La magia de Waterhouse: 5 obras icónicas del pintor victoriano

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 8 min.

John William Waterhouse (1849-1917) fue un pintor inglés asociado al movimiento prerrafaelita, aunque su estilo también incorpora elementos del academicismo y el simbolismo.

Su obra se caracteriza por la representación de escenas inspiradas en la mitología, la literatura y el folclore medieval con un enfoque en figuras femeninas etéreas y ambientes románticos.

A continuación se pueden encontrar algunos de sus cuadros más famosos.

1. Eco y Narciso (1903)

Eco y Narciso Waterhouse
Galería de Arte Walker, Liverpool, Reino Unido

Aquí se representa el mito de Eco y Narciso. Eco era una ninfa que fue castigada por la diosa Hera debido a que hablaba demasiado. Por ello, tenía que repetir las palabras de otros. Desolada, vagó por los bosques hasta que se encontró con Narciso de quien se enamoró profundamente.

Sin embargo, fue rechazada. Esto la condujo a encerrarse en una cueva donde sólo quedó su voz. Por su parte, Narciso murió contemplando su propio reflejo, consumido por la vanidad.

El cuadro se desarrolla en un entorno natural, con un río tranquilo y un bosque frondoso, elementos que refuerzan la atmósfera idílica y romántica.

Narciso se muestra inclinado sobre el agua, fascinado con su propia imagen en el estanque. Su postura transmite una obsesión autodestructiva, ya que está completamente absorto en sí mismo, sin percatarse de la presencia de la joven.

Eco, sentada a la izquierda, lo observa con tristeza y resignación. Su postura, ligeramente encorvada y su mirada desviada hacia un lado, reflejan su melancolía y amor no correspondido.

Por su parte, el cuerpo semidesnudo, envuelto en un velo translúcido, simboliza su progresiva desaparición hasta quedar reducida a ser sólo una voz.

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2. Recoge rosas mientras puedas (1909)

Recoge rosas mientras puedas
Galería Odon Wagner, Toronto, Canadá

El título del cuadro hace referencia al poema "To the virgins, to make much of time" (1648) de Robert Herrick, que insta a aprovechar la juventud antes de que pase el tiempo.

De este modo, el tema central es el lema Carpe diem (aprovecha el día). Esta era una idea recurrente en el arte y la literatura del periodo que enfatiza la fugacidad de la juventud y la importancia de disfrutar el momento presente.

La pintura muestra a dos jóvenes inclinadas mientras recogen flores en un prado. En el fondo, se observa un paisaje boscoso con un arroyo y otra figura femenina, creando una atmósfera idílica y nostálgica.

Así, las túnicas y la postura grácil evocan la estética clásica, reforzando la sensación de atemporalidad y conexión con la naturaleza. Los colores son suaves y armoniosos, predominando los tonos verdes y pasteles, lo que refuerza el aire de ensueño y delicadeza.

Por su parte, las rosas simbolizan la belleza efímera, la feminidad y la fragilidad del tiempo. El acto de recogerlas sugiere la necesidad de capturar la esencia de la juventud antes de que desaparezca.

Waterhouse sigue la tradición prerrafaelita con su detallismo, la representación idealizada de la mujer y el uso de la naturaleza como símbolo poético. Sin embargo, su pincelada es más suelta que la de los prerrafaelitas originales, acercándose a la técnica impresionista en ciertos detalles del paisaje y las telas.

3. El alma de la rosa (1908)

El alma de la rosa
Colección privada

Esta pintura se inspira en el poema "Maud" del escritor inglés Alfred Tennyson (1809 - 1892), donde la rosa simboliza el amor, la memoria y la fugacidad de la vida.

La escena muestra a una mujer de perfil, acercando su rostro a una rosa enredada en un muro cubierto de flores. Su expresión es serena y absorta, como si estuviera inhalando el aroma o sumida en un recuerdo.

El fondo es borroso, lo que centra la atención en la dama y las flores, creando un ambiente intimista y etéreo. La luz suave resalta la textura de su piel y la delicadeza de los pétalos, estableciendo un paralelismo entre la feminidad y la naturaleza.

Waterhouse, aunque posterior a la Hermandad Prerrafaelita, adoptó muchos de sus ideales. Pintores como Dante Gabriel Rossetti y John Everett Millais, solían representar mujeres de cabello largo y pelirrojo, viéndolas como figuras místicas, sensuales y enigmáticas. En sus cuadros, el cabello rojizo simbolizaba una belleza exótica y etérea, diferente del ideal clásico de la época victoriana.

Muchas figuras mitológicas y literarias vinculadas con la magia o la seducción son pelirrojas. Por ello, se veía como un rasgo distintivo de personas fuertes, apasionadas y hasta rebeldes, en contraposición con la imagen de la mujer sumisa y pura.

En la Europa victoriana, a veces eran vistas como diferentes o incluso "peligrosas", lo que las hacía aún más fascinantes para artistas y poetas.

4. Cleopatra (1888)

Cleopatra
Colección privada

Esta obra representa a Cleopatra VII, la última reina del Egipto ptolemaico, una figura histórica que ha sido mitificada como símbolo de belleza, inteligencia y poder.

Se la muestra sentada en su trono, vestida con una túnica blanca con detalles dorados. Su postura es relajada, pero imponente. Asimismo, su mirada transmite una intensidad que sugiere reflexión o desafío, dando profundidad psicológica al personaje.

El fondo y los detalles incluyen motivos egipcios, como el disco solar con alas y una cabeza de león tallada en el reposabrazos. Los cojines lujosos y la piel de leopardo sugieren opulencia.

A diferencia de otras representaciones idealizadas de Cleopatra, Waterhouse enfatiza su fuerza y carácter en lugar de su belleza. Su expresión y postura sugieren una mujer estratégica y consciente de su autoridad, desafiando la visión romántica como simple seductora.

A finales del siglo XIX, el interés por el antiguo Egipto estaba en auge debido a descubrimientos arqueológicos. El artista captura esta fascinación con detalles decorativos y simbología egipcia.

Aunque Waterhouse se inspiró en los prerrafaelitas, aquí muestra un realismo más académico, con un manejo magistral de la luz y las texturas. Los pliegues de la tela, el brillo del oro y la piel del leopardo están trabajados con gran precisión.

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5. Circe ofreciendo la copa a Odiseo (1891)

Circe Waterhouse
Galería Oldham, Manchester, Reino Unido

El cuadro se inspira en la La Odisea de Homero. Circe es una hechicera que transforma a los hombres en animales tras darles una bebida encantada. Cuando Odiseo llega a su isla, ella intenta hechizarlo, pero él resiste gracias a la ayuda de Hermes.

La protagonista está sentada en un trono adornado con cabezas de felinos y serpientes, sugiriendo su naturaleza mágica y peligrosa. Lleva un vestido semitransparente en tonos azulados y su cabello suelto le da un aire salvaje y seductor.

En su mano izquierda sostiene una varita mágica, mientras que con la derecha ofrece una copa con el brebaje encantado. Su mirada es desafiante, con los labios entreabiertos, como si estuviera conjurando un hechizo.

Detrás de ella, un gran espejo refleja la figura de Odiseo, quien aparece con el rostro tenso, listo para enfrentarla. A sus pies, hay flores esparcidas y un cerdo, aludiendo a los hombres transformados en bestias.

De esta manera, Circe es representada como una mujer que domina su entorno, simbolizando la fascinación y el peligro de lo desconocido.

Así, no es simplemente una villana, sino una figura ambigua: hermosa y temible, víctima y verdugo. Waterhouse logra capturar esa dualidad, haciendo que el espectador se sienta tan atrapado como los propios personajes del libro.

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Sobre John William Waterhouse

John William Waterhouse fue un pintor inglés nacido en Roma en 1849, en el seno de una familia de artistas británicos. Se formó en la Real Academia de Arte en Londres.

Aunque comenzó con un estilo clásico influenciado por los pintores académicos victorianos, con el tiempo adoptó la estética prerrafaelita, a pesar de pertenecer a una generación posterior a la Hermandad Prerrafaelita original.

A lo largo de su carrera, se inspiró en temas mitológicos, históricos y literarios, especialmente en la literatura medieval y en obras de Shakespeare, Tennyson y la mitología griega.

Falleció en 1917, dejando un legado de arte evocador y poético.

Estilo

El estilo de Waterhouse combina realismo académico, detallismo prerrafaelita y simbolismo romántico. Sus características más destacadas incluyen:

  • Figuras femeninas etéreas y misteriosas: Sus protagonistas suelen ser mujeres fuertes, enigmáticas o trágicas, como ninfas, hechiceras y heroínas literarias.
  • Uso del color y la luz: Emplea una paleta de colores suaves y una iluminación delicada que resalta la atmósfera onírica.
  • Influencias clásicas y medievales: Integra elementos de la mitología griega, la literatura medieval y el folclore en sus composiciones.
  • Detalles naturalistas: Sus paisajes, telas y elementos decorativos están representados con gran precisión, siguiendo la influencia prerrafaelita.

De este modo, su obra es un puente entre el academicismo victoriano y el idealismo prerrafaelita, logrando un estilo único que sigue fascinando por su belleza, lirismo y misticismo.

Bibliografía:

  • Bolaños, María. (2007). Interpretar el arte a través de las obras maestras y los artistas más universales. Contrapunto.
  • Birchall, Heather. (2010). Prerrafaelitas. Taschen.
  • Gombrich. E. H. (2024). La historia del Arte. Phaidon.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.