Las 12 leyendas venezolanas más famosas explicadas
Venezuela es un país con un folclore rico y diverso. El paso del tiempo ha dejado constancia de grandes mitos y leyendas perdurables generacionalmente.
Si quieres conocer algunas de las narraciones surgidas en este país, aquí te dejamos una lista con 12 leyendas venezolanas famosas y, además, agregamos una explicación de cada una de ellas.
1. La Sayona
En el folclore venezolano existe una popular figura conocida como “la Sayona”. Su nombre hace referencia al atuendo que lleva, una saya o falda tradicional femenina.
Se cree que esta leyenda pudo originarse en la región de los Llanos durante el siglo XIX y cuenta con diferentes versiones.
El propósito de esta historia no es otro que el de intimidar a los hombres que cometen infidelidades, pero también para atemorizar a los más pequeños.
Cuenta la leyenda que, hace muchos años, vivió una mujer llamada Casilda. Estaba casada con un hombre que le era infiel.
Un buen día, mientras su marido dormía, escuchó que su marido mencionaba el nombre de su propia madre. Por eso, Casilda pensó que esta y su marido tenían un romance.
A la mañana siguiente, Casilda mató a su marido. Después fue a buscar a su madre, a quien también asesinó. Antes de morir, su madre la maldijo.
Desde entonces, Casilda se convirtió en un alma en pena que transita por las calles persiguiendo a hombres infieles.
2. El silbón
En el municipio de Guanarito, estado Portuguesa, surge esta leyenda tan difundida en Venezuela.
Su origen remonta al siglo XIX, y narra una aterradora historia sobre un parricidio. El silbón es un espectro que vaga y, tal y como su nombre indica, va “silbando” y atemoriza a quienes lo escuchan.
Narra la leyenda que, hace mucho tiempo, vivió un joven malcriado que no respetaba a sus padres.
Un día, se le antojó comer asado, y su padre tuvo que salir de cacería. Pasaron horas, y su padre regresó sin carne para comer, entonces, el muchacho muy enojado acabó con la vida de su progenitor.
Desde aquel día, el joven deambula por el lugar y cumple condena portando los huesos de su padre en un saco. Quienes lo han visto y escuchado, dicen que tiene un silbido muy peculiar, muy similar a los 7 sonidos: do, re, mi, fa, sol, la, si.
Si alguien escucha estos sonidos, debe echar a correr.
Si quieres saber más: El Silbón: descubre la tenebrosa leyenda
3. Leyenda de María Lionza
En Yaracuy es popular el Monumento Natural Cerro de María Lionza.
María Lionza, conocida como Yara antes de la cristianización, es un personaje legendario al que se le rinde culto en el cerro algunos días señalados, como el Día de San José o el 12 de octubre. Es honrada por ser la protectora de la naturaleza, los animales silvestres y por ser reina del amor.
La leyenda es anterior a la conquista española del siglo XV y ha sobrevivido al paso del tiempo.
Cuenta la leyenda que María Lionza (Yara) era una doncella de Nirgua, la hija pequeña de un importante cacique.
Tiempo antes de su nacimiento, el chamán había advertido a los aldeanos que si nacía una niña de ojos extraños, del color del agua, el pueblo se extinguiría. Para evitarlo habría que sacrificarla y ofrecerla al dueño del agua, Anaconda.
Yara nació y, efectivamente, tenía unos ojos peculiares, por lo que ordenaron su muerte. Su padre, incapaz de hacerlo, la escondió en una cueva. Allí la muchacha debía permanecer sin salir, custodiada por más de 20 guerreros que la protegían.
Un día, los custodios estaban adormecidos, y la joven decidió salir de la cueva para ver el exterior. Se detuvo ante el lago, donde despertó al Dueño del Agua, Anaconda, quien se enamoró de ella y la atrajo a su interior.
En las profundidades del agua, Yara y Anaconda se unieron en una ceremonia espiritual. Pronto, el padre de la muchacha se enteró de lo ocurrido y quiso separarlos. Pero ya era demasiado tarde, Anaconda comenzó a crecer tanto que produjo grandes inundaciones. El agua arrastró a la aldea y a su población.
Desde entonces, Yara fue considerada como una Diosa cuidadora de las lagunas, los ríos, la naturaleza y los animales que allí habitan.
Con la cristianización Yara fue renombrada como Nuestra Señora María de la Lonza del Prado de Talavera de Nívar, a quien se le sigue venerando hoy día.
4. El Doctor Knoche
Esta es una de las leyendas más conocidas de Venezuela, particularmente en la región de Galipán.
La narración se centra en los misterios que rodean a la figura del Doctor Knoche, médico alemán que vivió en el siglo XIX. La leyenda gira en torno a sus turbadoras prácticas como embalsamador.
Cuenta la narración que a mediados de siglo XIX, llegó a Venezuela un doctor alemán que se afincó en La Guaira para asistir a los alemanes residentes allí.
El Doctor Knoche tenía una obsesión por evitar la descomposición de los cadáveres. Esto hizo que experimentara diferentes técnicas de embalsamamiento. Pronto, encontró la manera inyectando un líquido en el torrente sanguíneo que permitía que los cadáveres permanecieran en buen estado sin necesidad de extraer los órganos.
Cuentan que experimentaba con cuerpos de soldados no reclamados en la Guerra Federal, también con personalidades de la época como Tomás Lander o el presidente Francisco Linares Alcántara. También embalsamó a sus perros, a quienes puso en la entrada de su mausoleo.
El secreto de ese líquido jamás se supo.
5. Loca Luz Caraballo
En la Región de los Andes, particularmente en el estado de Mérida, es conocido el personaje legendario de “la loca Luz Caraballo”.
Es tan popular que existe un monumento dedicado a ella en el municipio de Apartaderos.
También, el poeta venezolano Andrés Eloy Blanco le dedicó un poema que lleva por nombre Palabreo de la loca Luz Caraballo, donde plantea una historia alternativa.
Según algunos datos, su nombre real era María Blasa Rivas, y nació a finales del siglo XIX. La mujer desapareció en 1927 y jamás regresó, por eso, su figura ha estado rodeada de diferentes narraciones. Aquí dejamos la más extendida.
Cuenta la leyenda que, la loca Luz Caraballo, era una mujer que había enloquecido a causa de perder a sus 5 hijos. Se habla de que dos de ellos partieron al frente junto a Simón Bolívar.
Al no regresar, la mujer enloqueció y, desde entonces, permanece su espíritu errante desde Chachopo a Apartaderos, esperando encontrarlos.
6. El hachador perdido
En Los Llanos venezolanos se extiende esta leyenda de mediados del siglo XX. Su nombre, “hachador”, se debe a que el protagonista trabaja con un “hacha”.
El propósito de esta narración es, quizá, la de alertar acerca de las consecuencias de “cortar leña” durante la Semana Santa. Pues, según el mito popular, no se puede cortar algo durante los días santos, ya que se decía que era similar a cortar el cuerpo de Dios.
Así, esta figura inquieta no solo a los leñadores, sino también atemoriza a los más pequeños.
Dice la leyenda que, en los Llanos venezolanos, vivió un hombre dedicado al oficio de leñador.
Un Viernes Santo, el leñador quiso cortar madera para hacer su propia urna funeraria, desoyendo así el mito que advierte acerca de no cortar nada durante los Días Santos.
Así, el leñador acudió al bosque como cada día y, cuando iba a posar su hacha sobre un tronco, recibió un castigo de Dios. Desde entonces, su alma deambula por los bosques venezolanos. Algunos campesinos han advertido de su presencia cuando oyen tenebrosos golpes que retumban por todo el bosque.
7. El carretón fantasma
Esta antigua leyenda urbana, originaria en el municipio venezolano de Puerto Cabello durante la época colonial, es una historia aterradora que tiene la finalidad de atemorizar y alertar a quienes viven en pecado o haciendo el mal.
Cuenta una antigua narración que, en las calles de Puerto Cabello, circula un carruaje de gran tamaño, arrastrado por caballos y envuelto en llamas.
Dice la leyenda que suele apreciarse cuando alguien va a fallecer, y tiene el cometido de llevarse el alma del difunto al infierno. También se cree que anuncia grandes catástrofes. Por eso, quienes la han visto rezan por sus vidas.
8. El enano de la catedral
Esta leyenda se originó durante la época colonial, en Caracas. Se trata de una historia de terror que gira en torno a una figura enana con apariencia simpática que, al pasar la media noche, se transforma en una temible criatura.
Esta antigua narración tiene un mensaje que alerta acerca de no fiarse de las apariencias.
Cuenta la leyenda que, hace mucho tiempo, un hombre solía pasear a las 12 de la noche por los alrededores de la catedral para encontrarse allí con su amante.
El muchacho siempre iba cantando y tomando. Una noche cualquiera, llegó a la catedral y vio la silueta de un hombre enano, con vestimenta de la época colonial, y con un rostro amable.
Ya los ancianos del lugar advertían a los habitantes diciendo: “no des fuego al enano de la catedral". Pero cuando el enano le pidió fuego, este no dudó en dárselo.
Entonces, el enano le mostró su sonrisa diabólica y comenzó a crecer tanto que llegó hasta la torre de la catedral. Desde allí le advirtió: “¿Quieres ir conmigo a un lugar donde sí hay fuego de verdad?”.
El hombre, muy asustado, comenzó a correr y se persignó todo lo que pudo. Dicen que, desde ese momento, jamás volvió a tomar ni a salir a buscar a sus enamoradas a altas horas de la madrugada.
9. Árbol encantado de Paraguachí
En el municipio de Paraguachí, en la Isla Margarita (Venezuela), era conocida esta leyenda de amor imposible, de origen colonial.
Cuenta la leyenda que en Paraguachí existe un árbol, cuyo tronco recuerda a la forma del cuerpo de una mujer y que, en ocasiones, se escuchan bellas canciones de amor.
En tiempo colonial, vivió una muchacha caraqueña en la finca de su padre de Paraguachí. Allí conoció a un trabajador de la hacienda y se enamoró. Cuando el padre de esta se enteró de aquella relación clandestina, se enojó tanto que hizo que el joven se quitara la vida.
La muchacha, muy apenada con la tragedia, le pidió a Dios que la convirtiera en algo incapaz de sufrir. Desde entonces, ella permanece en el tronco de un árbol viejo, sin sufrir por su fatal destino.
10. La mula maneada
Esta leyenda venezolana tiene su origen en el siglo XIX, y narra la aparición del espectro de una mula, que emite un fuerte jadeo y expulsa llamaradas por la boca.
Cuenta la leyenda que, tras la Guerra de Independencia, los campesinos advertían de una extraña presencia en los bosques. Una mula que expulsaba llamas por la boca y que devastaba campos.
Dice la narración que, en la época colonial, vivió una mujer llamada Ramona Esqueda, quien tenía una mula entrenada para dar patadas letales. La mujer, la empleaba para castigar injustamente a sus trabajadores.
Con el paso del tiempo la mula se volvió muy peligrosa y Ramona decidió amarrarle las patas para evitar el peligro.
A la llegada de la Guerra de la Independencia, el rancho fue incendiado y todos los animales pudieron escapar, a excepción de aquella mula que quedó atrapada entre las llamas.
Pasada la Guerra, el fantasma de la mula comenzó a aparecerse.
11. La Chinigua
En Margarita, existe un personaje legendario muy similar al de La Llorona. Se trata del espectro de una mujer que se aparece en las noches a campesinos y pescadores margariteños, al que se le conoce con el nombre de la Chinigua.
En esta leyenda, de origen desconocido, el personaje de la Chingua representa cómo eran vistas las mujeres que no cumplían con el rol de esposas, asignado tradicionalmente para ellas.
La Chinigua es un espíritu errante que cumple condena por no estar casada y buscar diferentes amores.
Cuenta la leyenda que, en Margarita y sus proximidades, el espectro de una mujer atemoriza a los pescadores cuando trabajan en la tierra.
Se cuenta que aparece cubierta con un manto negro y, al descubrirse, puede verse su esqueleto. Dice la narración, que se trata del espíritu de una mujer que andaba siempre con diferentes hombres, sin comprometerse con ninguno.
Cuando se fue para el otro mundo, quedó condenada a volver. En el momento en que algún hombre la ve, la Chinigua lo merma hasta llevárselo con ella.
Dicen que quien la ve debe rezar para protegerse.
12. Leyenda del Cerro Autana
En el estado venezolano del Amazonas se encuentra un tepuy conocido como el cerro Autana, una montaña divina para los indígenas que cuenta con 1220 metros de altura. Sobre su formación y apariencia, con forma de árbol, existe esta antigua leyenda piaroa que llega hasta nuestros días.
Esta narración pretende dar explicación a por qué se considera el cerro Autana como el “árbol de la vida” y un lugar sagrado para los piaroas.
Cuenta la leyenda que, al principio de los tiempos, el Kuawai era el gran árbol productor de todos los frutos. Tenía todas las semillas de las plantas que conocemos actualmente.
Llegó un tiempo de hambrunas y el Dios creador de todas las cosas decidió derruirlo para poder alimentar a todos. El árbol era tan resistente que solo pudieron derribarlo por las ramas. Del Kawai solo quedó la base, lo que posteriormente se denominó como Cerro Autana.
Los piaroas lo consideran un lugar sagrado porque es el árbol que generó todos los vegetales y frutas que nos alimentan.
Referencias bibliográficas:
-
Diccionario de fantasmas, misterios y leyendas de Venezuela. (2007). Los Libros de El Nacional.
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