Los 5 poemas más famosos de José Martí

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 9 min.

José Martí (Cuba, 1853 - 1895) fue un destacado escritor. No sólo publicó ensayos y textos políticos, sino que también fue un distinguido poeta.

Su obra se instaura como una antecesora del Modernismo, ya que presenta ciertas características del movimiento, como la preocupación por la forma.

1. Cultivo una rosa blanca

Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo;
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.

Este es uno de los poemas más famosos del autor y fue publicado en su libro Versos sencillos (1891).

Aquí el hablante lírico plantea que las relaciones deben estar basadas en la sinceridad. Por ello, aboga por la defensa de valores como el amor, la bondad y la reconciliación.

De este modo, la rosa blanca representa la pureza. Es el símbolo de lo mejor del ser humano, aquello que se debe ofrecer como un acto de altruismo.

Por su parte, el cardo y la ortiga son plantas espinosas que aluden a la hostilidad, el rencor y el odio. El hablante rechaza cultivar estos sentimientos, reafirmando su decisión de actuar con nobleza en lugar de responder con resentimiento.

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2. Rosario

En ti pensaba yo, y en tus cabellos
que el mundo de la sombra envidiaría,
y puse un punto de mi vida en ellos
y quise yo soñar que tú eras mía.

Ando yo por la tierra con los ojos
alzados -¡oh, mi afán!- a tanta altura
que en ira altiva o míseros sonrojos
encendiólos la humana criatura.

Vivir: -Saber morir; así me aqueja
este infausto buscar, este bien fiero,
y todo el Ser en mi alma se refleja,
y buscando sin fe, de fe me muero.

Este poema aborda el anhelo amoroso, el ideal inalcanzable y las tensiones existenciales del ser humano. El hablante lírico expresa una mezcla de amor, desilusión y búsqueda espiritual.

De esta manera, deja entrever la imposibilidad de alcanzar lo deseado, ya sea en el plano amoroso o en el sentido trascendental de la vida.

El texto está determinado por lo imposible, que se representa no sólo a través de una persona específica (Rosario), sino también por la búsqueda de la perfección o del ideal. Esta imposibilidad provoca sufrimiento y melancolía.

El verso "Vivir: -Saber morir" condensa una visión existencialista, pues vivir implica comprender y aceptar la inevitabilidad de la muerte. Así, la frase "buscando sin fe, de fe me muero" resulta clave. El yo poético parece atrapado entre el escepticismo y la necesidad de creer en algo más grande.

3. Dos patrias

Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
¿O son una las dos? No bien retira
su majestad el sol, con largos velos
y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
que en la mano le tiembla! Está vacío
mi pecho, destrozado está y vacío
en donde estaba el corazón. Ya es hora
de empezar a morir. La noche es buena
para decir adiós. La luz estorba
y la palabra humana. El universo
habla mejor que el hombre.
Cual bandera
que invita a batallar, la llama roja
de la vela flamea. Las ventanas
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
las hojas del clavel, como una nube
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa...

Martí fue una figura clave en el proceso independentista en América Latina, al buscar la emancipación de su país. Debido a su actividad política, tuvo que vivir bastante tiempo en el exilio en lugares como España, México y Guatemala.

El autor presenta a una nación herida, al tiempo que medita sobre la necesidad del sacrificio personal en la lucha por su liberación. El poema es tanto un lamento como una declaración de principios, en la que el amor por la patria y el deseo de libertad trascienden la vida misma.

Así, el hablante lírico se identifica con una Cuba viuda, triste y desolada, que personifica el sufrimiento de su tierra bajo la opresión colonial. La noche, por su parte, simboliza el duelo y, a la vez, es el momento propicio para consagrarse a su misión.

El clavel sangriento es un símbolo de la sangre derramada por la lucha independentista. Al temblar en la mano, parece anticipar más pérdidas y desgracias. De este modo, la muerte se comprende como un sacrificio necesario, pues el hablante está dispuesto a entregar su vida por la causa.

Este heroísmo tiene un aire de trascendencia. La muerte no es el fin, sino una transición hacia algo más grande: la libertad y la esperanza de un futuro mejor para Cuba.

4. Versos sencillos I

Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.

He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.

Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.

Temblé una vez –en la reja,
A la entrada de la viña,–
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: –cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcaide llorando.

Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, –es
Que mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.

Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.

Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.

Yo he puesto la mano osada,
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.

Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.

Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.

Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto.
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.

En 1891 el autor publicó Versos sencillos, libroqueencapsula la esencia del pensamiento martiano al definir su compromiso con la autenticidad y la justicia.

En estos versos, el hablante se presenta como un hombre sincero, conectado con la naturaleza, la belleza, el dolor y los valores esenciales de la vida. También expresa su compromiso ético con su pueblo y el rechazo hacia la superficialidad.

Además, se encuentra presente la idea de la universalidad del ser. Los versos "Yo vengo de todas partes, / Y hacia todas partes voy" muestran al hablante como un ciudadano del mundo, alguien que ha conocido diversas realidades. Así, su identidad no se limita a un sólo lugar, sino que abarca una comprensión más amplia del ser humano.

5. La niña de Guatemala

Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...

Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.

Este es uno de los textos más populares de Martí y está relacionado con una experiencia personal. Durante su estadía en Guatemala, el autor conoció a una joven llamada María García Granados y Saborío con quien entabló amistad.

La chica se enamoró profundamente, pero Martí ya estaba comprometido con otra y no pudo corresponderle. Meses más tarde, cuando regresó con su esposa, la muchacha enfermó tras nadar en un río y murió de una enfermedad respiratoria.

El autor le dedicó este poema y los publicó en Versos libres (1891), lo que hizo que esta historia de amor truncado permeara el imaginario colectivo.

Revisa La niña de Guatemala de José Martí: descubre la historia de amor detrás del poema

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.