Película La sociedad de los poetas muertos: resumen, análisis y significado
La sociedad de los poetas muertos (Dead Poets Society) es un filme de 1989 dirigido por Peter Weir que se ha convertido en una película de culto.
El guion está inspirado en un profesor de literatura llamado Samuel Pickering, quien le dio clases al guionista Tom Schulman cuando estudiaba en la academia Montgomery Bell de Tennessee. Fue a partir de él que Schulman concibió al personaje del profesor Keating, interpretado por Robin Williams.
Resumen
La historia comienza en 1959 con el acto de bienvenida del nuevo año escolar en la academia Welton. Es una exclusiva escuela privada que defiende el lema: "tradición, honor, disciplina y excelencia". En este momento se presenta al profesor de literatura John Keating, ex-alumno de la escuela.
En su primera clase, el profesor Keating decide llevar a los jóvenes al salón que resguarda las memorias de la historia escolar. Mientras contemplan las fotografías de sus predecesores, Keating susurra: “Carpe Diem”, que quiere decir “aprovecha el día”. Así, inicia un camino educativo que pretende inspirar a los chicos.
De este modo, Keating prefiere obviar el acercamiento teórico y privilegiar un método basado en la libertad de pensamiento. Para ello, recurre a medidas drásticas, como animar a los jóvenes a destruir el estudio introductorio del libro de la cátedra, subirse al escritorio para ver desde un ángulo diferente y escribir su propia poesía.
La fundación del club
Algunos jóvenes descubren que Keating había formado un club llamado “la sociedad de los poetas muertos” cuando era estudiante. Inquietos por la idea de vivir intensamente, reanudan la sociedad.
Estos jóvenes tienen en común el hecho de que sus familias han planeado un futuro por ellos y buscan apropiarse de su vida nuevamente. Cada uno carga también sus cruces personales.
Neil Perry sufre la coacción de un padre autoritario y controlador, mientras Todd Anderson manifiesta una introversión casi patológica. Por su parte, Charles Dalton es un joven irreverente, atrapado en el prestigio de su millonaria familia. Richard Cameron es disciplinado y aburrido y Knox Overstreet ha descubierto el amor pero no sabe cómo conquistarlo. Los curiosos y aplicados Gerard Pitts y Steven Meeks construyen un radio para poder escuchar música.
El clímax
En la medida en que los jóvenes se atreven a pensar por sí mismos, descubren sus talentos e intereses. Es así como Neil encuentra su vocación para la actuación y se incorpora al grupo de teatro sin consentimiento de su padre, quien, al descubrirlo, se lo prohíbe severamente.
Knox hallará el valor para ir tras la chica que le gusta. El joven Todd logrará a abrirse por primera vez en el aula, aunque seguirá siendo tímido. Finalmente, Charly encontrará en el club un espacio para ser él mismo, adoptando el nombre del rebelde “Nuwanda”.
A fin de ser expulsado, “Nuwanda” publica en el boletín escolar una petición para aceptar mujeres en Welton a nombre del club, pero ninguno de sus miembros tenía conocimiento del asunto.
El director Nolan castiga a Charles del modo "tradicional" (con palmatorias) para obligarle a confesar el nombre de los miembros del grupo, pero este asume toda la responsabilidad. Sin embargo, el mal está hecho. Nolan ha percibido al club como una amenaza e irá tras quien lo haya inspirado. Al enterarse de lo ocurrido, Keating le hace ver a “Nuwanda” que ha tergiversado el sentido de su enseñanza.
El desenlace
Keating le aconseja a Neil llegar a un acuerdo con su padre antes de la obra. Atemorizado, el joven decide ir a la función a escondidas y hace creer a todos que el Sr. Perry ha cambiado de opinión. Al descubrirlo, el Sr. Perry decide transferirlo a la escuela militar, donde permanecería diez años. Creyéndose sin escapatoria, el joven se suicida.
La muerte de Neil causa gran impacto emocional en Todd, su compañero de habitación. Asimismo, desata una "cacería de brujas" en Welton para evitar el desprestigio de la academia. El chivo expiatorio será el profesor Keating, quien ya estaba en la mira de Nolan debido a sus métodos. Los jóvenes son obligados a declarar en contra de Keating, so pena de expulsión. Todos firmarán menos Charles, el único expulsado.
Antes de dejar la escuela, Keating buscará unos libros en el aula, ahora a cargo de Nolan. Todd se levanta ante todos para explicarle que fue obligado a firmar. En un acto de valor inesperado, se para sobre su escritorio y se despide de Keating diciendo: “¡Oh, capitán, mi capitán!”. Inspirados por el valor que ha conquistado el tímido Todd, sus compañeros se suman al reconocimiento.
Análisis
La sociedad de los poetas muertos fue una película muy aclamada en su momento. Sin embargo, las posiciones ante ella son realmente polémicas. Mientras que algunos hacen de esta una película de culto, para ciertos críticos no es más que un melodrama bien dirigido y muy bien representado por sus actores.
El tema
El conflicto gira en torno a las expectativas sociales que se depositan sobre los chicos. Estas funcionan como justificación de los modelos educativos tradicionales y el autoritarismo familiar.
Aquí tienen un peso determinante las ideas implícitas de éxito y fracaso, muy arraigadas en la mentalidad de una sociedad masificada, capitalista y pujante, como la de los años 50 en los Estados Unidos.
Para comunicar visualmente estas ideas, el director Peter Weir acude a encuadres y ángulos de cámara que expresan el sistema jerárquico. En las clases de los profesores tradicionales, estos protagonizan el cuadro. Cuando los estudiantes son incluidos, se hace desde la perspectiva del profesor y se acentúan ángulos picados o contrapicados.
Cosa distinta ocurrirá en las escenas con Keating, en las que este y sus alumnos participan de la misma jerarquía visual. Será él quien convierta a los jóvenes en los protagonistas de las escenas.
El profesor Keating y la literatura
En un ambiente académico dominado por la tradición y la disciplina, no será difícil para el profesor Keating encender la pasión en los corazones de los jóvenes que viven a la merced de los planes paternos.
El argumento se construye en torno a la máxima horaciana “Carpe diem”, que quiere decir “Aprovecha el día”. También acudirá al norteamericano Walt Whitman, convirtiendo su poema a Lincoln "¡Oh, capitán, mi capitán!" en un modo de señalarse a sí mismo como líder de aquellas almas.
El programa de Keating es, claramente, un programa romántico. Las bellas letras se representan como instrumento liberador de la conciencia y, en cierto modo, el personaje reivindica su carácter subversivo, incómodo, domesticado por medio de la crítica academicista.
El estudio introductorio del libro que Keating hace destruir, no es más que el símbolo del racionalismo analítico que minimiza el propósito para el cual los poemas fueron concebidos: para conmover.
Así, el profesor Keating representa la recuperación del placer de vivir por medio de la experiencia estética y del conocimiento. Por ello, la literatura está en el centro de la pasión. En realidad, a estos jóvenes se les ha sustraído el placer de vivir, de estudiar, conocer y aprender.
No se trata de que Keating cuestione la autoridad paterna o el valor de la educación. Parece más bien que quiere animar a los jóvenes a comprender que el trabajo es sólo una parte de la vida y que, por medio de la poesía y las artes, pueden recuperar la belleza de vivir, que es para lo que se trabaja. También quiere transmitirles el afecto por el conocimiento como experiencia y no como mera herramienta.
De este modo, a este profesor lo que más le preocupa es que los jóvenes sólo se queden con el pragmatismo técnico, es decir, la sustracción de la belleza.
Carpe diem y la banalización del sentido
Cuando "Nuwanda" reta a la academia con su "travesura", cargada de consecuencias inimaginables para todos, Keating lo reprende. Este episodio es muy importante para comprender que guionista y director no pretenden hacer una celebración de la estupidez.
Para Keating, vivir plenamente no es nada parecido al placer sin significado o a la diversión irresponsable. Por el contrario, queda implícito que la experiencia de vivir intensamente supone también hacerse cargo de la propia responsabilidad. Se trata de valorar las pequeñas cosas, de reconocer en ellas la belleza, y de no olvidar que es ese el propósito de la vida: apreciar, valorar, aprovechar el día, carpe diem.
¿Quién tiene la culpa?
Aunque Keating es vanguardista en sus métodos, sigue siendo moderado en sus críticas. Por ello, el desenlace de Neil Perry parece muy extremo. Especialmente a la luz de las pretensiones de personajes como el Señor Perry, un hombre de clase media cuyo propósito es darle ventaja a su hijo en la repartición del poder social y económico.
Algunos críticos han señalado que allí radica uno de los puntos débiles del filme. No obstante, el suicidio de Neil es el que genera la fuerza emotiva del filme. Después de todo, ¿no es la pérdida de la libertad una muerte simbólica?
Sin embargo, la decisión de Neil no es una proclama de libertad. Por el contrario, se entrega a las fauces del sistema, abdica de su derecho a la rebeldía, desconoce la fuerza de lo aprendido y se victimiza como un cautivo condenado al patíbulo.
Hallar la voz interior: Todd Anderson
El verdadero eje del relato será el tímido y silencioso Todd Anderson. Es en él donde realmente se cumplen los procesos creativos y creadores que ha inspirado el maestro y la literatura. Este sí será un personaje que se transforma. Además, es él quien justifica y salva al personaje de Keating.
Todd responde al arquetipo del adolescente obediente y disciplinado, aparentemente imperturbable. Pero en realidad es sólo un joven cautivo del miedo.
El control excesivo y el desamor al que ha sido sometido, le hace creer que todo en él es indigno de ser mostrado. Ha sido reprimido y apagado mediante formas de violencia pasivo-agresivas, que vemos claramente simbolizadas en el regalo que recibe en su cumpleaños.
Su miedo es tan intenso que es incapaz de soltar un alarido cuando el maestro Keating se lo pide en el aula. Sin embargo, después de todo el proceso que logra experimentar en Welton, podrá venir el cambio. Perder a la vez a Niel, su mejor amigo, y a Keating, el único profesor que estaba dispuesto a trabajar en él, significó un punto de no retorno.
Así, Todd asume responsabilidad ante su propia persona y se convierte en ejemplo y "maestro" para sus compañeros que lo imitan. De esa forma, gana su propia autoridad y libertad de pensamiento, tal como su maestro le enseñara.
Aunque el discurso de profesor Keating llega a muchos alumnos, Todd experimenta un viaje interior en el que se encontrará para finalmente salirde sí mismo. En este recorrido, encontrará la voz poética y creadora, descubrirá la belleza que le habita, el placer de conocerse y mostrarse a otros, así como una voz para proclamar la verdad con valor.
Salir de sí mismo... ¿No es ese, acaso, el papel del arte y la literatura en nuestra vida? ¿No fue la palabra el verdadero personaje tácito que impulsó todos los cambios en el filme? ¿No es acaso la palabra una "relación" humanizadora y liberadora?
Poemas citados en La sociedad de los poetas muertos
Carpe Diem
No indagues, Leucónoe (no es lícito saberlo),
qué fin reservan los dioses a tu vida y la mía,
ni combines los números mágicos. Mejor será que te resignes
a los decretos del hado, sea que Júpiter te conceda vivir muchos años,
sea éste el último en que ves romperse las olas del
Tirreno contra los escollos opuestos a su furor.
Sé prudente, bebe buen vino y reduce las largas esperanzas
al espacio breve de la existencia. Mientras hablamos,
huye la hora envidiada. Aprovecha el día, no confíes en el mañana.Horacio (Venosa, 65 a.C. - Roma, 8 a.C.)
¡Oh, capitán, mi capitán!
¡Oh capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha terminado,
La nave ha salvado todos los escollos, hemos ganado el anhelado premio,
Próximo está el puerto, ya oigo las campanas y el pueblo entero que te aclama,
Siguiendo con sus miradas la poderosa nave, la audaz y soberbia nave;
Más ¡ay! ¡oh corazón! ¡mi corazón! ¡mi corazón!
No ves las rojas gotas que caen lentamente,
Allí, en el puente, donde mi capitán
Yace extendido, helado y muerto.
¡Oh capitán! ¡Mi capitán! Levántate para escuchar las campanas.
Levántate. Es por ti que izan las banderas. Es por ti que suenan los clarines.
Son para ti estos búcaros, y esas coronas adonardas.
Es por ti que en las playas hormiguean las multitudes,
Es hacia ti que se alzan sus clamores, que vuelven sus almas y sus rostros ardientes.
¡Ven capitán! ¡Querido padre!
¡Deja pasar mi brazo bajo tu cabeza!
Debe ser sin duda un sueño que yazgas sobre el puente.
Extendido, helado y muerto.
Mi capitán no contesta, sus labios siguen pálidos e inmóviles,
Mi padre no siente el calor de mi brazo, no tiene pulso ni voluntad,
La nave, sana y salva, ha arrojado el ancla, su travesía ha concluido.
¡La vencedora nave entra en el puerto, de vuelta de su espantoso viaje!
¡Oh playas, alegraos! ¡Sonad, campanas!
Mientras yo con dolorosos pasos
Recorro el puente donde mi capitán
Yace extendido, helado y muerto.Walt Whitman, (EE.UU. 1819-1892)
Me interné en los bosques
Me interné en los bosques porque quería vivir intensamente;
quería sacarle el jugo a la vida.
Desterrar todo lo que no fuese vida, para así,
no descubrir en el instante de mi muerte que no había vivido.Henry David Thoreau (EE.UU., 1817-1862)
A las vírgenes, para que aprovechen el tiempo
Coged las rosas mientras podáis;
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta.La gloriosa lámpara celeste, el sol,
cuanto más alto ascienda
antes llegará a su camino
y más cerca estará del ocaso.Los primeros años son los mejores,
cuando la juventud y la sangre están más calientes;
pero consumidas, la peor, y peores tiempos
siempre sucenden a los anteriores.Así que no seáis tímidas, aprovechad el tiempo
y mientras podáis, casaos:
pues una vez que hayáis pasado la flor de la vida
puede que esperéis para siempre.Robert Herrick (Inglaterra, 1591-1674)
No dejes que pase el día
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer
de tu vida algo extraordinario.No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.«Emito mis alaridos por los techos de este mundo»,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros «poetas muertos»,
te ayudan a caminar por la vida.La sociedad de hoy somos nosotros:
Los «poetas vivos».
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.Walt Whitman
Revisa aquí Poemas para reflexionar sobre la vida
Sobre Peter Weir
Peter Weir es un director y guionista de cine nacido en 1944 en Australia. Estudió Arte y Derecho en la Universidad de Sydney. A partir del año 1967 decidió entrar al mundo de la televisión. A partir de este episodio, comenzó a ganar experiencia como director cinematográfico. Algunas de sus películas más conocidas son: Picnic at Hanging Rock (1975); Witness (1985); The Truman Show (1998), La sociedad de los poetas muertos (1989) y The Way Back (2010).
Ficha técnica
- Nombre original: Dead Poets Society.
- Director: Peter Weir.
- Guion: Tom Schulman.
- Música: Maurice Jarre.
- Fotografía: John Seale.
- Año de lanzamiento: 1989.
- Reparto: Robin Williams, Robert Sean Leonard, Ethan Hawke, Josh Charles, Dylan Kussman, Gale Hansen, James Waterston, Allelon Ruggiero, Norman Lloyd, Kurtwood Smith, Melora Walters, Welker White, John Cunningham, Debra Mooney, Lara Flynn Boyle.
Premios
- 1990: César: Mejor película extranjera
- 1989: Oscar: Guión original.
- 1989: BAFTA: Película, Banda sonora.
- 1989: David di Donatello: Film extranjero.
Tráiler y comentarios sobre la película
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