9 poemas de Navidad para celebrar las fiestas

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 13 min.

La Navidad es aquella época mágica del año que invita a la celebración. Por ello, varios escritores famosos alrededor del mundo han escrito y reflexionado sobre la festividad.

En el siguiente listado se pueden encontrar poemas de autores famosos que sirven para llenarse del espíritu navideño.

1. Jesús, el dulce, viene - Juan Ramón Jiménez

Poema de Navidad Jiménez

Jesús, el dulce, viene…
Las noches huelen a romero…
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!

Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría…
Mas la celeste melodía
suena fuera…
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma…

¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!

Juan Ramón Jiménez (1881-1958) es uno de los autores clave de la poesía española. Su obra abarcó varios registros, entre los que se encuentra la búsqueda espiritual.

En estos versos el hablante lírico celebra la llegada de la Navidad como una época capaz de transformar al ser humano. De este modo, aunque se describe un ambiente en el que predomina la nieve y el frío, Jesús se convierte en una fuerza arrolladora que hace sentir el calor de la primavera.

Así, el ser humano siente una nueva luz dentro de sí, ya que Cristo es capaz de nacer en su alma y conectarlo con la energía del Todo.

2. Resplandor del ser - Rosario Castellanos

Para la adoración no traje oro.
(Aquí muestro mis manos despojadas)

Para la adoración no traje mirra.
(¿Quién cargaría tanta ciencia amarga?)

Para la adoración traje un grano de incienso:
mi corazón ardiendo en alabanzas.

Rosario Castellanos (1925 - 1974) es una de las figuras más importantes de la literatura mexicana con una obra en la que registra y critica a la sociedad de su tiempo.

En este poema busca otra manera de acercarse a Dios que no implique la fastuosidad de los ritos. Así, hace mención a los regalos que llevaron aquella primera Nochebuena los reyes magos como el oro y la mirra. Por el contrario, la hablante sólo cuenta con lo más sencillo: el amor y fe dentro de su corazón, que resulta ser la mejor ofrenda.

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3. Los tres reyes magos - Rubén Darío

-Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.
Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!

-Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.
Existe Dios. Él es la luz del día.
La blanca flor tiene sus pies en lodo.
¡Y en el placer hay la melancolía!

-Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro
que existe Dios. Él es el grande y fuerte.
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.

-Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.
Triunfa el amor y a su fiesta os convida.
¡Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida!

Ruben Darío (Nicaragua, 1867 - 1916) es el principal exponente del Modernismo, movimiento literario que se dio con particular ímpetu en América Latina.

En este poema el hablante lírico personifica a los tres Reyes Magos. Gaspar, Melchor y Baltasar expresan sus deseos de adorar a Dios y se unen a la fiesta para celebrar el nacimiento de Cristo.

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4. Nochebuena - Amado Nervo

Poema de Navidad Amado Nervo

Pastores y pastoras,
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.

La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.

El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey!

Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra... y corazón.

Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel!

¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciada
Flor de David!...

Amado Nervo (México, 1870 - 1919) fue uno de los grandes representantes de la literatura modernista latinoamericana.

En este poema se hace referencia a la noche en que nació Jesús. Así, se describe el pesebre en el que se arropó en sus primeras horas junto al buey que le dio calor.

Tomando el estilo de una canción, el hablante lírico hace un llamado a celebrar la ocasión, pues su llegada vino para alumbrar el mundo en todo su esplendor.

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5. Al nacimiento de Cristo - Lope de Vega

Repastaban sus ganados
a las espaldas de un monte
de la torre de Belén
los soñolientos pastores,

alrededor de los troncos
de unos encendidos robles,
que, restallando a los aires,
daban claridad al bosque.

En los nudosos rediles
las ovejuelas se encogen,
la escarcha en la hierba helada
beben pensando que comen.

No lejos los lobos fieros,
con los aullidos feroces,
desafían los mastines,
que adonde suenan, responden.

Cuando las oscuras nubes,
de sol coronado, rompe
un Capitán celestial
de sus ejércitos nobles,

atónitos se derriban
de sí mismos los pastores,
y por la lumbre las manos
sobre los ojos se ponen.

Los perros alzan las frentes,
y las ovejuelas corren
unas por otras turbadas
con balidos desconformes.

Cuando el nuncio soberano
las plumas de oro escoge,
y enamorando los aires,
les dice tales razones:

«Gloria a Dios en las alturas,
paz en la tierra a los hombres,
Dios ha nacido en Belén
en esta dichosa noche.

»Nació de una pura Virgen;
buscadle, pues sabéis donde,
que en sus brazos le hallaréis
envuelto en mantillas pobres».

Dijo, y las celestes aves
en un aplauso conformes
acompañando su vuelo
dieron al aire colores.

Los pastores, convocando
con dulces y alegres voces
toda la sierra, derriban
palmas y laureles nobles.

Ramos en las manos llevan,
y coronados de flores,
por la nieve forman sendas
cantando alegres canciones.

Llegan al portal dichoso
y aunque juntos le coronen
racimos de serafines,
quieren que laurel le adorne.

La pura y hermosa Virgen
hallan diciéndole amores
al niño recién nacido,
que Hombre y Dios tiene por nombre.

El santo viejo los lleva
adonde los pies le adoren,
que por las cortas mantillas
los mostraba el Niño entonces.

Todos lloran de placer,
pero ¿qué mucho que lloren
lágrimas de gloria y pena,
si llora el Sol por dos soles?

El santo Niño los mira,
y para que se enamoren,
se ríe en medio del llanto,
y ellos le ofrecen sus dones.

Alma, ofrecedle los vuestros,
y porque el Niño los tome,
sabed que se envuelve bien
en telas de corazones.

Lope de Vega (1562 - 1635) fue el gran renovador del teatro español. También se destacó en la poesía, ya que se alejó de la rigidez de sus contemporáneos y decidió explorar juegos de ingenio en algunas de sus obras.

Estos versos narran el momento en que los pastores recibieron el mensaje divino que anunciaba la llegada de Cristo. Así, tanto hombres como animales se regocijan ante la visita del Ángel que augura una nueva época para la humanidad.

De este modo, todos se dirigen con rapidez a darle la bienvenida al niño que ha nacido. Allí lo encuentran junto a su dichosa madre y se genera una comunión entre Jesús y sus ahora devotos seguidores.

6. El cultivo de los árboles de Navidad - T. S Elliot

Hay muchas actitudes hacia la Navidad,
algunas de las cuales podemos desechar:
la social, la torpe, la abiertamente comercial,
la juerguista (los bares abiertos hasta medianoche)
y la pueril — que no es la del niño
para quien la vela es una estrella y el ángel dorado
que despliega sus alas en la cima del árbol
es no un simple adorno, sino un ángel.

El niño se embelesa ante el Árbol de Navidad:
dejadle conservar ese espíritu de admiración
ante la Fiesta en cuanto evento no aceptado como pretexto;
de modo que el arrebato centelleante, la maravilla
del primer Árbol de Navidad recordado,
de modo que las sorpresas, el deleite en nuevas posesiones
(cada cual con su peculiar y emocionante olor),
la expectativa del ganso o del pavo
y el esperado sobrecogimiento ante su aparición,

de modo que la reverencia y la alegría
no lleguen a olvidarse en la experiencia posterior,
en el aburrido acostumbramiento, la fatiga, el tedio,
la certeza de la muerte, la conciencia del fracaso,
o en la piedad del converso,
que puede estar teñida de arrogancia
desagradable a Dios e irrespetuosa hacia los niños
(y aquí recuerdo también con gratitud
a santa Lucía, su canción y su corona de fuego):

de modo que antes del fin, la octogésima Navidad
(entendiendo por “octogésima” la última),
los recuerdos acumulados de la emoción anual
puedan concentrase en un gran gozo
que será también un gran temor, como en la ocasión
en que el temor desciende a cada alma:
porque el principio nos rememorará el final
y la primera venida, la segunda venida.

T. S Eliot (Estados Unidos, 1888 - 1965) es uno de los poetas clave de la literatura moderna inglesa.

En este poema de estilo narrativo el hablante lírico adquiere un tono nostálgico. Comienza haciendo alusión a la forma en que el mundo adulto entiende la navidad, ya sea como fiesta o excusa para el consumismo.

A continuación, hace un llamado a volver a tener la visión de un niño que es capaz de maravillarse con los detalles más sencillos y que realmente cree en la magia.

Así, aunque la vida con sus rutinas y sus problemas parezca ahogar al individuo, siempre existirá dentro de él aquella inocencia y alegría primigenia.

7. Romance de Nochebuena - Gabriela Mistral

Poema Navidad Mistral

Vamos a buscar
dónde nació el Niño:
nació en todo el mundo,
ciudades, caminos…

Tal vez caminando
lo hallemos dormido
en la era más alta
debajo del trigo…

O está en estas horas
llorando caidito
en la mancha espesa
de un montón de lirios.

A Belén nos vamos.
Jesús no ha querido
estar derramado
por campo y caminos.

Su madre es María,
pero ha consentido
que esta noche todos
le mezan al Niño.

Lo tiene Lucía,
lo mece Francisco
y mama en el pecho
de Juana, suavísimo.

Vamos a buscarlo
por estos caminos.
¡Todos en pastores
somos convertidos!

Gritando la nueva
los cerros subimos
¡y vivo parece
de gente el camino!

Jesús ha llegado
y todos dormimos
esta noche sobre
su pecho ceñidos.

La escritora chilena Gabriela Mistral (Chile, 1889 - 1957) es una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX y fue la primera latinoamericana en recibir el Premio Nobel en 1945.

En 1924 publicó Ternura: Canciones de niños, donde buscaba acercar la literatura a un público infantil de manera didáctica. Por ello, en este texto recurre al Romancillo, forma poética que se caracteriza por tener versos de menos de ocho sílabas, haciéndolo más accesible y sencillo para recitar.

De este modo, hace alusión a la llegada de Jesús como un evento que involucra a la humanidad completa, pues "nació en todo el mundo". Así, su mensaje alcanza todos los rincones y provoca que "¡Todos en pastores/somos convertidos!", tal como el día en que Jesús nació y los pastores fueron sus primeros seguidores.

8. Nochebuena - César Vallejo

Al callar la orquesta, pasean veladas
sombras femeninas bajo los ramajes,
por cuya hojarasca se filtran heladas
quimeras de luna, pálidos celajes.

Hay labios que lloran arias olvidadas,
grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.
Charlas y sonrisas en locas bandadas
perfuman de seda los rudos boscajes.

Espero que ría la luz de tu vuelta;
y en la epifanía de tu forma esbelta,
cantará la fiesta en oro mayor.

Balarán mis versos en tu predio entonces,
canturreando en todos sus místicos bronces
que ha nacido el niño-Jesús de tu amor.

El autor peruano César Vallejo (1892 - 1938) fue uno de los grandes renovadores de la poesía moderna.

En estos versos la Nochebuena se convierte en una oportunidad propicia para el amor. El hablante lírico relata cómo tras acabarse un concierto, espera con ansiedad la cercanía de la dama que es dueña de su corazón.

9. Estrella de Navidad - Joseph Brodsky

Durante los hielos, en un lugar más hecho al calor
que al frío, y a la llanura que a la montaña,
un niño nació en una cueva para salvar al mundo;
nevaba como sólo puede nevar en el desierto.

Todo le parecía grande: el pecho de su madre;
el hálito dorado de los ollares del buey,
los Reyes Magos (Melchor, Gaspar, Baltasar), sus presentes.
Él solo era un punto. Y un punto era la estrella.

Atenta, sin parpadear, entre las escasas nubes,
al niño acostado en el pesebre, desde lejos,
desde lo profundo del Universo, desde el otro extremo,
la estrella en la cueva lo miraba. Y aquella fue la mirada del Padre.

Joseph Brodsky (1940 - 1996) es un escritor ruso que se exilió en Estados Unidos debido a la persecución que vivió por parte del régimen soviético. En su obra está presente la búsqueda metafísica, así como también el humor.

En este poema presenta a Jesús con una nueva luz, como un niño que acaba de llegar al mundo y se sorprende de las cosas que lo rodean, pues "solo era un punto".

Además, la famosa estrella de Belén cobra protagonismo, pues se convierte en Dios observando a su hijo llegar a la realidad de los hombres. Así, estos dos "puntos" son capaces de comunicarse, a pesar del tiempo y la distancia. Aquello funciona como una muestra de la fuerza que puede llegar a tener la fe.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.