La Dama de Elche

Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Especialista en artes, literatura e historia cultural
Tiempo de lectura: 14 min.

La Dama de Elche es una escultura íbera que data de los siglos V y IV a.C. Fue hallada "por casualidad" en el yacimiento de La Alcudia, en la región de Elche, Alicante (España), a finales del siglo XIX.

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Dama de Elche. c. V-IV a.C. Busto en piedra caliza. Alto: 56 cm. Ancho: 45 cm. Profundidad: 37 cm. Museo Arqueológico Nacional, España.

De acuerdo con Ricardo Olmos, en el folleto La Dama de Elche: figura y símbolo, editado por la Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica La Alcudia de Elche en 2006, el descubrimiento de la pieza "Confirmó, por ejemplo, la existencia de una cultura ibérica".

Aquella "casualidad", junto a la hermosura y singularidad de la pieza escultórica que demostraría una cultura firme y autónoma, haría de ella un símbolo para los ilicitanos y españoles en general y, en cierta manera, un símbolo de belleza y elegancia femenina. Conozcamos sus más importantes características estéticas así como la interesantísima historia de su hallazgo.

Características de la Dama de Elche

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Ilustraciones de Francisco Vives.

La Dama de Elche es un busto esculpido en piedra caliza porosa. Tiene una altura de 56 cm, un ancho de 45 cm y una profundidad de 37 cm. Su peso alcanza los 65,08 kg. Originalmente, la escultura estaba policromada, lo que se evidencia en algunas marcas de color rojo, blanco y azul que perduraron en el tiempo.

Desde el punto de vista iconográfico, la escultura representa a una mujer ricamente ataviada. La Dama viste tres prendas: una túnica, un vestido (o toga) y, sobre este, un manto abierto en solapas.

Por un lado, destaca la serenidad e idealización del rostro. Sus rasgos son finos: la nariz estilizada, labios delgados, barbilla redondeada, cejas altas y ojos rasgados, los cuales han debido llevar incrustaciones o vaciados coloridos.

Por otro lado, la serenidad y mesura expresiva del rostro contrasta con el detallismo y la exuberancia de los adornos que porta la mujer, los cuales son, sin duda, el centro de atención.

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Ilustraciones de Francisco Vives.

Dos grandes rodetes enmarcan su rostro. Estos tienen motivos decorativos en forma de flor de loto y perlas. Al respecto, Ramos Fernández, en el folleto La Dama de Elche: figura y símbolo, comenta que:

Son estuches del pelo trenzado que obligan a que su rostro se muestre frontal y de ese modo a que siempre se enfrente a quienes lo contemplan, con una frontalidad que pudo ser indicio de una iconografía simbólica.

Entre los rodetes y el rostro, cuelgan unas ínfulas rematadas con anforillas. La Dama es coronada con una cofia con cuentas y un velo que une, de algún modo, ambos rodetes en un solo conjunto.

El vestido o la toga de la Dama se ajusta al cuello por medio de una fíbula o broche. Sobre el vestido lleva también tres collares con colgantes: dos de ellos con anforillas y uno con una suerte de lengüetas, probablemente portaamuletos.

Pero un dato salta a la vista: en la espalda de la Dama, hay una cavidad de 16 cm de profundidad y 18 de diámetro. ¿Para qué estaría allí? ¿Cuál es su función? ¿Cuál es su significado?

Significado y función de la Dama de Elche

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Dama de Elche. Izquierda: vista frontal. Derecha: vista posterior.

La escultura que nos ocupa, sea desde el punto de vista estético, simbólico o funcional, responde a un contexto espacio-temporal específico. Se enmarca en la época del ibérico pleno, que abarca el período que va del siglo V al siglo IV a.C. Se puede saber, a grandes rasgos, que esta cultura recibe la influencia fenicia y griega, propias de la zona mediterránea.

La Dama de Elche fue hallada en condiciones únicas respecto de otras esculturas del mismo yacimiento. Se encontraba dentro de una hornacina, una especie de nicho. Esto quiere decir que la escultura fue escondida deliberadamente, quizá con el propósito de protegerla de algún peligro.

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Por lo tanto, la Dama de Elche, como otras esculturas adyacentes, estaba fuera de contexto al momento de su hallazgo (un ejemplo de contexto podría ser que estuviera en un templo), lo que dificulta llegar a una conclusión definitiva sobre su significado y función.

La lujosa ornamentación de la mujer retratada hizo pensar a los ilicitanos, en un primer momento, que podía tratarse de una reina. Pronto algunos profesionales desterraron esta idea y sugirieron la hipótesis de que la Dama estaba originalmente emplazada en un heroon, una especie de santuario dedicado al culto de una deidad o a las glorias de un héroe. Podría tratarse, por lo tanto, de una deidad.

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Ejemplo de heroon en Sagalassos, Turquía.

Otros investigadores piensan que la función de la Dama de Elche sería funeraria, en virtud de la cavidad que posee en su parte posterior. Por su parte, Ramos Fernández piensa que, dadas sus dimensiones, esta cavidad tendría que ser apenas “depósito de alguna ofrenda o contenedor de algún objeto talismánico”.

En un artículo titulado "La Dama de Elche y las otras damas ibéricas", disponible en el folleto ya citado, la investigadora Carmen Aranegui Gascó se detiene a analizar a la Dama en su condición de "dama". En efecto, la Dama de Elche no es la única representación femenina en el contexto íbero al que pertenece (ver ilustración anterior, ejemplo de Dama de Guardamar).

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Dama de Guardamar. Escultura en piedra caliza. c. VI-III a.C. Hallada en el yacimiento arqueológico de Cabezo Lucero, Guardamar del Segura, Alicante, España.

Determinadas tumbas de Andalucía y del SE peninsular alojan damas donde las generaciones anteriores habían exhibido toros, leones, guerreros o jinetes, indicando una renovación del imaginario difundida por distintas regiones que compartirán también el tipo de la dama oferente en los santuarios que cobran fuerza en el Ibérico Pleno (siglos IV-III a.C.). La representación de una mujer ataviada según la tradición y enjoyada suntuariamente propicia la cohesión del grupo dominante que se reconoce ahora en el linaje familiar, de manera similar a lo advertido tanto en Grecia como en diversas culturas itálicas.

Al relacionar la escultura con otras representaciones femeninas semejantes, la investigadora construye la hipótesis de un posible contexto que valoriza lo femenino, al tiempo que verifica un cambio en la mentalidad de la cultura íbera. Sin embargo, queda sin responder si esta mujer era una alegoría a la feminidad, o una diosa, una sacerdotisa, una reina o una orante.

Vea también Análisis de la escultura Victoria de Samotracia.

Reconstrucciones hipotéticas

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Algunas reconstrucciones hipotéticas de la Dama de Elche. Izquierda: Reconstrucción escultórica en posición oferente (de pie). Centro arriba y abajo: reconstrucción a color (ilustrado por Francisco Vives). Derecha: reconstrucción a color en posición sedente (ilustrado por Francisco Vives).

Las diversas interpretaciones sobre la función y simbología de la Dama de Elche han dado pie a más de un ejercicio de reconstrucción. Algunos investigadores piensan que la Dama podría haber sido parte de una escultura de cuerpo entero. Sin embargo, Rafael Ramos Fernández sostiene que:

...las huellas de la alcotana que conserva en su base indican un sentido único del cortado y no es posible cortar una pieza de bulto redondo aplicando la herramienta en una sola dirección puesto que dicho corte debería ser periférico y radial, de exterior a interior, hecho que no se observa en esta obra y que evidencia que el escultor no trabajó la zona basal del busto, no trabajó la zona de apoyo del bloque pétreo que le sirvió para su realización.

Es así que Ramos Rodríguez justifica la idea de que la Dama de Elche fue concebida tal y como la encontramos: como un busto femenino.

En cualquier caso, de lo que sí tenemos seguridad, es de que la pieza estaba policromada, tal como era la usanza en aquellos años.

Hallazgo y recorrido de la Dama de Elche

La historia del hallazgo de la Dama de Elche se ha convertido en parte del atractivo de la pieza, junto a su valor histórico y cultural. Por eso, traemos aquí los eventos más emblemáticos de su descubrimiento y del proceso que la trajo de vuelta a España.

El hallazgo inesperado de una "reina mora"

La Dama de Elche fue encontrada por un joven llamado Manuel Campello Esclapez el 04 de agosto de 1897. El joven tendría entonces unos 18 años según su partida de nacimiento, sin embargo, él siempre insistió en que tenía 14 años al momento de descubrir la escultura.

Lo cierto es que el joven Manuel dio con la pieza casualmente cuando, tras llevar agua a los obreros de la finca La Alcudia, propiedad de Manuel Campello Antón, tomó el pico y comenzó a golpear la tierra para entretenerse.

Al sentir una superficie rígida, Campello Esclapez siguió escarbando, y dio con la Dama de Elche, que se encontraba protegida dentro de una hornacina. Aunque el joven no causó estragos, los picotazos dejaron unas ligeras marcas en la escultura.

La noticia se esparció rápidamente. El pueblo la bautizó como la “reina mora” y muchos hacían todo lo posible por verla. La Dama de Elche emergió de la tierra para convertirse en un símbolo de aquella región.

Vendida al Museo de Louvre

En el texto La Dama de Elche en el año 2000. Análisis, tecnológico y artístico, Francisco Vives aclara que el dueño de la finca, Don Manuel Campello Antón, pronto se reunió con Don Pedro Ibarra que, maravillado, dio a conocer el valioso hallazgo por medio de cartas dentro y fuera del país. La escultura fue ofrecida al Museo Arqueológico Nacional en España.

Mientras Campello Antón aguardaba respuesta del museo, la ciudad recibió la visita del señor Pierre Paris por invitación de Don Pedro Ibarra Ruíz. La intención era asistir al famoso drama sacro-lírico Misterio de Elche, pero la ocasión le permitió conocer otro “misterio”: la magnífica Dama de Elche. Más pronto que tarde, Campello Antón recibió una oferta del señor Pierre Paris, quien había recomendado al Museo de Louvre su adquisición.

Entre tanto, la respuesta del Museo Arqueológico Nacional no pudo ser más decepcionante. El museo español no estaba interesado en la pieza. Contrariado por esto y otros compromisos incumplidos, Campello Antón vendió la obra a Pierre Paris por 4000 francos. La venta no solo fue impopular, sino que los ilicitanos responsabilizaron injustamente a Don Pedro Ibarra Ruíz por haber expuesto la obra al hispanista francés.

Conforme a lo planeado, Paris entregó la obra al Louvre en el mismo año de 1897. La hasta entonces “reina mora” tendría nueva “residencia”. En el Museo de Louvre, por iniciativa de S. Reinach, la obra recibió el nombre de la Dama de Elche. El nombre de “dama” era un gesto de erudición que, según Carmen Aranegui Gascó, funcionaba como una alternativa laica ante los nombres clásicos de venus, korai, diosas o reinas.

En 1939, la Segunda Guerra Mundial obligó a movilizar parte de la colección del museo para protegerla. La Dama de Elche fue a parar al castillo de Montauban en los alrededores de Tolouse. Hubo que esperar hasta 1941 para que se diera la oportunidad de regresarla “a casa”.

De regreso a España

La preocupación por una posible alianza entre España y las Potencias del Eje (Italia y Alemania), hizo que el gobierno francés consintiera devolver algunas piezas españolas compradas o saqueadas. Por su parte, Francisco Franco deseaba garantizar que, ante una posible derrota de Francia, las piezas no fueran consideradas botín de guerra por sus enemigos.

Fue así que el general Philippe Pétain y Franco acordaron un intercambio que saldara cualquier duda futura sobre el derecho de posesión de las piezas. Según Francisco Vives, España entregaría otras obras a cambio y renovaría a los franceses la concesión sobre la Academia de Francia ubicada en Madrid, llamada de ordinario la Casa de Velázquez.

La Dama de Elche regresó en tren aquel año, 1941, acompañada por la Inmaculada concepción de Murillo y otras nueve toneladas de piezas. Fue un gesto de Francia por garantizar, al menos, la neutralidad de España en la Segunda Guerra Mundial. Tras una breve escala en Barcelona, el primer destino de la escultura fue el Museo del Prado. Por mucho tiempo, el regreso de la Dama de Elche fue leído como un triunfo del franquismo.

El reencuentro del "descubridor" con la Dama

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Manuel Campello Escaplez en su primer reencuentro con la Dama de Elche en el Museo del Prado, 1959.

En el año 1959, Manuel Campello Esclapez volvería a ver a la hermosa dama que lo convirtió en una leyenda, a la que no había visto desde el feliz descubrimiento. El momento tuvo lugar en el Museo del Prado en Madrid.

Pocos años más tarde, el museo aceptó llevar a la Dama de visita a Elche. Allí, el 24 de octubre de 1965, Manuel Campello, ya octogenario, vería por última vez la escultura. Este sería el momento en que, finalmente, se le reconocería su hallazgo y se le otorgaría la orden de Caballero de la Real Orden de Alfonso X el Sabio. Dos meses después, falleció.

La casa definitiva de la Dama de Elche

La Dama de Elche permaneció en el Museo del Prado hasta el año 1971, cuando fue trasladada al Museo de Arqueología Nacional, el mismo museo que un día desperdició la oportunidad de acoger este tesoro de la cultura íbera.

En 2006, el Museo consintió en que la pieza fuera exhibida temporalmente en su ciudad de origen, Elche.

FUENTES CONSULTADAS

ARANEGUI GASCÓ, Carmen: “La Dama de Elche y las otras damas ibéricas” en La Dama de Elche: figura y símbolo (folleto). Elche: Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica La Alcudia de Elche. 2006.
ELMUNDO.ES. "La Dama de Elche vuelve a la ciudad en la que fue hallada para una exposición temporal" en El Mundo, 17 de mayo de 2006.
OLMOS, Ricardo: “Y la Dama compuso su semblante” en La Dama de Elche: figura y símbolo (folleto). Elche: Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica La Alcudia de Elche. 2006.
RAMOS FERNÁNDEZ, Rafael: “La Dama de Elche, su historia y su repercusión en los medios de comunicación” en La Dama de Elche: figura y símbolo (folleto). Elche: Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica La Alcudia de Elche. 2006. .
REDACCIÓN FNFF: "Franco trajo a España la Dama de Elche" en Fundación Nacional Francisco Franco (página oficial). 08 de febrero de 2019.
SIN AUTOR. "Cuando España engañó a Francia: el regreso de la Dama de Elche" en La Gaceta, 19 Febrero, 2016.
VIVES, Francisco. La dama de Elche en el año 2000. Análisis tecnológico y artístico. Valencia: Tilde. 2000.
VV.AA. La Dama de Elche: figura y símbolo (folleto). Elche: Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica La Alcudia de Elche. 2006.

Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Profesora universitaria, cantante, licenciada en Artes (mención Promoción Cultural), con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa.