¿Qué es un madrigal?: ejemplos, características e historia
El madrigal es una composición poética breve, de tono amoroso que exalta los sentimientos y la belleza de la naturaleza. Suele estar compuesto en versos heptasílabos y endecasílabos. Se caracteriza por su musicalidad y sencillez.
Su apogeo fue durante el Renacimiento, cuando los escritores buscaban perfeccionar una poesía breve y delicada ideal para recitar en situaciones sociales.
También existe el madrigal musical, un tipo de composición polifónica que se cantaba a varias voces sin acompañamiento instrumental.
1. Amante sin reposo - Francisco de Quevedo
Está la ave en el aire con sosiego,
en la agua el pez, la salamandra en fuego,
y el hombre, en cuyo ser todo se encierra,
está en sola la tierra.
Yo solo, que nací para tormentos,
estoy en todos estos elementos:
la boca tengo en aire suspirando,
el cuerpo en tierra está peregrinando,
los ojos tengo en llanto noche y día,
y en fuego el corazón y la alma mía.
Francisco de Quevedo (1580 - 1645) fue uno de los grandes exponentes del Barroco español. Su poesía se caracteriza por el uso del Conceptismo, un estilo que se enfoca en la agudeza verbal, así como en el juegos de palabras y asociaciones.
En este poema el hablante reflexiona sobre el sufrimiento amoroso, utilizando la naturaleza para expresar su tormento interior. De este modo, resalta cómo cada ser encuentra su lugar de reposo y armonía, mientras que él está en conflicto.
Así se presenta la figura del amante desdichado como alguien que ha perdido su lugar en el mundo. Su dolor lo hace estar fuera de equilibrio con la naturaleza, siendo consumido por los elementos que deberían sostenerlo. Se trata de una metáfora del dolor universal del amor no correspondido, que afecta cada aspecto del ser humano.
Además, se percibe el pesimismo barroco, donde la vida se presenta como una peregrinación constante hacia el sufrimiento y la pasión romántica es un fuego inextinguible que devora al alma.
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2. De la purificación de Nuestra Señora - Luis de Góngora
La vidriera mejor
en sus brazos de cristal
entra al Sol hoy celestial
en la capilla mayor;
a cuyo resplandor,
sin que más luz espere,
Simeón fénix arde y cisne muere.
Luis de Góngora (1561 - 1627) fue uno de los grandes poetas del Siglo de Oro español y el máximo exponente del culteranismo. Este estilo se caracterizó por el uso de un lenguaje complejo, abundante en metáforas, cultismos y referencias mitológicas.
Este poema está dedicado a la festividad de la Purificación de Nuestra Señora (la Virgen María), también conocida como la Presentación del Señor. En la tradición cristiana se celebra cuando María y José presentan a Jesús en el templo y se encuentran con Simeón, un anciano justo y devoto que había recibido la promesa de ver al Mesías antes de morir.
"La vidriera mejor" es una metáfora de la Virgen María, representada como pura y transparente. Así, deja pasar la luz sin mancharse, símbolo de su virginidad e inmaculada concepción.
Por su parte, el sol representa a Jesucristo, la luz del mundo. De este modo, cuando la madre lleva a su hijo al templo porta un mensaje divino
La imagen del fénix sugiere el renacimiento espiritual. Simeón, al ver al Salvador, se "consume" en su última llama de vida, pero con la esperanza de renacer en la eternidad.
De igual modo, el cisne está asociado con la muerte serena y noble. En la cultura clásica, se creía que cantaba hermosamente antes de morir. Por tanto, al cumplir su destino, Simeón muere en paz.
3. LIV - Francesco Petrarca
Porque en su faz de Amor pendón traía
turbó una peregrina mi esperanza,
que indigna otra de este honor creía.
Y al ir siguiendo por las hierbas verdes
oí que me gritaba en lontananza:
«¡Ay, cuántos pasos por la selva pierdes!»
Busqué en oyéndola el cobijo umbroso
de un haya y, al mirar lo que allí había,
vi mi viaje un tanto peligroso
y atrás volví, casi a mitad del día.
Francesco Petrarca (1304-1374) fue un poeta y humanista italiano, considerado uno de los grandes precursores del Renacimiento y del humanismo. Su obra más célebre es el Canzoniere, una colección de poemas dedicada a su amada Laura, idealizada y a la vez inalcanzable.
Aquí se hace una representación del conflicto interior del amante que busca el ideal y teme perderse en el deseo. La advertencia en la distancia y el acto de buscar refugio sugieren la tensión constante entre la pasión y la razón, un tema central en la producción petrarquista.
El uso de imágenes naturales, la introspección y el tono contenido reflejan la sensibilidad del Renacimiento, donde el amor es a la vez fuente de exaltación y de sufrimiento espiritual.
4. Madrigal - Baltazar de Alcázar
Decidme, fuente clara,
hermoso y verde prado
de varias flores lleno y adornado;
decidme, alegres árboles heridos
del fresco y manso viento,
clavarías y ruiseñores,
en las quejas de amor entretenidos,
sombra do yo gocé de algún contento,
¿dónde está ágora aquella que solía
pisar las flores tiernas y suaves,
gustar el agua fría?
Murió. ¡Dolor cruel! ¡Amarga hora!
Árboles, fuente, prado, sombra y aves,
no es tiempo de vivir; queda en buen hora;
que el alma ha de ir buscando a su pastora.
Baltasar de Alcázar (1530-1606) fue un poeta y escritor español del Renacimiento, conocido por su habilidad para escribir sonetos, madrigales y canciones. Su estilo se caracteriza por la simplicidad expresiva y el uso de un lenguaje directo, asociado con la tradición pastoral.
En los primeros versos la naturaleza se presenta como un lugar perfecto de belleza y serenidad. Las imágenes de la fuente clara y el prado adornado establecen un contraste entre la armonía y el dolor que está por venir.
El hablante busca a su pastora, una figura idealizada que representa la pureza y la frescura de un amor que ya no está presente. De esta forma, la naturaleza no sólo refleja el dolor del poeta por la pérdida, sino que también se convierte en un refugio y un testigo del sufrimiento humano.
Así se introduce el tema de la muerte.El dolor y la amarga hora reflejan la tristeza profunda que provoca la pérdida de la amada. Esta lamentación por la ausencia muestra el pesimismo renacentista ante la fugacidad de la vida.
Al final, se encuentra consuelo en la idea de que su alma debe continuar su búsqueda, a pesar de la tristeza. La frase “el alma ha de ir buscando a su pastora” implica que el amor no cesa con la muerte o la pérdida, sino que se convierte en un viaje espiritual.
5. Cubir los bellos ojos - Gutierre de Cetina
Cubrir los bellos ojos
con la mano que ya me tiene muerto,
cautela fue por cierto;
que así doblar pensastes mis enojos.Pero de tal cautela
harto mayor ha sido el bien que el daño;
que el respaldo extraño
del sol se puede ver mientras se cela.Así que, aunque pensastes
cubrir vuestra beldad, única inmensa,
yo os perdono la ofensa;
pues, cubiertos, mejor verlos dejaste.
Gutierre de Cetina (1520-1557) fue un poeta y militar renacentista español, destacado dentro de la corriente literaria del Siglo de Oro. Su obra se caracteriza por el tratamiento de temas amorosos y la exploración de la belleza idealizada de la mujer.
Este poema es una reflexión sobre la inevitable fascinación por la belleza y el amor no correspondido. El acto de cubrir los ojos de la mujer con su mano se presenta como una acción cautelosa.
Sin embargo, el gesto tiene un efecto contrario al esperado. El “respaldo extraño del sol” funciona como una metáfora que sugiere que, aunque se intente ocultar algo hermoso, sigue siendo visible y accesible, como el sol.
La frase "que ya me tiene muerto" refleja la intensidad emocional. La mirada de la amada le ha cautivado de tal manera que siente que está completamente entregado a ella, como si estuviera perdido en su amor.
6. Dijo el amor - Feliciana Enríquez de Guzmán
Dijo el Amor, sentado a las orillas
de un arroyuelo puro, manso y lento:
«Silencio, florecillas,
no retocéis con el lascivo viento;
que duerme Galatea, y si despierta,
tened por cosa cierta
que no habéis de ser flores
en viendo sus colores,
ni yo de hoy más Amor, si ella me mira».
¡Tan dulces flechas de sus ojos tira!
Feliciana Enríquez de Guzmán (1569 - 1644) fue una escritora española del Renacimiento, una de las primeras mujeres que destacó en la poesía de su época.
Aquí el amor se personifica como una figura que se sienta a orillas de un arroyuelo. Este espacio tranquilo puede interpretarse como una metáfora sobre una relación idealizada: serena, constante y fluida.
El hecho de que la corriente sea lenta enfatiza la naturaleza pacífica y contenida del amor, que contrasta con la intensidad y pasión con la que generalmente está asociado.
Galatea hace referencia a una ninfa en la mitología clásica. Se trata de la representación ideal femenina cuya belleza provoca adoración y un respeto reverente.
Aquí el amor es exclusivo, casi celoso, y es imposible de sostener sin la presencia y la mirada de la amada, lo que refuerza la importancia de la mujer en la dinámica emocional.
7. Madrigal - Amado Nervo
Por tus ojos verdes yo me perdería,
sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Por tus ojos verdes yo me perdería.
Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
yo me salvaría.
Amado Nervo (1870 - 1919) fue uno de los grandes representantes de la literatura modernista latinoamericana. Aunque los madrigales ya habían pasado de moda, el autor los retoma como parte de un desafío estético.
El amor fue uno de los grandes temas de la poesía modernista, en donde la amada se sitúa como una figura casi irreal. Dentro de las principales características del movimiento se encuentran las continuas alusiones a la mitología. Aquí, se compara a la mujer deseada con una de las sirenas que hechizó a Ulises y le llevó a perder su determinación de regresar a Ítaca en La Odisea.
Los ojos, espejos del alma, funcionan como un arma que seduce al hablante y le permite la salvación. Además, en estos versos se puede observar cómo predomina la musicalidad, ya que para los modernistas el ritmo y la sonoridad son elementos clave en cualquier composición.
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Características del madrigal
Algunas de sus características principales son:
- Brevedad: Generalmente consta de pocos versos, entre seis y doce, aunque puede variar. Su concisión le otorga un carácter intenso y concentrado.
- Versificación: Utiliza versos de arte mayor, especialmente heptasílabos y endecasílabos, combinados libremente. La rima es consonante, pero sin un esquema rígido.
- Tema amoroso: El madrigal exalta un amor idealizado, a menudo platónico. Puede centrarse en la belleza de la persona amada o en el dolor por su ausencia o desdén.
- Relación con la naturaleza: Incluye referencias a elementos naturales (flores, ríos, aves) como símbolos del amor y la belleza. La naturaleza actúa como reflejo del estado emocional del poeta.
- Tono delicado y elegante: Predomina una expresión sutil y refinada, y busca transmitir emociones de manera armónica y musical. Se destaca por el uso de metáforas y comparaciones sensoriales que apelan a la vista, el oído y el tacto.
- Musicalidad: Se caracteriza por un ritmo fluido y melodioso. La disposición de los versos busca una sonoridad agradable, casi como si fueran versos para ser cantados.
Historia del madrigal
Origen en Italia (Siglo XIV)
El madrigal literario nació en Italia durante el Trecento (siglo XIV), en el contexto de la poesía cortesana y pastoral.
Sus primeras manifestaciones se rastrean en autores como Francesco Petrarca, quien marcó un estilo en la expresión del amor idealizado y la belleza de la naturaleza.
En esta etapa, estaba compuesto por pocas estrofas, con versos de arte menor y temas que exaltaban la naturaleza o el amor.
Evolución en el Renacimiento (Siglo XV-XVI)
Durante el Renacimiento, el madrigal evolucionó hacia una forma más libre y compleja, tanto en contenido como en estructura. Se volvió popular en las cortes aristocráticas, donde se valoraban las formas refinadas de expresión artística.
Además, la influencia del neoplatonismo introdujo la idea del amor espiritual, donde la belleza terrenal era un reflejo de la belleza divina.
En España, fue introducido y adaptado por poetas como Garcilaso de la Vega y Francisco de Quevedo, fusionando elementos del amor cortés con las influencias clásicas grecolatinas.
Auge y Decadencia (Siglo XVII)
Durante el Barroco mantuvo su presencia, aunque comenzó a perder popularidad frente a otras formas más elaboradas y conceptistas.
Poetas como Luis de Góngora utilizaron el madrigal con un estilo más ornamentado y cultista, enriquecido con imágenes complejas y alusiones mitológicas.
Con el paso del tiempo, fue perdiendo relevancia en la literatura, aunque dejó una huella importante en la lírica amorosa.
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