La niña de Guatemala de José Martí: descubre la historia de amor detrás del poema

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 7 min.

El poema conocido como "La niña de Guatemala" es uno de los textos más famosos de José Martí, una figura clave en el proceso independentista en América Latina.

Los versos encierran una historia de amor truncado que ha atravesado fronteras y se basan en la propia experiencia del autor.

Poema La niña de Guatemala

Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...

Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.

Análisis

Sobre el autor

José Martí
José Martí

Además del rol que jugó en la búsqueda de emancipación de su país, José Martí (Cuba, 1853 - 1895) fue un destacado escritor. No sólo publicó ensayos y textos políticos, sino que también fue un distinguido poeta.

Su obra se instaura como una antecesora del Modernismo, ya que presenta ciertas características del movimiento, como la preocupación por la forma.

Debido a su lucha independentista, tuvo que pasar gran parte de su vida en el exilio. Así, realizó un periplo por distintos lugares como España, México y Guatemala.

Contexto

El poema fue dedicado a María García Granados y Saborío, hija de Miguel García Granados, quien fue presidente de Guatemala entre 1871 y 1873.

En abril de 1877 José Martí viajó a Guatemala, donde vivió durante algunos meses. Allí conoció a la joven y entabló amistad con su familia. De hecho, solía jugar ajedrez con su padre e ir de visita regularmente. Así fue como se hicieron amigos y le dedicó algunos versos, como los siguientes:

Siento una luz que me parece estrella,
Oigo una voz que suena a melodía,
Y alzarse miro a una gentil doncella,
Tan púdica, tan bella que se llama ¡María!

María García Granados
María García Granados

Aunque la chica se enamoró profundamente, Martí no pudo corresponderle, debido a que ya estaba comprometido con la cubana Carmen Zayas Bazán, a quien había conocido durante su estadía en México el año anterior.

En diciembre el escritor viajó a México, donde se llevó a cabo el matrimonio. En enero regresó a Guatemala, esta vez acompañado por su esposa. Sin embargo, no visitó el hogar de los García Granados y no volvió a ver a María.

La joven le envió entonces una carta que decía:

Hace días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo, porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de compromiso de matrimonio con la señorita Zayas Bazán. Te suplico que vengas pronto.

No sé sabe si hubo respuesta, pero a los pocos meses, en mayo, la "niña" murió debido a una enfermedad respiratoria, causada por haber nadado en un río. Su fallecimiento impactó a la comunidad y comenzaron a correr rumores de que había sido un suicidio por amor.

También existieron varios testimonios que ayudaron a respaldar esta tesis. Es el caso de una carta escrita por José María Izaguirre, un cubano exiliado en Guatemala, que ejercía como director de la Escuela Normal Central y formaba parte de la vida cultural del periodo. Él fue quien recibió a Martí cuando llegó al país y quien lo introdujo en el círculo de los García Granados. En la misiva declaró:

Cuando Martí regresó con Carmen no fue más a casa del general, pero el sentimiento se había arraigado profundamente en el alma de María, y no era ella del temple de las que olvidan. Su pasión se encerraba en este dilema: verse satisfecha, o morir. No pudiendo verificarse lo primero, le quedaba el otro recurso. En efecto, su naturaleza se resintió del golpe, fue decayendo paulatinamente, un suspiro continuo la consumía y, a pesar de los cuidados de la familia y los esfuerzos de la ciencia, después de estar algunos días en cama sin exhalar una queja, su vida se extinguió como el perfume de un lirio.

Años después, en 1891, Martí publicó Versos libres donde apareció "La niña de Guatemala" como "Poema IX". El texto se hizo famoso e hizo que la historia de amor truncado pasara a la historia y se convirtiera en parte del imaginario popular.

Cuando Martí se separó de su mujer, le escribió una carta a un amigo en la que parece arrepentido de su decisión:

Y pensar que sacrifiqué a la pobrecita, a María, por Carmen, que ha subido las escaleras del consulado español para pedir protección de mí.

Lápida
Placa conmemorativa en la tumba de María García Granados

Actualmente, María García Granados está enterrada en el Cementerio General de Guatemala y su tumba suele recibir visitas de jóvenes que solicitan ayuda en el amor. También circulan historias sobre una mujer de semblante triste que le pide a quien se encuentra que le lleve flores a la niña que murió de amor.

El poema

Los versos aluden a la muerte de una joven que falleció debido a un amor no correspondido. Así, el hablante lírico hace referencia a su funeral y cuenta algunos detalles que condujeron a ese momento, como el hecho de que el hombre del que estaba enamorada se casó con otra.

El cortejo fúnebre es bastante numeroso. Se mencionan obispos, embajadores y gente del pueblo. Es necesario recordar que el padre de María había sido presidente de Guatemala, por lo que es de esperar que fuese un evento masivo.

Lo que más llama la atención del texto es la frase "¡la frente que más he amado en mi vida!", pues da entender que se trataba de un amor recíproco que se vio frustrado por las circunstancias.

También se alude a la muerte de la muchacha luego de haber nadado en el río. Aunque los registros oficiales aseguraban que fue por un enfriamiento, aquí se afirma que fueron otras las causas.

El poema finaliza con la despedida del hablante, que en un gesto de adoración le besa las manos y los pies, para asumir que nunca más la verá.

Ver también:

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.