17 mujeres artistas que deslumbraron al mundo

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 31 min.

Como en muchas otras disciplinas, el arte fue un campo difícil para las mujeres. A pesar de ello, han existido grandes figuras en la pintura, la escultura, la fotografía, la performance y las instalaciones que han logrado marcar la historia.

En el siguiente listado se pueden encontrar artistas de diferentes épocas y lugares que dejaron su huella.

1. Sofonisba Anguissola

Sofonisba Anguissola
Autorretrato frente al caballete (1556)
Museo Castillo de Łańcut, Polonia

Sofonisba Anguissola (Italia, 1535 - 1625) fue el raro caso de una mujer que logró éxito en su tiempo, en pleno Renacimiento.

Como provenía de una familia noble, tuvo acceso a una educación artística, algo poco común en aquel periodo para el sexo femenino. Aunque no se le permitió estudiar anatomía como a los hombres (y, por ende, realizar desnudos), se especializó en retratos y pinturas de temática religiosa.

En 1559 se trasladó a España, donde fue dama de compañía de Isabel de Valois, la mujer de Felipe II. Allí se convirtió en la favorita de la reina y pintó retratos de varios miembros de la corte.

Autorretrato frente al caballete es una obra clave. No sólo muestra sus habilidades como pintora, sino que también manifiesta la conciencia que tenía de sí misma como artista profesional en un momento en que las mujeres rara vez eran reconocidas en ese rol.

De este modo, se representa de manera frontal, sentada frente a un caballete con un pincel en la mano derecha y una paleta en la izquierda. La obra que está pintando corresponde a una Virgen con el Niño, un tema religioso común y aceptable en la época, pero el verdadero asunto del cuadro es su propio papel como artista.

Su mirada fija hacia el espectador refuerza su seguridad como creadora. No hay timidez en su postura, sino una afirmación de su identidad como profesional. Lleva un vestido oscuro, sin adornos extravagantes, lo que subraya su enfoque en el arte en lugar de la vanidad.

La iluminación se centra en su rostro, manos y herramientas, dirigiendo la atención hacia a los elementos clave: su identidad, habilidad manual y trabajo. El fondo es oscuro y simple, típico del Renacimiento, para evitar distracciones y resaltar a la figura principal.

Este autorretrato no es sólo una declaración de habilidad artística, sino también un acto de reivindicación. En el Renacimiento, las mujeres enfrentaban grandes barreras para ser reconocidas como profesionales en cualquier campo. Al pintarse frente al caballete, Sofonisba afirma su derecho a ocupar ese espacio y a ser vista como algo más que una dama noble o una figura decorativa.

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2. Artemisia Gentileschi

Artemisia Gentileschi
Judit decapitando a Holofernes (1613)
Galería Uffizi, Florencia, Italia

Aunque Artemisia Gentileschi (Italia, 1593 - 1656) no fue reconocida en su época, hoy es considerada una de las artistas más importantes del Barroco. Su obra se caracterizó por el dramatismo de sus escenas, en grandes cuadros históricos y religiosos.

En aquellos años, las mujeres no tenían cabida en el mundo del arte, pero el padre de Artemisia era pintor, por lo que consiguió la mejor formación para ella bajo la tutela de Agostino Tassi.

Sin embargo, en 1612 fue violada por su maestro y sometida a horribles humillaciones luego de denunciarlo y que el caso llegara a juicio. El hombre recibió apenas unos meses de cárcel y la artista decidió plasmar su venganza a través de la pintura. De esta manera, sus cuadros se llenaron de mujeres fuertes y determinadas, a menudo en situaciones de venganza o poder.

Judit decapitando a Holofontes es su pintura más famosa. En ella se refiere a un episodio bíblico del Libro de Judit, donde una viuda judía salva a su pueblo al seducir al general asirio para luego decapitarlo.

El cuadro representa el momento exacto en que Judit, ayudada por su sirvienta, asesina a Holofernes. La escena es intensa, capturando la violencia del acto con una composición cerrada y dinámica.

Lo que más llama la atención es el tamaño desmesurado del hombre frente a las mujeres, lo que puede entenderse como un mensaje subliminal de la situación femenina en el periodo.

El claroscuro (influencia de Caravaggio) es esencial. Artemisia utiliza un contraste dramático entre luz y sombra para dar volumen a los personajes y dirigir la atención hacia la acción central. La luz ilumina los rostros y brazos de Judit y la sirvienta, destacando su determinación.

Por su parte, las expresiones son muy realistas. Judit muestra una concentración fría, sin señales de debilidad. La sirvienta está completamente involucrada, aportando fuerza física al acto. Por último, Holofernes está en agonía, con los ojos desorbitados y la boca abierta, lo que subraya su vulnerabilidad y desesperación.

La sangre fluye abundantemente, manchando la cama y las sábanas, en una representación brutal y poco idealizada de la violencia. Este nivel de realismo era inusual para la época y es característico del estilo de Gentileschi.

Esta obra no sólo es una representación del relato bíblico, sino también una expresión personal. Muchos críticos interpretan este cuadro como una alegoría de la lucha de Artemisia contra la opresión y el abuso que sufrió. Judit es vista como un alter ego de la artista, una mujer que toma el control de su destino y se venga de la injusticia.

Asimismo, puede verse como una afirmación del poder femenino en un contexto cultural dominado por hombres. Artemisia retrata a Judit y a su sirvienta como figuras fuertes y resolutivas, rechazando las representaciones anteriores más idealizadas y pasivas de este episodio.

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3. Camille Claudel

La edad madura
La edad madura (1899)
Museo d’Orsay, París, Francia

Camille Claudel (Francia, 1864 - 1943) fue una escultora cuya carrera estuvo profundamente marcada por su relación personal y profesional con Auguste Rodin, su maestro y amante. Por ello, permaneció bajo su sombra hasta prácticamente el siglo XXI.

Además, su talento fue truncado al ser internada en un hospital psiquiátrico por su familia, donde pasó los últimos 30 años de su vida sin poder realizar ninguna obra.

La edad madura es una composición autobiográfica que refleja el sufrimiento que experimentó en su relación. Se trata de una representación del triángulo amoroso entre Camille Claudel, Auguste Rodin y Rose Beuret (su esposa).

Así, el hombre es mostrado en un estado de indecisión, pero finalmente es arrastrado por la figura de la mujer mayor. Frente a esto, Claudel, representada como la joven de rodillas, queda atrás, sumida en el dolor.

La escultura está cargada de dinamismo, especialmente en el hombre, que avanza con una postura tensa. Por su parte, el espacio vacío entre las manos extendidas de la chica y la figura masculina intensifica el dramatismo, simbolizando la distancia emocional e irrecuperable entre ellos.

El gesto de la mujer joven, al extender sus brazos con desesperación, es particularmente conmovedor. Es un símbolo de la súplica y la impotencia frente a un destino que no puede cambiar. Por otro lado, el hombre parece atrapado entre el deseo de quedarse y la imposibilidad de resistir el empuje.

La edad madura es una obra que trasciende la experiencia personal de Claudel para hablar de temas universales como el amor, la traición y la inexorabilidad del tiempo. Aunque no fue ampliamente reconocida en su época, hoy es considerada una obra maestra de la escultura simbolista.

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4. Tamara de Lempicka

Tamara de Lempicka
Autorretrato en un Bugatti verde (1929)
Colección privada

Tamara de Lempicka (Polonia, 1898 - 1980) fue una de las grandes representantes del Art-decó con una obra en la que destaca la elegancia, la sofisticación y la modernidad.

Debido al comunismo, tuvo que emigrar a París y abandonar su cómodo estilo de vida. Por ello, comenzó a pintar para poder mantenerse y se convirtió en una artista de moda debido a su sello característico. Se popularizó por la confección de retratos en los que se podía notar la influencia geométrica del cubismo. En ellos plasmó a la alta burguesía y a la aristocracia europea de entreguerras.

Más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, emigró a Estados Unidos. Allí comenzó a retratar a estrellas de Hollywood y llamó la atención su actitud transgresora que rompía con los roles tradicionales asignados a las mujeres en su tiempo.

Este autorretrato se realizó como encargo de la revista alemana Die Dame, que promovía la imagen de una mujer independiente, elegante y empoderada.

La década de 1920, conocida como los "locos años veinte", fue un período de transformaciones culturales y sociales. Las mujeres comenzaron a reclamar mayores libertades personales y profesionales, lo que se reflejó en el arte, la moda y la representación de la feminidad. Así, de Lempicka encarnó el ideal de la "mujer moderna" en esta obra.

De este modo, se muestra al volante de un lujoso automóvil verde. El encuadre cerrado dirige toda la atención hacia ella, resaltando su dominio y presencia dentro de la escena.

El cabello corto y el mono de conducción (una prenda típicamente masculina en ese entonces) desafían las convenciones de género de la época. Así, se presenta como una mujer que adopta elementos masculinos sin renunciar a su feminidad.

El Bugatti, símbolo de lujo, velocidad y modernidad, refuerza la imagen de Tamara como una mujer emancipada y en control de su destino. El automóvil no es sólo un medio de transporte, sino una extensión de su personalidad: audaz, moderna y libre.

Los tonos fríos (verdes, grises y plateados) refuerzan la idea de sofisticación, tecnología y control. El contraste con los labios rojos de Tamara añade un toque de sensualidad que equilibra la imagen.

La protagonista aparece seria, segura de sí misma y completamente consciente de su poder. Su mirada fija y ligeramente altiva no busca agradar, sino comunicar autonomía y control.

Autorretrato en un Bugatti verde es una obra icónica que sigue siendo un símbolo del empoderamiento femenino y que encarna el espíritu de la época: libertad y ruptura con las expectativas sociales conservadoras.

En aquella época el automóvil era un signo del poder masculino, pero aquí Tamara lo utiliza para reafirmarse. Este gesto simbólico transforma el acto de conducir en una metáfora de la independencia y la capacidad de dirigir su propia vida.

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5. Frida Kahlo

Las dos Fridas
Las dos Fridas (1939)
Museo de Arte Moderno, Ciudad de México

Frida Kahlo (1907 - 1954) es una de las artistas mexicanas más famosas en la actualidad. Su obra se caracteriza por representar un imaginario femenino y latinoamericano, que durante muchos años estuvo fuera del canon artístico. En sus creaciones abundan los autorretratos, imágenes en las que predomina el dolor, la pérdida y la muerte.

En esta obra podemos ver dos personalidades de la artista. Fue terminada poco después de su divorcio con Diego Rivera, por lo que viene a reflejar la crisis de identidad.

En el lado derecho, muestra la parte amada por su ex-marido, una Frida mexicana y con traje de Tehuana que sostiene en la mano un amuleto con el retrato de Rivera. En el lado izquierdo, se puede ver a una Frida con vestido de encaje que viene a representar su lado como mujer soltera.

Los corazones de ambas están al desnudo y se encuentran unidos por una arteria. La Frida soltera está desangrándose debido a la pérdida.

El fondo muestra un cielo amenazante de lluvia, haciendo referencia al dolor que experimentaba en esta dualidad y al intento por encontrarse y definirse a sí misma como un ser autónomo.

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6. Georgia O’Keeffe

Línea gris con negro, azul y amarillo
Línea gris con negro, azul y amarillo (1923)
Museo de Bellas Artes de Houston, Estados Unidos

Georgia O’Keeffe (Estados Unidos, 1887 - 1986) fue pionera del arte moderno en Estados Unidos. Se hizo famosa por sus pinturas de flores ampliadas, paisajes del suroeste y obras abstractas que exploraban formas orgánicas y sentimientos internos.

La década de 1920 fue un período decisivo para O’Keeffe. Estaba estableciendo su reputación artística y comenzando a experimentar con obras que, aunque representaban formas naturales, adquirían un carácter abstracto y simbólico.

Línea gris con negro, azul y amarillo es una obra abstracta que muestra formas orgánicas curvilíneas que se expanden y fluyen en el espacio del lienzo. Los colores predominantes son tonos grises, negros, azules y amarillos que se integran de manera armoniosa y evocan una sensación de movimiento.

Este cuadro marca su transición hacia una abstracción más deliberada y controlada, donde el color, la línea y la composición toman el protagonismo como herramientas de expresión.

Si bien las formas recuerdan pétalos de flores ampliados, su abstracción permite múltiples interpretaciones, desde paisajes interiores hasta representaciones emocionales o sensaciones táctiles.

Las curvas suaves y los contornos fluidos invitan al espectador a seguir el movimiento de las formas, lo que genera una experiencia visual dinámica y casi meditativa.

Aunque muchas interpretaciones han sexualizado las obras de O’Keeffe, incluidas las de este período, ella misma rechazó esta lectura única. En lugar de eso, invitaba al espectador a explorar las formas y colores como una experiencia universal que trasciende el género.

7. Louise Bourgeois

Mamá de Louise Bourgeois
Mamá (1999)
Museo Guggenheim, Bilbao, España

Louise Bourgeois (Francia, 1911 - 2010) fue una destacada artista que ejerció una importante influencia en el mundo de las instalaciones. Su obra trabaja temas como la soledad, el peligro, la pasión y la vulnerabilidad. En sus palabras: "Es mi especialidad: dar sentido a la frustración y al sufrimiento".

Durante los años noventa se popularizó debido a una serie de diez esculturas en las que se representaban arañas y que se instalaron en lugares como Inglaterra, Japón, Corea, Canadá y Qatar.

Entre ellas, la más importante es Mamá (1999), situada afuera del Museo Guggenheim de Bilbao, en España. Esta monumental obra de acero tiene más de nueve metros de altura. Su figura representa fuerza y fragilidad al mismo tiempo.

La escultura es una referencia a su propia madre. Si bien la araña puede resultar aterradora, también es una criatura sumamente laboriosa y cuidadora. La artista declaró:

La araña es una oda a mi madre. Era mi mejor amiga. Como una araña, mi madre era tejedora. Mi familia se dedicaba a la restauración de tapices y mi madre estaba a cargo del taller. Como las arañas mi madre era inteligente, útil y protectora.

8. Remedios Varo

Creación de las aves
Creación de las aves (1957)
Museo de Arte Moderno, Ciudad de México

Remedios Varo (1908 - 1963) fue una artista de origen español que desarrolló su obra en México. Si bien tuvo influencias surrealistas, su estilo se caracterizó por la creación de mundos fantásticos, místicos y simbólicos.

Sus cuadros se pueden entender como historias en las que habitan seres mágicos y están sucediendo cosas. Hay un contenido argumental de carácter maravilloso.

Creación de las aves (1957) puede considerarse una de las obras cumbres de Varo, pues en ella explora su mundo de fantasía al máximo.

La representación se puede entender como una alegoría a la creación plástica. Retrata a una mujer lechuza que simboliza a la artista. Desde la ventana del lado izquierdo entra una materia que, al pasar por un recipiente, se transforma en tres colores y con ellos pinta pájaros. Al mismo tiempo, sostiene un prisma por el que entra la luz de la luna. Con esa inspiración y los materiales, es capaz de crear un ser vivo.

Por su parte, desde su cuello, cuelga un aparato con el que le entrega su marca a cada una de sus invenciones. A medida que los pájaros cobran vida, echan a volar. Tal como una obra terminada, que se liberta al mundo, encuentra su público y es interpretada por cada espectador de manera distinta.

De este modo, se refiere al acto de pintar como una especie de proceso alquímico. La artista, tal como un científico, es capaz de transformar el material en vida nueva. Aquí, como en la mayoría de su obra, hay un ambiente en el que se cruza la magia y la ciencia, otorgando un carácter místico a lo representado.

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9. Natalia Goncharova

Jardinería
Jardinería (1908)
Tate Modern, Londres, Reino Unido

Natalia Goncharova (1881 - 1962) fue una de las artistas más revolucionarias de la vanguardia rusa. En su obra buscaba integrar la tradición artística nacional (iconografía ortodoxa, arte popular y artesanías campesinas) con las tendencias de vanguardia europeas, como el Fauvismo, el Cubismo y el Futurismo.

En los años 20, debido a la tensión política, se trasladó a París. Allí trabajó confeccionando carteles, decorados y vestuario para los ballets de su compatriota Serguéi Diághilev. Además, continuó creando cuadros que se acercaron cada vez más a la abstracción.

Jardinería pertenece a su primera etapa, en la que exploraba la vida rural rusa, destacando escenas cotidianas. En este período, su obra refleja una profunda conexión con las tradiciones populares y la espiritualidad inherente al mundo campesino.

Aquí se muestra a un grupo de mujeres trabajando en un jardín. Aparecen inclinadas hacia las plantas, realizando labores de cuidado, mientras que los árboles y vegetación rodean la escena en una composición orgánica.

No hay un intento de profundidad lineal. Goncharova usa una disposición plana y bidimensional que recuerda las tradiciones del arte popular ruso y los íconos religiosos. Por su parte, la pincelada es libre y expresiva, con un enfoque más en la sensación que en los detalles realistas.

Es importante mencionar que las campesinas no son simplemente trabajadoras, sino que representan un símbolo de la conexión humana con la naturaleza. El acto de cultivar es visto como algo sagrado, una labor que trasciende lo mundano para convertirse en un ritual de vida.

Asimismo, al escoger figuras femeninas destaca el papel central de las mujeres en la vida rural. Sus representaciones no son idealizadas, sino que transmiten fuerza, dignidad y conexión con el ciclo vital.

10. Élisabeth Vigée Lebrun

Vigée Lebrun
Reina María Antonieta de Francia (1783)
Palacio de Versalles

Élisabeth Vigée Le Brun (Francia, 1755 - 1842) fue la retratista oficial de la reina María Antonieta y una de las pocas mujeres artistas reconocidas en su tiempo.

Aunque logró mantenerse con su trabajo, su maridó dilapidó su fortuna. Tras la caída de la Monarquía, huyó de Francia debido a su vínculo con la reina y se dedicó a retratar a los nobles de otras cortes europeas.

Se caracterizó por su habilidad para combinar el realismo con una idealización que favorecía a sus modelos. Su manejo de la luz y el color destaca por su delicadeza, creando retratos que enfatizan la gracia y la feminidad.

Este cuadro presenta a María Antonieta en un entorno natural. Lleva un elegante vestido azul satinado, decorado con encajes, lazos y adornos. En su cabeza luce un gran sombrero con plumas que añade un toque teatral y majestuoso.

La reina sostiene una rosa, mientras posa con una expresión serena y confiada. El fondo muestra un paisaje bucólico con árboles oscuros..

Predominan el azul del vestido, el blanco de los encajes y los tonos suaves del fondo. Estos colores transmiten refinamiento y serenidad. Por su parte, los matices rosados de las flores y el rubor en las mejillas añaden vitalidad y calidez al retrato.

Su postura transmite elegancia y autoridad, pero también un intento de acercarse al público mediante una actitud más natural y menos ostentosa.

Este retrato tenía una intención política y simbólica. Al mostrar a María Antonieta en un entorno natural y con una actitud serena, se buscaba proyectar una imagen de sencillez y cercanía, en contraposición a las acusaciones de frivolidad y extravagancia a las que fue sometida en aquel periodo.

11. Hilma af Klint

El cisne
El cisne N° 17 (1915)
Fundación Hilma af Klint, Estocolmo, Suecia

Hilma af Klint (Suecia, 1862 - 1944) fue la verdadera pionera del arte abstracto, trabajando en un estilo radicalmente diferente a lo figurativo que dominaba en su época. Aunque su obra precedió a artistas como Kandinsky, Mondrian y Malevich, fue poco reconocida durante su vida y tuvieron que pasar muchísimos años para que alcanzara el reconocimiento.

La artista estuvo profundamente influenciada por movimientos espirituales como la teosofía y el espiritismo, que buscaban explorar el mundo más allá de lo visible.

El Cisne Nº 17 forma parte de su serie "Pinturas para el Templo", un conjunto de obras que exploran el viaje del alma y las fuerzas universales.

El cisne, aunque no aparece figurativamente, es un símbolo de transformación, pureza y conexión entre mundos opuestos (terrenal y espiritual).

Por su parte, el círculo, como forma perfecta, representa la totalidad, la unidad cósmica. El hecho de que esté dividido alude a la coexistencia de opuestos y su integración en un todo mayor. Este concepto se alinea con la filosofía espiritual de af Klint, que veía el universo como un equilibrio dinámico de energías.

Este cuadro ejemplifica su enfoque visionario, donde el arte era una herramienta para explorar dimensiones espirituales y filosóficas.

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12. Leonora Carrington

Autorretrato (La posada del caballo del alba) (1938)
Autorretrato (La posada del caballo del alba) (1938)
Museo Metropolitano de Arte, Nueva York, Estados Unidos

Leonora Carrington (Inglaterra 1917 - 2011) fue una de las artistas más rupturistas del siglo XX. Se dedicó al arte, a la escultura y a la escritura.

Este es el cuadro más famoso de la pintora y funciona como una declaración de principios. Leonora Carrington nació en una familia de clase acomodada en Inglaterra y su padre la presentó en sociedad frente al Rey Jorge V para encontrarle un marido. Sin embargo, desde pequeña sintió inclinación hacia la pintura, por lo que decidió estudiar arte en Londres.

Fue ahí donde conoció a Max Ernst, destacado artista que era 26 años mayor y estaba casado. A pesar de que esta relación escandalizó a su familia, Leonora se trasladó junto a él a París. Allí entró en contacto con el movimiento surrealista y algunos de sus miembros más prominentes como André Breton, Luis Buñuel y Salvador Dalí.

Aunque el grupo afirmaba ser abierto y libre, la consideración de la mujer continuaba en una línea muy patriarcal. Por ello, a través de su obra, intentó demostrar su autonomía.

En 1938 pintó este retrato de sí misma, tomando el estilo de los surrealistas. Debido a esto, el cuadro está lleno de símbolos. En primera instancia, se muestra en una pose más bien masculina, con las piernas abiertas y con ropas en las que no se distinguen sus formas. Parece una figura andrógina, a excepción de los zapatos de tacón y el pelo suelto, que se puede entender como su rebeldía frente a las normas.

Frente a ella, se encuentra una hiena lactante, que demuestra su visión hacia la maternidad tradicional. Con su mano derecha apunta al animal, levantando los dedos índice y meñique. Esta señal hace referencia a un signo de maldición, demostrando que condena ese encasillamiento.

Se encuentra vestida con ropa de montar, actividad que practicaba en su infancia y hay dos caballos en escena. El primero es de juguete y se encuentra en la pared tras ella. Simboliza lo que su familia esperaba que fuese: un ejemplar ordenado y sin vida.

No obstante, la artista desea ser como el caballo galopando que se ve a través de la ventana abierta, que corre libre y a su antojo en el mundo exterior. El color de sus pantalones hace un guiño a su identificación con esa imagen, pues se siente tiesa en aquella casa vacía en la que nada la satisface.

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13. Marina Abramović

Marina Abaramovic
Fotografía de la performance Ritmo 0 (1974)

Marina Abramović (Serbia, 1946) se ha destacado por sus provocadoras performances en las que se convirtió a sí misma en objeto artístico. Su carrera comenzó en la década del 70. Su estilo se caracterizó por el desafío y por querer indagar en la relación entre el artista y la audiencia. En sus palabras: "la primera vez que puse el cuerpo ante el público, comprendí que era mi soporte".

En 1974 realizó una de sus performances más osadas y que, además, le reveló la oscuridad que encierra el ser humano. Cansada de ser catalogada como exhibicionista y masoquista, planteó Ritmo 0, en donde el público debía interactuar directamente con su cuerpo, mientras ella funcionaba como un lienzo en blanco.

En el Estudio Morra de Nápoles (Italia) se presentó durante seis horas. Se encontraba de pie e inmóvil. Sobre una mesa había 72 objetos junto a un cartel que decía "pueden hacerme lo que quieran. Soy un objeto. Me hago responsable de todo lo que pueda suceder en este espacio de tiempo".

De este modo, Abramović se entregó al público como si fuese una muñeca. El objetivo era comprobar cómo reaccionarían las personas frente a la posibilidad de disponer de un ser humano como si fuese un juguete.

Había dos categorías, los objetos de placer, como perfume, flores y plumas; y los objetos de destrucción con cuchillos, tijeras, hojas de afeitar y hasta una pistola.

Al principio, fue todo bastante inocente, le hacían cambiar de pose, le daban flores y la besaban. Sin embargo, después de la tercera hora, las cosas tomaron un giro siniestro: fue atada, le quitaron la ropa, le clavaron espinas e, incluso, un hombre la acuchilló. Luego de terminada su presentación, declaró:

Esto muestra a qué velocidad puede alguien decidirse a herirte cuando está autorizado. Esto muestra hasta qué punto es fácil deshumanizar a alguien que no se defiende. Esto muestra que la mayor parte de la gente 'normal' puede volverse muy violenta en público si se les da la posibilidad.

14. Cindy Sherman

Cindy Sherman
Película sin título todavía #7

Cindy Sherman (Estados Unidos, 1954) es una de las fotógrafas más reconocidas a nivel internacional. La artista decidió utilizarse a sí misma como vehículo, al ser modelo y autora de sus imágenes.

De este modo, suele recurrir al disfraz,al maquillaje y a la escenografía, inventando un universo de juego y apariencia. Así, se convierte en sujeto y objeto de su obra, logrando subvertir los roles que se le atribuían a su sexo, como la pasividad.

Entre 1977 y 1980, Sherman creó una serie llamada Untitled Film Still (Película sin título todavía). Son 80 fotografías en blanco y negro, de idéntico formato, con las que saltó a la fama internacional. En la número 7, se puede ver a una mujer recién levantada, con medias blancas, camisa de dormir y lentes de sol. Parece ser sorprendida por la cámara, mientras avanza con una copa de Martini en su mano izquierda.

Aquí buscaba jugar con la representación de la mujer presente en los medios de comunicación. Se trata de mostrar la feminidad y sus estereotipos, tal como lo hacía en aquellos años la propaganda y el cine.

Por ello, imita escenas de películas ficticias en las que personifica a jóvenes atractivas en poses sugerentes, justo en medio de una escena. Decide copiar el estilo de los años 50 y 60, en donde la mujer se veía como un objeto decorativo, sensual e idealizado.

Sherman no sólo hace de modelo, sino que se encarga de la escenografía, el vestuario y los accesorios. Asimismo, está a cargo del proceso técnico.

La artista buscaba apropiarse de la falsa representación que circulaba en aquellos años sobre el sexo femenino. Utilizando los mismos mecanismos del discurso oficial, quería darle una vuelta y hacer reflexionar al público.

15. Yayoi Kusama

Obliteration room
Obliteration Room (2002)
Tate Modern, Londres, Reino Unido

Yayoi Kusama (Japón, 1930) es una de las artistas más influyentes del arte contemporáneo, conocida por su trabajo con los puntos, los patrones repetitivos y los espacios infinitos. Su obra explora temas como la obsesión, la conexión con el cosmos, así como la relación entre el arte y la psicología.

El uso de puntos es autobiográfico. Desde temprana edad, la artista ha vivido con alucinaciones y trastornos obsesivo-compulsivos, que describió como visiones de puntos que se extendían por su entorno y la "consumían". A través de su arte, Kusama encuentra una forma de dar sentido a estas experiencias y compartirlas con el público.

Obliteration Room se inscribe dentro de su práctica de transformar espacios en entornos interactivos y psicodélicos que invitan a reflexionar sobre la relación entre el individuo y el colectivo.

Se trata de una instalación interactiva. La obra comienza como una habitación completamente blanca que los visitantes transforman pegando adhesivos de colores en forma de puntos.

De este modo, el espacio inicial representa un lienzo en blanco, un espacio "neutral" y vacío que espera ser transformado. Este comienzo simboliza potencial creativo ilimitado, pero también la idea de una "tabula rasa" que puede llenarse con las marcas de la experiencia colectiva.

Los puntos adhesivos son el vehículo a través del cual los visitantes transforman el espacio. Cada persona contribuye dejando su huella en el entorno, lo que refleja la idea de interacción y colaboración.

Con cada nuevo punto, el espacio pierde su uniformidad, convirtiéndose en una obra de arte viva y dinámica. Esto ilustra cómo las acciones individuales se acumulan para generar un impacto colectivo.

A diferencia del arte tradicional que invita al espectador a observar, Obliteration Room exige participación activa. Esto democratiza el proceso artístico, ya que cada visitante se convierte en co-creador de la obra.

De igual modo, es una invitación al juego, la creatividad y el goce. Conecta con personas de todas las edades y culturas, pues permite explorar el arte de manera lúdica.

A pesar de su carácter juguetón, refleja la filosofía de Kusama. En primera instancia, se trata de una obra que cambia con cada visita. Nunca es estática, lo que refleja el carácter efímero y cambiante de la vida.

Además, permite meditar sobre la conexión universal. En un mundo cada vez más individualista, destaca la importancia del trabajo colectivo y la manera en que cada acción impacta al todo.

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16. Maruja Mallo

La sorpresa del trigo
La sorpresa del trigo (1936)
Colección privada

Maruja Mallo (España, 1902 - 1995) fue una de las grandes protagonistas de la Generación del 27, junto a artistas como Salvador Dalí y Luis Buñuel.

La sorpresa del trigo fue creada en un momento crucial de su carrera, cuando ya estaba profundamente influenciada por el Surrealismo, pero seguía conectada a su interés por las tradiciones populares y los elementos naturales.

A diferencia de otros surrealistas que exploraban lo puramente onírico, decidió mezclar lo imaginario con elementos cotidianos, creando una atmósfera de "lo extraño dentro de lo familiar".

El cuadro es parte de su serie Cloacas y campanarios, donde exploraba temas como la naturaleza, el ciclo vital, la relación entre el ser humano y su entorno, así como los contrastes entre lo rural y lo moderno.

Aquí el trigo no es sólo un elemento agrícola o paisajístico, sino que es un símbolo de vida y fertilidad. Asimismo, esta obra conecta con temas cíclicos: nacimiento, crecimiento y muerte. Las espigas, como símbolo de la cosecha, representan tanto la abundancia como el paso inevitable del tiempo.

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17. Mary Cassatt

Mary Cassatt
Niña pequeña en un sillón azul (1878)
National Gallery, Washington D.C. (Estados Unidos)

Mary Cassatt (Estados Unidos, 1844 - 1926) fue un miembro activo de los impresionistas franceses, pero la historia del arte demoró bastante tiempo en otorgarle su merecido reconocimiento.

Fue una pionera en la representación de la infancia desde una perspectiva íntima y honesta. En Niña pequeña en un sillón azul, la postura poco convencional de la chica refleja su espontaneidad y su naturaleza despreocupada, alejándose de los retratos infantiles rígidos y formales que eran comunes en el siglo XIX.

Aquí combina el uso impresionista de la luz y el color con un interés más profundo en la psicología y la personalidad de sus personajes. Este cuadro es un ejemplo de su capacidad para capturar momentos cotidianos con autenticidad y sutileza emocional.

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Bibliografía:

  • Aberth, Susan L. (2004). Leonora Carrington: Surrealismo, alquimia y arte. Turner.
  • Bolaños, María. (2007). Interpretar el arte a través de las obras maestras y los artistas más universales. Contrapunto.
  • Grosenick, Uta. (2005). Mujeres artistas de los siglos XX y XXI. Taschen.
  • Hodge, Susie. (2020). Breve historia de las mujeres artistas. Blume.
  • Holzwarth, Hans Werner y Taschen, Laszlo (Eds.). (2011). Arte Moderno. Una historia desde el impresionismo hasta nuestros días. Taschen.
  • Kettenmann, Andrea. (2013). Frida Kahlo. Taschen.
  • Nonaka, Masayo. (2012). Remedios Varo: los años en México. RM.

Ver también:

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.