Pinturas rupestres: definición, características y sitios más famosos
Desde el comienzo de los tiempos, el ser humano ha buscado expresarse. Prueba de ello es el arte rupestre, la pintura de la prehistoria, que fue realizada en cuevas y suele representar animales, manos y, en algunas ocasiones, figuras humanas.
¿Qué son las pinturas rupestres?
Son las manifestaciones artísticas más antiguas que se conocen, pues datan de hace 40.000 años a. C., de la transición entre los periodos paleolítico y neolítico.
Corresponden a grabados y pinturas que se encuentran en el interior de cuevas. Tienen como soporte las propias paredes o abrigos rocosos.
Características
Temas
Por lo general, suelen representar animales como bisontes, caballos, ciervos, renos y mamuts. Raramente aparecen figuras humanas, pero sí son frecuentes las impresiones de manos.
Materiales y uso del color
Para obtener la pintura se utilizaban pigmentos minerales como óxido de hierro o manganeso (rojo), ocre (amarillo) y carbón vegetal (negro). Estos polvos se mezclaban con pigmentos de arcilla para obtener distintas gamas de tonos. Asimismo, se añadía algún tipo de grasa animal o vegetal para obtener una consistencia pastosa.
Los colores se untaban directamente con los dedos. En ocasiones, se usaba una especie de caña por donde se soplaba la pintura en forma de líneas finas. Como pinceles se usaban ramas quemadas.
Como en la mayoría de los sitios las pinturas se encuentran en paredes altas o en techos, los expertos piensan que deben haber utilizado algún tipo de escalera o andamio.
Rol
Debido a su antiguedad, es difícil saber qué función cumplían estas pinturas. Se cree que tenían usos rituales o religiosos, como por ejemplo, dar buena fortuna para la caza.
Sitios de pinturas rupestres famosas
Aunque se han encontrado muestras de arte rupestre alrededor de todo el mundo, hay ciertos lugares que tienen las pinturas más representativas y mejor elaboradas.
Cueva de Altamira, España
Uno de los sitios más famosos del arte rupestre se encuentra en Santillana del Mar, pueblo al norte de España, en la zona de Cantabria.
La Cueva de Altamira fue descubierta por un cazador en 1868, pero permaneció en el olvido durante ocho años hasta que un paleontólogo aficionado, Ignacio Sanz de Sautuola, comenzó a estudiarla.
Al comienzo se generó controversia, pues se dudó de que se tratara realmente de una muestra de arte rupestre y no fue hasta 1902 donde se reconoció su autenticidad. Desde entonces ha sido excavada y examinada por varios expertos que determinaron que fue habitada por cazadores y recolectores nómadas.
La cueva es de trazado irregular y tiene 270 metros. Las pinturas tienen aproximadamente 14.000 años de antiguedad y predominan los tonos rojizos con contornos negros. Por su parte, las figuras miden entre 125 y 170 centímetros.
Dentro del conjunto, destaca el Techo de los Polícromos, también llamado la "Capilla Sixtina del Arte Paleolítico", donde se pueden encontrar representaciones de bisontes.
Allí el ejemplo más famoso es el denominado "Bisonte encogido", debido a que se utilizó una zona abultada para darle sensación de relieve. Además, es una muestra de la perfección del trazado, ya que fue representado con las patas plegadas y la cabeza hacia abajo.
En 1985 el sitio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Cueva de Lascaux, Francia
Ubicada en la región de la Dordoña, al suroeste de Francia, este lugar es uno de los mayores tesoros del arte rupestre del periodo paleolítico.
Allí se encuentran más de 600 figuras de animales como caballos, cabras, bisontes y rinocerontes que tienen entre 16.000 y 18.000 años de antiguedad. Lo interesante es que aquí también se hallaron símbolos abstractos y hasta un humano.
Fue descubierta el 12 de septiembre de 1940 por un grupo de cuatro niños y en 1948 ya estaba abierta para el público. A diferencia de otros lugares, los estudios señalan que esta cueva no funcionaba como asentamiento, sino que sólo se utilizó como sitio artístico.
Gracias a las investigaciones, se sabe que se alumbraban con fogatas y lámparas de grasa animal para poder realizar el trabajo y que algunos de los materiales utilizados, como el óxido de manganeso, no se encuentra en ningún sector cercano al lugar. De hecho, la fuente más próxima está por lo menos a 250 km. Por ello, se ha sugerido que podía existir algún tipo de comercio en aquel periodo y que el arte tenía un papel importante dentro de la comunidad.
También se encontraron herramientas para pintar confeccionadas a partir de piedra y de hueso de animales.
Lo que más destaca dentro del conjunto es la "Sala de los toros". Allí hay 130 figuras que representan a 36 animales y el resto se compone de signos geométricos. Lo más impactante es el tamaño y calidad de las pinturas
Lamentablemente, la cueva fue cerrada para el público en 1968, pues la enorme cantidad de visitantes comenzó a generar daños en las pinturas, al producir un hongo. Así, se creó Lascaux II, una réplica que fue abierta en 1983 y que se encuentra a 200 metros del sitio original.
En 1979 fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Sierra de San Francisco, México
En la Provincia de Baja California, en México, se alberga uno de los mayores tesoros del arte rupestre. Debido a las condiciones climáticas y a la dificultad de acceso al lugar, las pinturas se han conservado en muy buen estado.
Allí habitaron grupos cazadores-recolectores y fueron quienes desarrollaron estas expresiones. Las representaciones datan de hace aproximadamente 8000 años y muestran a animales terrestres y acuáticos, además de algunas figuras humanas en tonalidades rojas, negras, blancas y amarillas. Ha destacado por la monumental escala y por la calidad de la ejecución.
Las primeras referencias al arte rupestre en esta región se encuentran en los registros de los jesuitas del siglo XVIII que buscaban evangelizar a la población indígena. Luego, en 1894, Leon Diguet, un químico industrial que trabajaba en una mina de cobre, realizó las primeras exploraciones.
Su estilo ha sido denominado "Gran Mural", término acuñado en los 70 por el fotógrafo estadounidense Harry Crosby que publicó el libro Las pinturas rupestres de Baja California: Descubriendo los grandes murales de un pueblo desconocido.
En 1993 el sitio fue declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
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