La Gran Muralla China: historia y cómo se construyó (resumen)
La Gran Muralla China es una fortificación construida entre los siglos V a.C. y XVII d.C. en el norte de China, a fin de contener las invasiones de tribus nómadas provenientes principalmente de Mongolia. Se trata de la mayor obra de ingeniería desarrollada en la historia.
La UNESCO nombró a la Gran Muralla como Patrimonio de la Humanidad en el año 1987. Treinta años más tarde, en 2007, la Muralla ganó el concurso público de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo. Sin embargo, en la actualidad solo permanece en pie cerca de un tercio de lo que alguna vez fue la Gran Muralla.
La Muralla China se ubica en el norte de China, limitando con el desierto de Gobi (Mongolia) y con Corea del Norte. Recorre las regiones de Jilin, Hunan, Shandong, Sichuan, Henan, Gansu, Shanxi, Shaanxi, Hebei, Quinhai, Hubei, Liaoning, Xinjiang, Mongolia Interior, Ningxia, Pekín y Tianjin.
Para construirla, se empleó mano de obra esclava. Su construcción causó tantas muertes que ganó la fama de ser el mayor cementerio del mundo. El rumor rezaba que los restos mortales de los esclavos habían sido usados como material constructivo, pero las investigaciones han desmentido este mito.
Otro mito sostiene que la Gran Muralla puede ser vista desde el espacio, pero tampoco es cierto. Entonces, ¿qué es lo que verdaderamente sabemos sobre este portento de la ingeniería? Para descubrirlo, conozcamos cuáles son las principales características de la Gran Muralla china, cuál fue su historia y cómo se construyó.
Historia de la Muralla China (con mapas)
Hacia el siglo VII a.C., China era un conjunto de pequeños estados guerreros y agrícolas. Todos luchaban entre sí para extender su dominio. Ensayan distintos recursos para defenderse, así que comenzaron por levantar algunos muros de protección.
Luego de cinco siglos, quedaron dos estados, uno de ellos liderado por Qin Shi Huang. Este guerrero venció sobre su enemigo y llevó a cabo la unificación de China en un solo imperio. Qin Shi Huang se convirtió así en el Primer Emperador y fundó la dinastía Qin.
La dinastía Qin (221-206 a.C. )
Muy pronto Qin Shi Huang tuvo que luchar contra un enemigo incansable y feroz: la tribu nómada de los Xiongnu, proveniente de Mongolia. Los Xiongnu atacaban constantemente a China en busca de toda clase de productos. Pero no se detenían allí: también se robaban a su población.
A fin de obtener alguna ventaja, el Primer Emperador decidió edificar un sistema defensivo para economizar fuerzas en el combate: una gran muralla de unos cinco mil kilómetros en la frontera norte. También ordenó aprovechar algunas murallas preexistentes.
La gran obra fue concluida en diez años con mano de obra esclava y, durante su ejecución, hubo no menos de un millón de muertos. Junto a esto, el costo económico de la muralla obligó a subir los tributos. Cansado del derramamiento de sangre, el pueblo se levantó en el año 209 a.C. y se desató una guerra civil, tras lo cual la muralla quedó abandonada.
La dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.)
Después de la guerra civil, en el año 206 a.C. subió al trono la dinastía Han, la cual también tuvo que lidiar con el enemigo del norte. Intentaron contener su ambición facilitando el comercio y aumentando los regalos (básicamente sobornos), pero la paz entre chinos y mongoles era intermitente.
Así las cosas, los Han restauraron la muralla, y crearon un nuevo tramo de unos quinientos metros en el desierto de Gobi. Su propósito era proteger las rutas comerciales con Occidente, de tal modo que en torno a las puertas de la muralla, única entrada al Imperio, se crearon auténticos mercados.
Período de baja actividad
Caída la dinastía Han en el año 220 d.C., las dinastías que siguieron no hicieron grandes modificaciones en la muralla, es decir, no hubo cambios significativos. Apenas se restauraron algunos de los segmentos más deteriorados.
Las construcciones nuevas fueron pocas, y solo se llevaron a cabo entre el siglo V y el siglo VII de nuestra era, y más tarde, entre el siglo XI y el XIII, hasta que la dinastía Yuan llegó al poder en el año 1271.
La dinastía Ming (1368-1644)
En el siglo XIII, los mongoles invadieron China bajo el liderazgo de Gengis Kan y, a la muerte de este, su nieto, Kublai Kan, logró hacerse del poder y fundar la dinastía Yuan que gobernó entre 1279 y 1368.
No bastaba con reconstruir los tramos deteriorados de las murallas anteriores, tal como hicieron. Con el tiempo, surgió también la necesidad de cerrar totalmente la frontera norte del Imperio. Entonces, el general del ejército Qi Jiguang (1528-1588) llevó adelante la muralla de la dinastía Ming, que alcanzó características nunca antes vistas.
Se proyectó la construcción de más de siete mil kilómetros nuevos, lo que hace del la muralla Ming la parte más larga de toda la fortificación. Junto a ello, la muralla de los Ming fue mucho más sofisticada que todas las anteriores. Perfeccionaron la técnica constructiva, ampliaron sus funciones e integraron verdaderas joyas artísticas en las secciones más importantes, las cuales daban fe de la riqueza y el poder del Imperio.
Cómo se construyó la Gran Muralla China
Las técnicas de construcción de la Muralla China fueron variando a lo largo de las dinastías. Para todas ellas, tuvo que usarse mano de obra esclava, lo que no era precisamente muy popular entre la gente común.
En todas las etapas históricas de la muralla, se usó como base principal la técnica creada por la dinastía Qin: la tierra apisonada, solo que a medida que pasaban los siglos, fueron introduciendo más recursos constructivos. Veamos cómo se dio este proceso.
Primera etapa
La mayor parte de la muralla de la dinastía Qin fue elaborada con la técnica de tierra compactada o apisonada por capas. Estas capas las armaban usando un encofrado de madera que se rellenaba con tierra, y se le añadía agua para compactarla.
En consecuencia, los obreros debían tener el cuidado de quitar de la tierra cualquier semilla o brote que pudiera crecer entre la tierra húmeda y dañar la estructura por dentro. Una vez completada una capa, se retiraba el encofrado, se subía el nivel y se repetía el proceso para añadir otra capa.
Esta técnica constructiva revela que la muralla no podía ser usada para repeler los ataques, sino para retrasarlos y cansar a los mongoles. De esta manera, se reduciría también la cantidad de energía humana necesaria y habría menos bajas.
Segunda etapa
La técnica constructiva se fue perfeccionando con el paso de los años. En la dinastía Han comenzó a usarse grava arenosa, ramas de sauce rojo y agua.
Seguían el mismo principio básico: un enconfrado de madera permitía verter grava en él y regarlo con agua para lograr un efecto macizo. Una vez que la grava se compactaba, se ponía una capa de ramas de sauce seco, lo que facilitaba la adherencia por capas y hacía al muro más resistente.
Tercera y última etapa
La muralla de la dinastía Ming se caracterizó por el perfeccionamiento técnico, gracias al desarrollo de las tecnologías de construcción en la Edad Media.
Ya no se limitaba a tierra o grava apisonada. Ahora, la tierra o la grava eran protegidas por un sistema de paramentos de roca o ladrillo (caras o superficies exteriores). Las piezas de los paramentos se fijaban usando un tipo de mortero casi indestructible, hecho con harina de arroz, cal y tierra.
La nueva técnica permitió mejorar la eficacia constructiva en las pendientes montañosas. Según los expertos, algunos tramos están construidos sobre pendientes de casi 45º de inclinación, y no por ello son menos estables.
Para hacerlo, escalonaron las pendientes, rellenaron los escalones con ladrillos paralelos al suelo, y estos los remataron con otra capa de ladrillos imitando la pendiente. El mortero sería la pieza clave. Veamos la imagen a continuación:
Las murallas de la época Ming no solo tenían puertas de acceso, fuertes y torres. También tenían un sistema de armas de fuego para repeler los ataques enemigos. Tras crear la pólvora, los Ming desarrollaron cañones, granadas y minas.
Esta sección de la Gran Muralla está dotada también de un sistema de drenaje de las aguas que evita su acumulación. Asimismo, la muralla Ming fue también objeto de una rica ornamentación en algunos tramos, que funcionaba como signos de riqueza y poder.
Características de la Gran Muralla China
Concebida como un complejo defensivo, la Gran Muralla atraviesa desiertos, acantilados, ríos y montañas de más de dos mil metros de altitud. Se divide en diversos tramos y aprovecha los accidentes topográficos como prolongación natural de sus muros. Observemos.
Longitud de la Muralla China
Según las fuentes oficiales, la Gran Muralla China llegó a sumar un recorrido de 21.196 km. Esta medida incluye el perímetro de todas las murallas que llegaron a existir y los trayectos conectados.
Sin embargo, el proyecto de la Gran Muralla en sí alcanzó 8.851,8 km de longitud, lo cual fue llevado a cabo por la dinastía Ming. Esta cifra incluye los tramos antiguos que se hicieron reconstruir y siete mil kilómetros nuevos.
Altura de la Muralla China
Si pensamos en los muros, la altura promedio de la Muralla China es de unos 7 metros. Mientras que sus torres pueden rondar los 12 metros. Estas medidas varían según la sección.
Elementos
La Muralla China es un sistema defensivo complejo, integrado por diferentes secciones y elementos arquitectónicos. Entre ellos:
- muros sólidos o con almenas y aspilleras,
- torres de vigilancia,
- cuarteles,
- puertas o pasos,
- escaleras.
Materiales de construcción
Los materiales de construcción de la Muralla China varían de acuerdo a la etapa. Al principio, solían usarse tierra o grava apisonada por capas. Más adelante, se incluyeron ramas, rocas, ladrillos y mortero hecho con harina de arroz.
Las rocas solían ser de origen local. Por ende, en algunas regiones se usó piedra caliza. En otras, se usó granito, y en otras, se usaron piedras con cierto contenido de metal que daban un aspecto brillante a la muralla.
Los ladrillos eran de fabricación propia. Los chinos tenían sus propios hornos para cocerlos, y con frecuencia sus artesanos grababan en ellos sus nombres.
Estructura de la Muralla China
La Gran Muralla China fue un sistema de defensa muy complejo, que articuló no solo una barrera defensiva, sino todo un despliegue de unidades militares para la vigilancia y el combate, así como sistemas de drenaje y puertas de acceso. Veamos en qué consistían y sus rasgos más importantes.
Fortines y torres de vigilancia
Las torres de vigilancia eran edificaciones alzadas verticalmente por encima de los muros, para divisar el ataque enemigo a tiempo. Se ha contabilizado la existencia de cerca de 24000 torres.
Estaban dotadas de un sistema de comunicación para alertar a las tropas. Este consistía en lo siguiente:
- Señales de humo y banderas para el día.
- Señales de luz para la noche.
Las torres podían tener hasta 15 metros y estaban dotadas de capacidad para albergar entre 30 y 50 soldados según las dimensiones del lugar, ya que estos debían pernoctar en ellas por turnos de cuatro meses.
Los cuarteles o fortines eran emplazamientos donde vivían y entrenaban los soldados. Los fortines podían estar totalmente integrados a las torres o podían ser estructuras adyacentes. En los cuarteles, los soldados tenían armamento, municiones y elementos de primera necesidad.
Puertas o pasos
La muralla china incluye puertas o pasos de acceso en puntos estratégicos, destinados en su tiempo a facilitar el comercio. Estas puertas —que en chino se llaman guan (关)—, creaban una vida comercial muy activa alrededor, ya que se daban cita exportadores e importadores de todas partes. Los pasos más importantes y visitados en la actualidad son: Juyongguan, Jiayuguan y Shanaiguan.
A continuación, presentamos una lista con algunos de los pasos que existen, organizados por antigüedad.
- Puerta de Jade (Yumenguan). Construida hacia el año 111 a.C., en tiempos de la dinastía Han. Esta posee 9,7 metros de alto; 24 metros de ancho y 26,4 metros de profundidad. Recibe ese nombre porque allí circulaban productos de jade. También fue uno de los puntos de la Ruta de la seda.
- Paso Yan (Yangguan o Puerta del Sol).Construido entre 156 y 87 a.C. Su propósito es proteger a la ciudad de Dunhuang así como proteger la ruta de la seda junto con el Paso de Yumen (Yumenguan o Puerta de Jade).
- Paso de Yanmen (Yamenguan). Ubicado en la provincia de Shanxi.
- Paso Juyong (Juyongguan o Paso del Norte). Construido en el gobierno de Zhu Yuanzhang (1368-1398). Se ubica al norte de Beijing. En realidad, está formado por dos pasos, llamados Paso Sur y Badaling. Es uno de los más importantes pasos junto con el Paso de Jiayu y el de Shanai.
- Paso de Jiayu (Jiayuguan o Excelente Paso del Valle). La puerta y todo el tramo de la muralla adyacente se construyeron entre 1372 y 1540. Se ubica en el extremo más occidental de la muralla, en la provincia de Gansu.
- Paso de Piantou (Piantouguan). Construido hacia 1380. Ubicado en Shanxi. Era un punto comercial.
- Paso Shanhai (Shanaiguan o Paso del Este). Construido hacia 1381. Ubicado en la provincia de Hebei, en el extremo más oriental de la muralla.
- Paso de Ningwu (Ningwuguan). Construido hacia 1450. Ubicado en la provincia de Shanxi.
- Paso Niangzi (Niangziguan).Construido en 1542. Protegía las ciudades de Shanxi y Hebei.
Muros
En las primeras dinastías, la función de los muros se limitaba a demorar los ataques de los invasores. Con el paso de los años, los muros se hicieron más complejos e incluyeron puntos de ataque con armas de fuego. Los muros llegaron a alturas cercanas a los 10 metros en algunos lugares.
Almenas y aspilleras
Las almenas son bloques de piedra que rematan una muralla y están separados por un espacio, en el cual se pueden ubicar los cañones para la defensa.
Por su parte, las aspilleras o ballesteras son vanos abiertos en el corazón de los muros y lo atraviesan totalmente. Con frecuencia se encuentran debajo de las almenas. Las aspilleras tiene por función permitir el uso de ballestas u otras armas de largo alcance, mientras se protege al soldado.
Escaleras
Por norma general, los arquitectos de la muralla china evitaron el uso de escaleras, para facilitar las actividades de transporte. Sin embargo, en algunos tramos podemos encontrarlas.
Sistema de drenaje
Las murallas de la dinastía Ming estuvieron dotadas de un sistema de drenaje que permitía la circulación del agua. Esto ayudaba a garantizar no solo la distribución del agua, sino la solidez de la estructura.
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