Hécate: desde diosa griega a bruja

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 10 min.

Hécate resulta una figura muy enigmática, pues con el tiempo sus atribuciones han ido variando entre lo positivo y lo negativo. Popularmente, se encuentra asociada al inframundo, como patrona de la magia y brujería. También su carácter triple ha hecho que se la relacione con la luna y las encrucijadas.

¿Quién es Hécate?

Hécate Museo del Prado
Estatua de Hécate (Grecia 150-200 a.C.) - Museo del Prado, España

Hécate como diosa

Los orígenes de Hécate son bastante confusos, ya que existen múltiples afirmaciones sobre dónde surgió su culto. Se sabe que llegó a Grecia desde Asia como una diosa extranjera que rápidamente fue ganando terreno, pero aún se discute sobre el lugar exacto del que proviene su figura.

Tampoco está clara su genealogía, pues algunos afirman que es hija de Perses y Asteria, mientras para otros fue engendrada por dioses como Zeus, Aristeo o Noche.

La primera referencia que existe sobre ella se encuentra en La Teogonía de Hesíodo. Escrito entre el 730 y 700 a.C., explica el nacimiento de los dioses de la Antigua Grecia y entre ellos se añade a Hécate. Allí se afirma:

Asteria, al quedar embarazada, trajo al mundo a Hécate, a la que el Crónida Zeus estimó por encima de todas y le dio como brillantes regalos participar de la tierra y del estéril mar, pero también obtuvo parte de la honra del estrellado cielo y es especialmente respetada por los inmortales dioses. En efecto, ahora, cada vez que alguno de los hombres sobre la tierra quiere atraerse el favor de los dioses, realizando hermosos sacrificios según la costumbre, suele invocar a Hécate. Mucha honra acompaña a aquel cuyas súplicas acepta benévola la diosa y le otorga, además, felicidad, puesto que tiene capacidad para ello.

Entre sus atributos, se menciona la habilidad que tiene para asistir en los juicios, brindar éxito en las intervenciones públicas en el ágora y ayudar a los guerreros a conseguir la victoria. También puede intervenir a favor de los jóvenes que necesiten demostrar fuerza y capacidad en los certámenes.

De igual manera, ayuda a los jinetes y a quienes trabajan en el mar. Por último, es capaz de aumentar los rebaños, por lo que es una diosa solicitada por los trabajadores del campo.

Sin embargo, Hesíodo también hace hincapié en un aspecto negativo de su carácter: la volatilidad. Según sus deseos, puede conceder o quitar:

Fácilmente abundante botín les concede la ilustre diosa y con facilidad se lo quita, cuando parece seguro, cuando así lo desea en su ánimo.

Símbolo de Hécate: triple diosa

Hécate tricéfala
Estatua de Hécate (s. III) - Museo Arqueológico Antalya, Turquía

Con los años, Hécate comenzó a representarse como una figura tripartita. En Los mitos griegos, Robert Graves explica este fenómeno, puesto que

En la mitología griega más antigua, el sol cede la precedencia a la luna, que inspira el mayor temor supersticioso, no se oscurece al declinar el año y tiene como atributo el poder de conceder o negar el agua a los campos. Las tres fases de la luna nueva, llena y vieja recordaban las tres fases de doncella, ninfa (mujer núbil) y vieja de la matriarca.

Así, en varias representaciones del periodo se puede observar como una mujer con tres rostros. Sin embargo, más adelante se identificó con otras criaturas, ostentando cabezas de perro, serpiente y caballo. Su carácter triple y salvaje se puede encontrar en el siglo III en Argonáuticas de Porfirio:

Hécate, de formas cambiantes, tricéfala, prodigio funesto de ver, indestructible, de su hombro izquierdo salía un caballo de larga crin y, a su derecha, se podía contemplar una perra de mirada furiosa; en medio, una figura de aspecto salvaje sostenía en ambas manos unas espadas provistas de empuñadura.

¿Hécate es buena o mala?

Hécate de Pirner
Hécate (1901) de Maximilian Pirner

Con el tiempo comenzó a surgir una imagen compleja de Hécate, pues se la relacionaba tanto con el mundo de la luz como con el de la oscuridad.

El filósofo griego Porfirio afirma la dualidad de la diosa en sus Himnos órficos. Allí le dedica un himno a Hécate, en el que la define como un ser terrenal y sepulcral al mismo tiempo.

Invoco a Hécate, protectora de los caminos, en las encrucijadas, grata, celeste, terrenal, marina, de azafranado peplo, sepulcral, y que se agita delirante entre las almas de los muertos.

Según el historiador griego Plutarco, Hécate es una diosa que posee la facultad de moverse con libertad en el mundo inferior y en el Olimpo. Por ello, la compara con el dios egipcio Anubis, asociado con la muerte y la vida, simbolizado con cabeza de perro. Es por esto que se la suele asociar con perros alrededor. De hecho, en la antigua Grecia se creía que cuando los perros ladraban al aire era porque Hécate se estaba acercando.

En el Himno homérico a Deméter (610 a.C.) aparece Hécate como testigo del rapto de Perséfone por Hades. Así, ayudó a Deméter en la búsqueda de su hija extraviada alumbrando su camino.

Por su parte, en Los mitos griegos, Robert Graves afirma que Hécate es la diosa de las brujas y que suele pasar tiempo con Perséfone en el inframundo. De esta manera, ostenta la habilidad de entrar y salir del Hades cuando se le antoje. Allí se guía con antorchas por lo que llegó a extenderse la idea de la diosa como "portadora de luz en las tinieblas". En la obra Helena (412 a.C.) de Eurípides, el personaje de Menelao exclama:

Oh, Hécate, portadora de antorchas, envíame visiones favorables.

Así fue como en el imaginario popular se convirtió en la protectora de los cruces de caminos, las entradas de las casas y los templos. Estos espacios funcionaban como puntos fronterizos, donde sucede la transición hacia otro plano. Debido a que Hécate poseía la virtud de trasladarse entre ambos mundos, resultó la más apropiada para actuar como mediadora y proteger a los creyentes de los malos espíritus.

Ya muchos siglos después, Hécate fue una figura retomada por William Shakespeare en algunas de sus obras como Macbeth y Sueño de una noche de verano en donde el personaje de Puck afirma:

Esta es la hora de la noche en que las tumbas abren del todo sus rugientes bocas para dejar salir a sus espectros, que se deslizan por el sendero del campo santo.

Y nosotros, duendes y hadas, seguimos las huellas del triple carro de Hécate, para huir de la presencia del sol, acompañando a las tinieblas como un sueño...

De este modo, se comenzó a asentar la idea de una diosa que habita el mundo de la noche y que tiene habilidades que pueden estar relacionadas con lo oscuro.

Representaciones de Hécate como bruja

La noche de Enitharmon o Hécate William Blake
La noche de Enitharmon o Hécate de William Blake (1795) - Tate Modern, Inglaterra

En cuanto a su culto, existen varias referencias. En la comedia Las avispas (422 a.C) de Aristófanes se mencionan los altares dedicados a Hécate que se encontraban en las puertas de las casas de los ciudadanos de Atenas, pues protegía y guiaba a quien lo necesitaba.

Otras fuentes afirman que no sólo se exponía su imagen, sino que en los cruces de caminos se depositaba comida o se sacrificaban perros en su honor.

La mención más popular se encuentra en Medea (431 a.C.) de Eurípides. La protagonista exhibe poderes como bruja y se considera sacerdotisa de esta diosa:

No, por la soberana a la que yo venero por encima de todas y a la que he elegido como cómplice, por Hécate, que habita en las profundidades de mi hogar, ninguno de ellos se reirá de causar dolor a mi corazón.

También Teócrito, fundador de la poesía pastoril, mostró a Hécate como una bruja poderosa. En los Idilios la menciona en relación a un hechizo de amor:

Deseo apresarlo con mis hechizos. Luce, Luna, brillante: a ti, muy quedo, entonaré mis encantamientos, diosa, y a Hécate infernal, que hasta a los perros estremece cuando pasa entre los túmulos de los muertos y la obscura sangre. Salve, Hécate horrenda, asísteme hasta el fin en la preparación de estos bebedizos para que tengan la virtud de los de Circe, Medea y la rubia Perimede.

En su famosa epopeya La Eneida (s. I a. C.), Virgilio presenta a Circe ejecutando una ceremonia mágica.

Y la sacerdotisa suelta la cabellera, con voz de trueno va invocando los nombres de los trescientos dioses y llama al Érebo y al Caos y a Hécate la trimorfe y a Diana la doncella de tres rostros.

En un grupo de textos del siglo IV, papiros de origen griego relacionados con artes ocultas conocido como Supplementum Graecorum 574, se describe a Hécate como una mujer de:

“Tres caras y seis manos, que sostiene antorchas en éstas, y que en el lado derecho de su rostro tiene cabeza de vaca, en el lado izquierdo, de perro y en el centro, de muchacha; lleva calzadas sandalias”

Allí también se mencionan los tipos de ritos que se pueden hacer en su honor, dependiendo de si se busca el bien o el mal:

Para los ritos benéficos quema resina, mirra, salvia, incienso, un hueso de fruta; para los ritos maléficos, la entidad de un perro y de una cabra de piel moteada e, igualmente, la de una doncella muerta prematuramente.

Visión contemporánea y relación con la Wicca

Hécate Tarot

La wicca es un culto religioso que surgió a mediados del siglo XX en Inglaterra con la promoción de Gerald Brosseau Gardner. Se trata de una aproximación a la brujería moderna y toma elementos de las religiones paganas precristianas. Por ello, es de carácter politeísta e iniciático.

Así, se basa en un sistema de creencias y rituales que adoran una energía universal que se encuentra presente en la naturaleza. En los años 60 la corriente llegó a Estados Unidos en donde tomó un carácter más feminista enfocado en la espiritualidad de la diosa.

Debido a su relación con la luna y su capacidad de mediadora entre mundos, Hécate se convirtió en una de las divinidades principales.

Bibliografía:

  • Agudo Villanueva, Mario. (2016). "Hécate: entre la vida y la muerte. Hacia una lectura global de la evolución de sus atributos". Meditarráneo Antiguo Magazine.
  • Graves, Robert. (2016) Los mitos griegos. Ariel.
  • Molina Martín, Celia. (2015). Hécate: paradigma de la relación entre la mujer, la luna y la magia. Universidad Complutense de Madrid.
  • Ribot Reyes, Victoria, Sergio Rabell Piera y Victoria Gómez Sánchez (2020). "La wicca como fenómeno cultural entre los jóvenes cubanos". Revista Humanidades Médicas, vol. 20, N° 3.

Ver también:

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.