, se pueden encontrar algunas de sus obras más famosas, aquellas que han marcado la historia de la cultura y que demuestren su gran talento y genio creativo.
1. Los fusilamientos del 3 de mayo (1814)
Sin duda, este es el cuadro más famoso de Goya. En él, alude a eventos históricos que habían conmocionado al país. En mayo de 1808 comenzaron los conflictos debido a la ocupación francesa en el contexto de las Guerras Napoleónicas.
El 2 de mayo se produjo un alzamiento popular en Madrid que fue duramente castigado al día siguiente, donde fueron fusiladas cientos de personas.
Años después serviría de inspiración para dos composiciones que inmortalizaron al artista. En una carta del 24 de febrero de 1814, dirigida a la Regencia, el pintor afirmó que tenía:
...ardientes deseos de perpetuar por medio del pincel las mas notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa.
Los fusilamientos del 3 de mayo es considerada una de las primeras obras de arte contemporáneo, debido a que retrata a un colectivo anónimo y es una pintura en la que prima el realismo. Así, se trata de mostrar la violencia y la crueldad de los hechos.
Hay varios elementos que destacan del cuadro. En primera instancia la heroica resistencia y sacrificio del pueblo. Sin embargo, la atmósfera general es la del terror y el asombro.
Se pueden ver tres grupos en escena: los muertos en charcos de sangre, los que están siendo fusilados y los soldados sin rostro, de aspecto indolente y mecanizado.
Dentro de la composición destaca un héroe. Es un hombre que se encuentra de rodillas y con los brazos en cruz. Pareciera estar siendo alumbrado por un foco, pues toda la luz de la composición se centra en él. Se encuentra vestido de blanco para remarcar su inocencia y funciona como un símbolo del pueblo español.
Es interesante fijarse en los pequeños detalles que plasmó el artista. De este modo, retrata cómo nadie se salvó de la carnicería, pues aparece un sacerdote, revelando la barbaridad de lo sucedido.
Con esta pintura Goya no sólo ganó fama internacional, sino que se convirtió en el antecesor de dos movimientos artísticos clave del siglo XIX. Por un lado, hay vestigios del romanticismo en la atmósfera oscura y el protagonismo del pueblo. Por otra parte, destaca la pincelada suelta que más tarde serviría de inspiración a Manet y los impresionistas.
Investiga más sobre el Cuadro El 3 de mayo de 1808 en Madrid de Goya: análisis, significado y historia
2. Saturno devorando a su hijo (1823)
Saturno devorando a su hijo es la más famosa de las llamadas "Pinturas negras" de Goya, un conjunto de 14 obras en las que predominan temáticas sombrías y en las que utilizó pigmentos oscuros. Originalmente fueron pintadas en las paredes de su casa de campo, conocida como la "Quinta del Sordo". 70 años después fueron transferidas a lienzos y pasaron a formar parte de la colección del Museo del Prado.
Para ella se basó en el mito griego en el que Saturno (Crono) decide comerse a sus hijos por miedo a una profecía que auguraba que sería destronado por uno de ellos. Finalmente fue Júpiter (Zeus) quien logró vencerlo y salvar a sus hermanos.
En esta escena el dios es el protagonista. Lo que más llama la atención es su rostro desencajado y la mirada perturbadora en la que se vislumbra la locura. Con muchísima fuerza, ya que se puede ver como incrusta los dedos en la carne, sostiene a lo que queda de su hijo, mientras lo engulle.
Aunque en el arte ya existía un famoso ejemplo de este mismo tema con el cuadro de Rubens de 1638, aquí predomina la crueldad y la truculencia.
Esto se debe al estado de ánimo en el que se encontraba el artista cuando la realizó. En aquellos años ya se encontraba mayor, había perdido su influencia en la corte y estaba sordo desde 1792 tras sufrir de saturnismo, una intoxicación por derivados del plomo.
Además, se ha hecho una lectura política, pues fue un periodo de conflicto entre absolutistas y liberales, por lo que se ha entendido como una metáfora de España devorando a sus ciudadanos.
Con esta pintura, Goya se adelanta a su época, pues se pueden ver caracteristicas del expresionismo que surgiría en el siglo XX. Así, prima la exageración de los gestos y la deformación de los cuerpos, ya que Saturno asemeja más a una bestia que a un ser humano.
3. La maja desnuda (1797)
Este es uno de los desnudos más famosos en la historia del arte. No sólo porque ocasionó escándalo, sino porque es la primera representación del vello púbico femenino, algo impensado en el periodo.
En 1815 fue confiscada por la Inquisición, ya que los desnudos femeninos eran poco comunes en el arte español por considerarse una temática obscena. Por ello, la pintura estuvo escondida del público durante casi 100 años hasta que llegó en 1901 al Museo del Prado.
Fue un encargo para Manuel Godoy, destacado político y Primer Ministro de Carlos IV. Se sabe que fue un gran aficionado del arte erótico y que tenía una enorme colección privada. Como dato curioso, también poseía La venus del espejo de Velázquez.
Existe otra versión del mismo cuadro llamada La maja vestida, que fue encargada posteriormente. Se cuenta que su dueño la situaba delante del desnudo y, mediante un sistema de poleas, podía descubrirla y causar sorpresa.
Es importante señalar que en aquellos años el epíteto de "maja" hacía alusión a una persona de origen popular, a alguien que se caracteriza por su liberalidad, soltura y desenfado.
Aquí Goya sigue la tradición de una Venus recostada, pero muestra características mucho más humanas. Así, la protagonista mira directo al espectador, esbozando una media sonrisa que demuestra su picardía. De igual manera, no está acompañada por Cupido, como solía ocurrir en aquel tipo de representaciones.
Se ha especulado bastante sobre la identidad de la modelo. Aunque algunos creen que se trataba de la Duquesa de Alba, con quien Goya mantenía una estrecha amistad, resulta poco probable, ya que pertenecía a una colección privada. Por ello, se cree que se trata de Pepita Tudó, la amante de Godoy en aquellos años.
Descubre los secretos del Cuadro La venus del espejo de Diego Velázquez
4. El sueño de la razón produce monstruos (1799)
Este es el aguafuerte más famoso de la serie Los caprichos, 80 grabados en los que Goya realizó una sátira de la sociedad española, debido a su visión retrógrada en comparación al pensamiento ilustrado de la época.
La escena retrata a un artista postrado sobre su mesa de trabajo, abatido por el cansancio, con los pinceles bajo los brazos cruzados, demostrando su inacción.
Atrás se pueden observar a los monstruos que lo acosan, mientras que a su izquierda una lechuza le ofrece un pincel. En la mitología griega, la lechuza era el ave que acompañaba a la diosa Atenea, por lo que suele asociarse con la sabiduría.
Goya era simpatizante de las ideas ilustradas que imperaban en aquel tiempo, pero que la España católica y conservadora prefería desechar. Por ello, el centro de la composición es la defensa de la razón. De hecho, entre sus papeles se encontró la siguiente afirmación:
La fantasía abandonada de la razón, produce monstruos imposibles: unida con ella, es madre de las artes y origen de sus maravillas.
La luz se sitúa sobre la cabeza del protagonista, señalando la importancia de la razón, pues es la única capaz de sacar al ser humano de la oscuridad y alejarlo de sus temores infundados. Sin embargo, es necesario que trabaje junto a la imaginación para que así pueda surgir lo maravilloso.
Lamentablemente, los Caprichos no tuvieron demasiada exposición. Tras sólo dos semanas de anunciar su venta, el mismo Goya los retiró por miedo a las represalias de la Inquisición. De todos modos, inauguró un nuevo tipo de arte satírico que atacaba tanto a la sociedad como a la política.
5. El aquelarre (1798)
Hacia fines del siglo XVIII, cuando Goya se trasladó a su casa de campo y pasaba más tiempo solo, comenzó a experimentar con temáticas ligadas a las artes oscuras. Así, realizó una serie de seis cuadros llamada Asuntos de brujas (1797–1798). En particular, El aquelarre fue un encargo de los duques de Ozuna para decorar una de sus propiedades.
El cuadro muestra un ritual de brujería que se lleva a cabo bajo la luz de la luna. Aquí el diablo toma la forma de un macho cabrío, adornado con hojas de vid que hacen alusión a Baco (Dionisio), un dios que se caracteriza por su exceso.
Hay varios elementos escalofriantes, como una mujer que ofrece a un recién nacido, una anciana que extiende el esqueleto de un niño y, de espaldas al protagonista, otra mujer sostiene una vara con cadáveres de bebés. En segundo plano, un grupo de figuras femeninas fantasmagóricas, aparecen vestidas de blanco y sobre ellas vuelan murciélagos.
A pesar de lo tétrico que pueda parecer el conjunto, Goya tenía un interés crítico. Buscaba denunciar la superstición popular que continuaba estigmatizando a las mujeres y a una Iglesia Católica impositiva e inflexible.
Bibliografía:
- Bolaños, María. (2007). Interpretar el arte a través de las obras maestras y los artistas más universales. Contrapunto.
- Hagen, R. (2016). Goya. Taschen.
- Fundación Goya en Aragón
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