Película El secreto de sus ojos de Juan José Campanella
El secreto de sus ojos es un drama argentino de temática policial estrenado en 2009 y dirigido por el director Juan José Campanella.
Basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sancheri, esta historia supone un viaje de ida y vuelta a través de un asesinato sin resolver que, después de 25 años, sigue marcando la vida de Benjamín Espósito.
El filme es una obra maestra del cine mundial que es capaz de emocionar y conmover al espectador gracias a una narración espectacular y la brillante interpretación de sus protagonistas.
Resumen de la película
Benjamín Espósito, ex secretario de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires, se encuentra en sus horas más bajas al inicio de su jubilación. Para llenar su vida, decide escribir una novela relacionada con un caso que lo conmovió 25 años atrás.
¡Atención, a partir de ahora puede haber spoilers!
En 1974 la joven Liliana Colotto fue brutalmente violada y asesinada dentro de su casa y Benjamín fue testigo del levantamiento del cadáver. Ricardo Morales, marido de la víctima, quedó conmocionado después de la tragedia y Espósito le prometió encontrar al asesino.
Pablo Sandoval, compañero de trabajo de Benjamín, e Irene Morales, la nueva jefa del departamento y enamorada de Espósito, trataron de ayudarlo a resolver el caso. Entretanto, Romano, su rival en el trabajo, consigue inculpar a dos trabajadores.
Sin embargo, Benjamín se negó a creer esa versión de los hechos y siguió investigando hasta localizar unas fotografías de la víctima en las que pudo identificar a un sospechoso: Isidoro Gómez. Así, el protagonista intenta seguir su rastro, pero una serie de acontecimientos llevan a Irene a cerrar el caso.
En 1975 Espósito vuelve a ver a Ricardo Morales sentado en una estación de tren. El hombre había estado recorriendo diferentes apeaderos sin descanso para tratar de encontrar al asesino de su esposa.
Conmovido por lo sucedido, Espósito consigue que Irene reabra el caso e investiga junto a Sandoval el paradero de Gómez. Un día, durante un partido de fútbol lo encuentran y lo detienen para interrogarlo. En ese momento Irene consigue que el hombre confiese el crimen pero, lejos de encarcelarlo, Morales decide dejarlo en libertad por su condición de sicario, cómplice de la justicia.
Días después, Espósito encuentra el cuerpo sin vida de Sandoval y concluye que éste suplantó su identidad (la de Benjamín) para evitar que lo mataran.
Así, Benjamín decide marcharse a Jujuy para salvar su vida, dejando atrás la posibilidad de vivir una historia de amor con Irene.
Tras una década vuelve a Buenos Aires y se entera de que Romano fue asesinado durante la dictadura, Irene está casada y el asesino de Liliana sigue desaparecido.
De vuelta a 1999, el presente de la película, Espósito se encuentra con Morales y éste le confiesa que ha matado al asesino de su esposa. Sin embargo, el protagonista no se cree su versión y descubre que en realidad Morales lo tiene secuestrado.
Finalmente, Benjamín le confiesa su amor a Irene con el fin de retomar una historia que pudo haber sido.
Análisis de la película
Como un tren que se escapa de una estación y se aleja desdibujándose en el horizonte, así comienza la película de Campanella.
La memoria, a veces, es traicionera y nos aporta recuerdos vagos sobre lo que fue. Benjamín Espósito, solo recuerda unos ojos nítidos sumergidos en el entorno trepidado y difuso de un andén, los de una joven Irene que observaba como dejaba escapar a un amor que pudo ser.
Es, sin duda, toda una metáfora del paso del tiempo y de cómo la fragilidad de la memoria nos sorprende con resquicios del pasado, imposibles de adivinar como certeros o no.
No hay nada mejor que un tren para marcar el inicio del viaje catártico del protagonista, como alegoría del carácter efímero de la vida, y un andén, como un lienzo de recuerdos desdibujados que no terminan de perfilarse.
Contexto sociopolítico
El amor y la venganza son los temas principales de este filme, enmarcados en un contexto de la Argentina de los años 70, que sirve como telón de fondo.
Aunque el contexto político no aparece narrado de forma explícita, el país estaba sumido en el inminente gobierno de Isabel Martínez de Perón.
Las situaciones vividas por los personajes nos ofrece una pincelada del panorama político y una crítica al sistema de la época, al hacer alusión a los intereses personales de los altos cargos de la justicia, los abusos y la corrupción, frente a los derechos los de ciudadanos.
Esto se puede ver de forma clara cuando dos trabajadores son imputados arbitrariamente y condenados por el crimen con el fin cerrar el caso y exculpar al verdadero asesino, que estaba colaborando para la justicia a través del espionaje.
Catarsis personal y el amor como detonante de la historia
¿Cómo se hace para vivir una vida vacía? ¿Cómo se hace una vida llena de nada?
El personaje de Benjamín, está sumido en una crisis personal tras su jubilación. Siente que su vida no ha sido completa, en parte, por el dolor que le ocasionó la muerte de la joven.
El terror a la página en blanco, al inicio de su carrera como novelista, y el temor a la fugacidad de la vida, lo hacen volver al juzgado donde trabajó para pedirle ayuda a Irene, su amor del pasado.
Por otro lado, el recuerdo de la historia de amor vivida entre la víctima y su marido, un amor que, en palabras de Benjamín, “nunca volvió a ver”, ¿será la añoranza por algo que no vivió lo que le hace sentir incompleto?
Está claro que el protagonista lleva consigo el peso del dolor y la inseguridad permanente. En mayor o menor medida, el espectador se puede identificar con los miedos internos del personaje y con las acciones incoherentes que caracterizan a los seres humanos.
Como dice la expresión “no te arrepientas de lo que hayas hecho, sino de aquello que nunca hiciste”. Así empieza la catarsis del protagonista que pretende reconducir su vida y saldar los errores del pasado, para ello usa una historia de amor fallida como detonante de su odisea.
Juego entre pasado y presente
Si por algo sobresale esta cinta es por un guion sólido, nutrido por una estructura narrativa que está marcada por dos espacios temporales bien diferenciados: presente y pasado. Gracias al uso de los flashbacks y los giros inesperados en el guion, Campanella consigue alimentar el suspense y mantener al espectador atento hasta el final.
Por otro lado, hay que destacar la maestría de los diálogos, a través de los mismos el director es capaz de despertar tanto la nostalgia, gracias a la narración en off del protagonista, como la risa mediante situaciones cómicas y bromas, propias de Argentina, en los diálogos.
Los 129 minutos del filme vienen a ser un puzzle por construir cuyas piezas son dosificadas con la intención de que el espectador ensamble a lo largo del recorrido.
Crisis personal y crisis del régimen
La cinta presenta un trasfondo político marcado por situaciones injustas. En parte, el background del personaje y la crisis personal del mismo simboliza la situación que vive Argentina en ese momento.
De esta forma comprendemos que “es necesario conocer la historia para no cometer los mismos errores”. En ese sentido Benjamín intenta volver al pasado para sanar su presente y redimir su futuro. ¿No debería ser este el mensaje latente en todos los gobiernos?
Por otro lado, el protagonista viene a jugar un papel fundamental al intentar “salvar” el sistema judicial de la corrupción. Esto se demuestra en el momento en que Isidoro Gómez, verdadero asesino, recibe la impunidad por su condición de sicario. Ante este hecho, Benjamín no se rinde y sigue luchando por hacer justicia la muerte de Liliana.
Aunque, El secreto de tus ojos, no es una crítica explicita al sistema, nos regala escenas en las que subyace una denuncia al régimen establecido. De manera muy sutil, aparece la historia argentina de los años 70 y se condena la arbitrariedad e injusticia de la época.
De la estética de los detalles a la exaltación del movimiento
La cinta, como se ha destacado en líneas superiores, supone un viaje de ida y vuelta entre presente y pasado. Como espectadores recorremos estos dos espacios temporales a través de los ojos del personaje protagonista.
De este modo, la cámara se pone al servicio de Benjamín y, en muchos planos, se coloca cerca del personaje dibujando su recorrido a partir de encuadres establecidos desde su hombro.
Por otro lado, es frecuente el uso de planos cortos y, especialmente, detalles. Como se ha destacado anteriormente, uno de los temas latentes en la película es la fragilidad de la memoria con el paso de los años.
Para transmitir esto, Campanella juega con el desenfoque y la tonalidad de algunos objetos. Por ejemplo, en la primera secuencia, donde los recuerdos del protagonista son tímidos, el director juega con una profundidad de campo reducida, enfoca detalles, como por ejemplo los ojos de Irene o una maleta de la estación, también ralentiza y trepida algunos planos.
Una de las secuencias más frenéticas de la película aparece cuando Benjamín y Pablo acuden a un partido de fútbol con la intención de encontrar a Isidoro Gómez.
Esta parte de la cinta está resuelta con un magistral plano secuencia, donde la cámara no hará ningún corte desde que localiza a Benjamín y a Pablo en las gradas hasta que el asesino es detenido. Así, la cámara recorre sin cortes: las gradas, los pasillos y los baños del estadio de fútbol.
Es una técnica que ayuda a agilizar el filme ya que aumenta el ritmo y permite incluir al espectador, más fácilmente, en la persecución, lo hace partícipe de la misma.
Conclusión: un viaje hacia la reconstrucción personal
El amor y la justicia se coronan como protagonistas de film de Campanella. Aunque, la verdadera enseñanza de la cinta promueve una mirada hacia el interior de nosotros mismos, a través de una reflexión más personal e intimista, que nos ayude a alejarnos de la frustración incitada por las heridas abiertas del pasado.
Con ello, nos invita a mirar al pasado para reconstruirnos y no quedar inertes en la desesperación de lo que pudo ser.
Tráiler
Si aún no has visto la película, aquí puedes ver el tráiler:
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