Muralismo mexicano: características, autores y obras

Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Especialista en artes, literatura e historia cultural
Tiempo de lectura: 16 min.

El muralismo mexicano es un movimiento pictórico iniciado en la década de 1920, como parte de las políticas de modernización del Estado de México tras la revolución de 1910.

Se trata de un movimiento inspirado por un propósito: construir una identidad nacional para aglutinar a los diferentes sectores de la sociedad mexicana, dadas las profundas desigualdades sociales de la época, especialmente educativas y culturales.

El presidente Álvaro Obregón, elegido para el período de 1920 a 1924, nombró a José Vasconcelos como secretario de educación pública. Este desarrolló el primer programa cultural del Estado mexicano después de la revolución.

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David Alfaro Siqueiros: Los elementos. Escuela Nacional Preparatoria. 1922.

Con el propósito de crear un sentimiento de unidad nacional y promover los valores del Estado moderno, Vasconcelos impulsó, por un lado, la educación pública nacional, concentrando esfuerzos en la lengua castellana como punto de unificación en un México pluricultural y multilingüístico. Por el otro, desarrolló un programa de arte público para construir y reforzar la identidad y la memoria colectiva.

Según Claudia Mandel en su ensayo "Muralismo mexicano: arte público, identidad, memoria colectiva", Vasconcelos se inspiró para ello en las ideas de los intelectuales rusos Anatoli Lunacharsky y Máximo Gorki, promotores del arte público para la edificación social, así como en las campañas de alfabetización y creación de bibliotecas públicas del gobierno norteamericano.

De este modo, Vasconcelos pretendía asegurarse también la integración de la población indígena, tradicionalmente discriminada por los sectores dominantes.

En este sentido, Javier Ocampo López, en su ensayo "José Vasconcelos y la educación mexicana", sostiene que este "nacionalismo cultural artístico" era toda una cruzada nacional en la que no solo hubo mucho dinero del Estado, sino la resuelta acogida de la población. Así nació el muralismo mexicano. Pero, ¿qué caracterizaba a este movimiento, no solo al nivel axiológico sino plástico y estético?

Características del muralismo mexicano

El muralismo mexicano seguía un programa para lograr los propósitos del Estado revolucionario: en primer lugar, la valoración y recuperación de la historia, fuente de la identidad nacional, y, en segundo lugar, el reconocimiento de que los descendientes de esa historia seguían presentes en la contemporaneidad. Esto le daría no solo temas y valores al arte, sino una estética muy particular. Veamos.

Monumentalidad

Si el muralismo era un arte concebido por el Estado para una estrategia social, es claro que debía tener un alcance público, lo que solo podía lograrse mediante el muro o la escultura monumental.

Así, el soporte esencial de muralismo mexicano fue, evidentemente, el muro, lo que le daría monumentalidad al concepto artístico. Estos muros estaban dispuestos en edificios del Estado, en escuelas, universidades o iglesias.

Cuando decimos muro, no solo nos referimos a las paredes planas, sino también a techos abovedados, pechinas, bóvedas de cañón y tableros. Así lo hace ver Elise Mijando de Jesús en su ensayo "Una aproximación a las técnicas de la pintura mural siqueiriana".

Mijando de Jesús analiza los frescos de la Escuela Nacional Preparatoria (antiguo convento de San Ildefonso), un proyecto mural iniciado en 1922 por iniciativa de Vasconcelos, en el que participaron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, junto a Jean Charlot, Ramón Alva de la Canal, Fernando Leal y Fermín Revueltas.

El muro, además, garantizaba que el arte cumpliera con su propósito público al no ser coleccionable, asestando un golpe contra el concepto elitista del mercado del arte. Así, el soporte elegido era coherente con los valores de la revolución triunfante.

Técnicas

En el muralismo mexicano se usaron dos técnicas predominantes: el fresco y la encáustica, tal como informa Mijando de Jesús.

El fresco es una técnica pictórica que consiste en pintar sobre una capa húmeda de cal con pigmentos minerales disueltos en agua. El proceso de secado de la cal hace que los pigmentos se aglutinen y se fijen, aumentando su durabilidad. Esta técnica requiere de velocidad en la ejecución, pues compite contra el tiempo de secado, razón por la que no admite repintes. Así, quienes utilizan esta técnica son auténticos maestros del arte.

En la técnica de la encáustica, el material aglutinante es cera caliente mezclada con pigmentos. Se puede aplicar con un pincel o una espátula igualmente caliente. Luego de aplicarse, se pule con trapos de lino bien secos. Se ha utilizado desde tiempos antiguos, especialmente sobre tabla, aunque también en la pintura mural.

Diálogo con las vanguardias

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Orozco: La trinchera. Escuela Nacional Preparatoria. 1926.

En un primer momento, los muralistas aplican elementos de las vanguardias occidentales, tales como el expresionismo (especialmente en Orozco), el futurismo (en Siqueiros) y el cubismo sintético (en Rivera), pero no por ello puede considerarse que las hayan imitado. Por el contrario, acabaron por apartarse de ellas.

Si las vanguardias se proponían alcanzar la total autonomía artística y disolver la importancia del contenido (a excepción del surrealismo), el muralismo mexicano no. En efecto, el muralismo volvía sobre el contenido, pero un contenido nuevo, con nuevas mitologías, relatos y propósitos, gracias a lo cual superaba la mirada eurocéntrica y se constituía como un movimiento realmente latinoamericano.

El proceso de conceptualización de estos contenidos generó formas plásticas únicas, gracias a la observación de la estética prehispánica e indígena.

El arte del muralismo, de este modo, rechaza la absolutización de la autonomía del arte y devuelve a este a su función social amplia, esencialmente educativa y propagandística, al mejor estilo del arte sacro medieval.

Temas del muralismo mexicano

Diego Rivera: El hombre controlador del universo. 1934.
Diego Rivera: El hombre controlador del universo. 1934.

La vocación política y social con que nació el muralismo mexicano fue el marco de referencia para la selección de temas, los cuales estuvieron al servicio de Estado. Conozcamos los más importantes.

VALORES REPUBLICANOS UNIVERSALES Y PROPAGANDA POLÍTICA

En un principio, se representaban temas dentro del idealismo individualista del promotor del muralismo, José Vasconcelos. Principios republicanos y libertarios serán algunos de ellos.

Aquellos eran tiempos en los cuales las ideologías de izquierda estaban en plena expansión y se erigían como una promesa. Así, también se representaron valores y principios rectores del socialismo (la lucha de clases, la libertad, la opresión, la vida de los campesinos, la clase obrera), sus líderes políticos, entre otros.

PROGRESO, CIENCIA, TECNOLOGÍA Y CONOCIMIENTO

La tendencia del movimiento muralista era suscribir la modernización y el progreso. Por lo tanto, también hicieron apología del conocimiento, la ciencia y la tecnología, incluidas en ello la industrialización y la máquina. Todo ello representaba el culto al progreso como horizonte desde una lógica marxista.

PASADO PREHISPÁNICO

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Diego Rivera: El mercado de Tlatelolco. Palacio Nacional. 1942.

Los muralistas se abocaron a representar la historia y mitología de las culturas prehispánicas, y, de esa manera, le dieron una imagen y una voz a los herederos del pasado indígena a través de las artes. En estas se incluían mitos, símbolos, costumbres, relatos históricos, etc. Sin embargo, lo indígena no se representó desde la fundación del movimiento, sino que fue un hallazgo progresivo.

HISTORIA DE MÉXICO

Diferentes pasajes de la historia mexicana pasarían a formar parte del repertorio temático. La conquista y colonización, la guerra de independencia, la revolución mexicana, la abolición de la esclavitud, las campañas de promoción de la alfabetización, etc. Algunas representaciones mostrarían los triunfos de la nación, otras las contradicciones frente a las cuales había que luchar.

Nueva iconografía

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José Clemente Orozco: Maternidad, Escuela Nacional Preparatoria. 1923.

Al desarrollar nuevos temas, necesariamente hubo que renovar el repertorio iconográfico del arte. Así, surgió la iconografía obrera y campesina en una primera etapa.

En cuanto a la iconografía obrera y campesina, Madel señala como ejemplos los trabajos de la Escuela Nacional Preparatoria de 1922, en los que se observan alegorías cristianas y signos ocultistas, simbolismo y sintetismo, todos estos elementos que, de algún modo, son reconocibles en la pintura de Gauguin. Por ejemplo, el mural Maternidad, de Orozco, elaborado en 1923.

Posteriormente, en la medida en que el muralismo halló su conexión con la especificidad mexicana, desarrollaron extensamente la iconografía indígena, lo que le dio al movimiento identidad, sentido y riqueza.

En cuanto a la iconografía indígena, algunos de los primeros trabajos que salieron a la luz fueron los de los muralistas Jean Charlot y Fermín Revueltas. Charlot representó La matanza de Tenochtitlán. Igualmente, Revueltas destacó al pintar la Alegoría de la Virgen de Guadalupe, la virgen indígena de América Latina.

Estilo indigenista

En realidad, lo indígena entra en el nacionalismo espiritual de Vasconcelos solo después de 1922, y aparece, finalmente —según Madel—, en el Manifiesto del Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores de México de 1923, según el cual el arte del pueblo mexicano es la expresión más grande y mejor del mundo.

Sin embargo, ya en 1921, David Alfaro Siqueiros había hecho un llamado en el manifiesto Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana, en el que propuso, según la misma Madel, dejar el sentimentalismo del art nouveau y volcarse a la tradición visual indígena.

A partir de entonces, no solo se incorpora la iconografía indígena, sino también el estilo plástico, surgido del estudio de las fuentes del arte prehispánico o popular contemporáneo, al alcance de los artistas.

Vea también 5 claves para entender la importancia del muralismo mexicano.

Principales autores del muralismo mexicano

Es bastante conocido que David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco fueron los artistas más renombrados del muralismo gracias a su relación con José Vasconcelos. Pero además de estos, a quienes también vamos a referir en esta sección, otros nombres destacan. Veamos.

Jean Charlot

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Jean Charlot: Masacre en el Templo Mayor o La Conquista de Tenochtitlán. Escuela Nacional Preparatoria. 1922-1923.

Louis Henri Jean Charlot (1898-1979) fue un pintor nacido en Francia pero naturalizado mexicano. Al descubrir el arte prehispánico quedó fascinado por sus características, de manera que trabajó bajo el influjo de este hallazgo. Fue, además, asistente de Diego Rivera en sus primeros años. Es conocido por haber pintado la Masacre en el Templo Mayor o La Conquista de Tenochtitlán (1922-1923).

Ramón Alva de la Canal

Ramón Alva de la Canal: El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas
Ramón Alva de la Canal: El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas. Escuela Nacional Preparatoria. 1922-1923.

Ramón Alva de la Canal (1898-1985) fue pintor e ilustrador. Estudió en la Academia San Carlos, al igual que varios de los muralistas. Formó parte del sindicato de pintores. Entre sus obras destaca El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas (1922-1923).

Fernando Leal

La fiesta del señor de Chalma
Fernando Leal: La fiesta del señor de Chalma. Escuela Nacional Preparatoria. 1923-1924.

Fernando Leal (1896-1964) fue uno de los pintores contratados por José Vasconcelos para el gran proyecto de la Escuela Nacional Preparatoria, donde pintó el fresco Los danzantes de Chalma o La fiesta del señor de Chalma (1923-1924). Asimismo, pintó la Epopeya bolivariana en el vestíbulo del anfiteatro Simón Bolívar entre 1939 y 1942.

Fermín Revueltas

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Fermín Revueltas: Alegoría a la Virgen de Guadalupe. Escuela Nacional Preparatoria. 1922-1924.

Fermín Revueltas (1901-1935) fue pintor, vitralista, dibujante y muralista. Participó en el movimiento mexicano conocido como estridentismo, que integraba futurismo, dadaísmo, ultraísmo y constructivismo en un solo movimiento. Fue parte de la primera generación de muralistas que participó en la decoración de la Escuela Nacional Preparatoria donde pintó su famosa Alegoría a la virgen de Guadalupe (1922 y 1924).

David Alfaro Siqueiros

Siqueiros retrato de la burguesía
David Alfaro Siqueiros: Retrato de la burguesía. Sindicato Mexicano de Electricistas. 1940.

Siqueiros, quien vivió entre 1896 y 1974, se distingue de Rivera y Orozco en que sus temas proyectan más el futuro que el pasado. En sus inicios practicó un arte clasicista y nacionalista. Sin embargo, a partir de 1932, evolucionó hacia un arte mucho más dinámico. Ejemplo de ello es el Retrato de la burguesía, de la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas, ejecutado en 1940.

Este pintor buscaba un equilibrio estético universal con motivos nacionalistas y modernos, lo que —según Madel—, provenía de su contacto con los avances tecnológicos de la sociedad norteamericana. En este sentido, Madel sostiene que, para Siqueiros, el mural era concebido como “espacio escénico polidimensional y espectáculo de masas empleando la técnica del montaje cinematográfico, por medio de Eisenstein”.

No es de extrañar, por tanto, la presencia de elementos de la vanguardia del futurismo en la obra del pintor: obras geométricas, diagonales, líneas rectas y formas curvas.

Se podrá ver también la influencia del arte azteca en las masas compactas, la síntesis visual y el sentido pétreo de sus figuras del período más avanzado. Incluso, elementos olmecas en la fisionomía de los personajes representados: frente grande, pómulos pronunciados, ojos oblicuos, nariz y labios prominentes, dice Madel. Ejemplo de todo ello serán los murales Madre proletaria / Madre campesina y El entierro del obrero (inconcluso).

Te puede interesar: David Alfaro Siqueiros: biografía y obras del muralista mexicano.

Diego Rivera

Rivera La creación
Diego Rivera: La creación. Escuela Nacional Preparatoria. 1922.

Diego Rivera (1886-1957), quien estudió en Europa y, antes que nada, practicó el cubismo sintético, heredó de esta vanguardia el equilibrio, el orden, la armonía y los principios de construcción plástica, lo cual es visible en el mural La creación, de 1922.

Rivera aplicó elementos del arte bizantino e italiano. Cuando finalmente se dejó ganar por la causa de la identidad mexicana, exploró y estudió las fuentes del arte prehispánico, tales como los códices y las piezas de arte prehispánicas.

Dice Madel que al hacer lo que hicieron los pintores renacentistas, que estudiaron los mitos griegos e historias bíblicas al detalle para construir un arte clásico, Rivera se convirtió en el inventor de lo clásico indígena.

Como resultado, Rivera promovió la representación del mundo indígena desde una mirada idealizante. En ello se reconoce, también, la inclusión de lo femenino, a lo cual Rivera da voz y presencia.

Vea también 5 murales fundamentales de Diego Rivera.

José Clemente Orozco

Orozco Cortes y la malinche
Orozco: Cortés y la Malinche. Escuela Nacional Preparatoria. 1926.

José Clemente Orozco (1883-1949) fue el más influido de los muralistas mexicanos por el expresionismo. Por un lado, trabajó profusamente los valores socialistas junto con la educación, el progreso y la industrialización. Por otro lado, el universo de personajes de Orozco se concentró en lo masculino, en lo cual se distinguió de Rivera.

Orozco rechaza las composiciones idealizadas y mitologizantes del pasado indígena, pues entiende que lo prehispánico y lo hispánico se entrelazan en un proceso conflictivo marcado por la lucha entre el progreso y los sectores reaccionarios.

De este modo, Orozco fue el primero en aludir al colonialismo español, tal como lo pone en evidencia el fresco Cortés y la Malinche, de 1926, en el que se evidencian las consecuencias de la dominación hispana y la subyugación indígena.

Vea también José Clemente Orozco: biografía y obras.

Antecedentes del muralismo mexicano

El muralismo mexicano tiene sus antecedentes en la búsqueda de un arte nacionalista. Esto inició en el siglo XIX, tras la inquietud independentista de México. En ese tiempo destacaron Leandro Izaguirre, Félix Parra, José Obregón, Rodrigo Gutiérrez y el grabador José Guadalupe Posada (1852-1913).

Sin embargo, un antecedente más concreto y significativo lo representa la exposición de la Academia de San Carlos celebrada en el año 1910. Esta exposición fue organizada por el pintor Gerardo Murillo, conocido mejor como el Dr. Atl (1875-1964).

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Dr. Atl: Autorretrato.

La exposición de la Academia de San Carlos tuvo como propósito responder con una propuesta nacionalista a la exposición de pintura española patrocinada por Porfirio Díaz para conmemorar la lucha de México por su independencia del colonialismo español.

Los artistas participantes se comprometieron con temas indígenas como reivindicación de los pueblos originarios. En ese sentido trabajaron los artistas Saturnino Herrán y Jorge Enciso.

De allí que el Sr. Atl, organizador de esta iniciativa y promotor del modernismo, haya sido considerado como el precursor ideológico y defensor teórico del muralismo, en busca de una pintura con valores y espiritualidad.

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Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Profesora universitaria, cantante, licenciada en Artes (mención Promoción Cultural), con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa.