Los heraldos negros, de César Vallejo: análisis e interpretación del poema

Claudia Gómez Molina
Claudia Gómez Molina
Graduada en Literatura y Humanidades y traductora
Tiempo de lectura: 12 min.

El poema "Los heraldos negros" es una de las grandes obras maestras de la lengua hispanoamericana. Fue escrito por César Vallejo a los 25 años y publicado en su primer libro, también titulado Los heraldos negros, en 1919. Es, quizás, el poema más conocido de Cesar Vallejo, y también el más querido.

El poema trata de la condición humana: el ser humano en tanto que da cuenta de su dolor. Especialmente, el dolor que es difícil definir, decir o comprender.

Los heraldos negros, el poemario, fue impreso por la Penitenciaría de Lima. Fue acogido con éxito por la crítica y el público.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Análisis del poema

"Los heraldos negros" es un poema lírico en el que predominan las formas clásicas del romanticismo y modernismo, pero que introduce también elementos de las vanguardias poéticas.

Encontramos el verso alejandrino (14 sílabas) —predilecto entre los modernistas— y la rima, pero también irrupciones en el ritmo que rompen la forma clásica, la introducción de palabras sin prestigio poético ("charcos", "empozar"), o mayúsculas en medio de los versos ("Muerte", "Destino").

También están algunos elementos de la prosa, como el uso del lenguaje y de imágenes cotidianas: "el pan en la puerta del horno"; "la palmada que llama sobre el hombro".

Se ven las posibilidades expresivas del lenguaje hablado que no se limita a gramáticas ni ortografías. Gracias a esto tenemos a los "Cristos", los "Atilas", y nos topamos con la fuerza semántica que tiene "son pocos, pero son", que deja la sensación de que, efectivamente, habla de una forma de "ser" más sólida, que pesa más, y es, de alguna manera, definitiva.

La música intrínseca del lenguaje, que es la base musical de la prosa y el verso libre, está presente en el poema con la riqueza sonora que crean fragmentos como "del odio de Dios", "vuelve los ojos locos, y todo lo vivido", "Esos golpes sangrientos son las crepitaciones". Y también en el golpe de acento de ciertas palabras, como "bárbaros" que resalta en "Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas".

Voz poética

Las repeticiones de "¡Yo no sé!" presentan a la voz poética en primera persona. El interés del poema está en la subjetividad del individuo, en su manera de percibir el mundo. Es un "yo" vulnerable, humano en tanto qué es frágil y temporal.

La voz poética de "Los heraldos negros" nos define como seres humanos que registramos, somos conscientes, sentimos, incluso aquello que es mucho más grande, que nos avasalla, para lo que no tenemos ni siquiera un lenguaje: el destino, lo divino, el sufrimiento, la muerte.

Nos habla de nuestra humanidad en tanto que estamos limitados: "¡Yo no sé!".

Lenguaje

Esta voz poética que solo conoce su propia incertidumbre, requiere un lenguaje de búsqueda. Aquello que se quiere nombrar, apenas se logra tratar de decir: "Golpes como (...) como del (...) serán tal vez (...) o (...)".

La repetición del "¡Yo no sé!", y "Pobre… ¡pobre!" da cuenta de una exasperación, una angustia que hace evidente la necesidad de expresión.

Esta insuficiencia del lenguaje para designar, la gran inquietud de las vanguardias poéticas, funciona como motor del poema.

El dolor

Una vez se trata de nombrar "esos golpes" tenemos las imágenes de los "potros de bárbaros Atilas", "los heraldos negros" de la "Muerte" y "las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema".

Son imágenes que se concentran en la anunciación previa al golpe: los heraldos. Las imágenes remiten a un anuncio que llega en carrera, masivo, imparable, (los "potros de bárbaros Atilas") e inexorable (de la "Muerte"). También es un anuncio ruidoso y progresivo: "crepitante".

Todas estas imágenes de anticipación dan vida a la tortura a la que someten los "heraldos" anunciando una catástrofe a punto de llegar ("en la puerta del horno"), ante la que se es completamente impotente.

La otra imagen que se usa para hablar de "esos golpes" son "las caídas hondas de los Cristos del alma/ de alguna fe adorable que el Destino blasfema". Los "Cristos del alma" nos remiten, de nuevo, al ser humano torturado y que en algún momento, de diferentes maneras, todos sufrimos y llevamos.

La imagen de la "fe adorable" se concentra en el hombre en tanto que construye toda su concepción de mundo, su motor de vida, su centro mismo alrededor de las ideas, los principios, los sueños en que cree: todo aquello que en el fondo amamos.

Por lo tanto, son golpes al centro de nuestra identidad, de todo lo que somos.

El ser humano

Si bien el poema se concentra en el dolor, lo que significa ser humano se define a su alrededor.

En el centro del poema está el hombre en tanto que "piensa y luego existe". Es por esta capacidad de pensar, concebir, presentir, sentir que pareciera condenado a ser el testigo de la tragedia.

Dar cuenta de la impotencia ante tragedias para las que no hay razones ni palabras define en el poema lo que es ser humano, como frágil, vulnerable, sometido a fuerzas gigantescas que lo sobrepasan.

De manera implícita el poema apunta a la compasión, uno de los grandes temas de la poética de César Vallejo que desarrolla especialmente en Poemas humanos.

Estructura del poema

El poema está conformado por un título y cinco estrofas. Las cuatro primeras estrofas están conformadas por cuatro versos.

La última estrofa consiste en un solo verso: "Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!", que repite el verso inicial y que cierra el poema creando una estructura circular: termina igual que inicia.

La mayoría de los versos son alejandrinos (14 sílabas).

Musicalidad

A continuación encuentras algunos elementos que en conjunto crean la compleja música del poema.

Longitud de verso y signos de puntuación

Parte de la música está dirigida por la longitud del verso alejandrino, generalmente con algunas cesuras (pausas) creadas por puntos suspensivos, punto y coma, comas o signos de exclamación entre los versos.

Rima

En el poema predomina la rima consonante. Se presenta, en el orden de cada estrofa:

  1. Rima entre el primer y cuarto verso. Rima asonante entre el segundo y tercer verso.
  2. Rima entre el primer y tercer verso, y el segundo y cuarto verso.
  3. Rima entre el primer, segundo y cuarto verso.
  4. Rima asonante entre el primer y tercer verso. Rima entre el segundo y cuarto verso.

Figuras retóricas que afectan el ritmo

Anáforas

La anáfora es la figura retórica en la que se repiten palabras o frases.

  • "Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! / Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,(...)/ se empozara en el alma… ¡Yo no sé!"
  • "Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras/ en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. (...) // Son las caídas hondas de los Cristos del alma(...)./ Esos golpes sangrientos son las crepitaciones"
  • "Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como// (...); vuelve los ojos locos, y todo lo vivido/ se empoza, como charco de culpa, en la mirada."

Sobresale la anáfora formada por el verso inicial y final del poema:

  • "Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!"

Aliteraciones

La aliteración es una de las figuras retóricas en las cuáles se repite un sonido dentro de los versos. A continuación las más significativas.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no !
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no !

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no !

Figuras literarias del poema

Símil

Es una comparación entre dos imágenes y se identifica fácilmente porque con frecuencia hace uso de la conjunción “como”.

  • Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,/ la resaca(...)
  • (...) se empoza, como charco de culpa

Exclamación

Se identifica por los signos de exclamación e implica asombro y emotividad. Por ejemplo: "¡Yo no sé!"

Epítetos

Adjetivos que califican al nombre. Por ejemplo: "Zanjas oscuras", "heraldos negros", "bárbaros Atilas", "caídas hondas", "fé adorable", "golpes sangrientos", "ojos locos".

Paralelismo

Consiste en distribuir paralelamente palabras, sintagmas u oraciones para conseguir un efecto rítmico.

"Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema."

Metonimia

Consiste en tomar la parte por el todo o el todo por la parte. Por ejemplo “bárbaros Atilas” refiere a Atila el Huno, el último líder guerrero y el más poderoso de los hunos. Usado en plural "Atila" implica a los más crueles y sanguinarios guerreros, reyes y dictadores que han pasado por la historia: Gengis Kan, Calígula, Nerón, Iván el Terrible, y los dictadores posteriores como Hitler, Franco, Mussolini, etc.

Licencias lingüísticas

Son excepciones a las normas gramaticales u ortográficas de la lengua con el propósito de crear nuevas maneras de expresar e innovar. Un ejemplo de licencia lingüística es el uso exótico de la mayúscula.

El poema introduce el uso de la mayúscula en medio de los versos, rompiendo con el esquema tradicional de la ortografía del español. En este caso tiene efectos de mayor expresividad, y es un recurso que se presta a diferentes interpretaciones por parte del lector. Ejemplos de ellos son: "Muerte", "Destino".

Declamación de "Los heraldos negros" (audios)

Muchos han tenido el honor de recitar este poema. Recomendamos las declamaciones de Manuelcha Prado y de Ernesto Che Guevara.

Manuelcha Prado

Recomiendo la lectura de “Los heraldos negros” de Manuelcha Prado, uno de los trovadores andinos más reconocidos. Es además uno de los mejores guitarristas peruanos y ha grabado 13 álbumes de música indígena.

Su interpretación conserva la intensidad y el ritmo del fraseo original que al ser acompañado por su guitarra se intensifica y resalta.

Ernesto Che Guevara

Che Guevara dejó a su esposa una grabación con los poemas que juntos leían en las noches. La grabación fue un regalo de despedida antes de su partida al Congo con el fin de apoyar a la izquierda de este país, y fue hecha dos años antes de su muerte.

"Los heraldos negros" es uno de los poemas de la grabación. Como dedicatoria, el Che dice a su esposa:

Esto es lo único
íntimamente mío
e íntimamente conocido de los dos
que puedo dejarte ahora. (Che Guevara)

El audio original se dio a conocer por primera vez en el documental Che, un hombre nuevo (2010) dirigido por Tristán Bauer.

Si te gusta el poema o quieres conocer más sobre este autor, también te puede interesar el artículo 8 poemas geniales de César Vallejo.

Sobre César Vallejo

Cesar Vallejo
Fotografía de Cesar Vallejo.

Nace en Perú, en Santiago de Chuco, el 16 de marzo de 1892, y muere en París, el 15 de abril de 1938. Ejerció como periodista, docente, traductor, y escribió ensayos, obras de teatro, narrativa y poesía.

Es uno de los mayores exponentes de las vanguardias poéticas latinoamericanas de la primera mitad del siglo XX, cuya motivación era la innovación del lenguaje poético. Entre los poetas vanguardistas, César Vallejo es considerado como uno de los más osados, audaces e irreverentes por su libro Trilce (1922).

La originalidad de su poesía innovó y rompió los esquemas no solo en el español. Su obra ha repercutido por todo el mundo. Por esto, ha quedado inmortalizado como uno de los grandes maestros de la poesía.

Su poema más popular es "Los heraldos negros", y su gran obra maestra es Poemas humanos (1939), publicado un año después de su muerte y escrito en París en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.

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Claudia Gómez Molina
Claudia Gómez Molina
Graduada en Literatura y Humanidades de la Universidad de los Andes (2009), realizó cursos de traducción literaria con las asociaciones de traductores colombiana y mexicana, ACTTI y AMMETLI, y de traducción oficial en la Universidad Javeriana (2017).