11 poemas para celebrar a la mujer (explicados)

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 15 min.

A través del tiempo, la mujer ha sido uno de los grandes temas de la literatura y el arte. Se la ha representado de diversas maneras, enfocándose generalmente en sus atributos físicos. Por esto, los poemas aquí reunidos tratan de mostrar una visión femenina distinta, basada en su libertad, entrega y fuerza.

1. Eres más que belleza - Rupi Kaur

Quiero disculparme con todas las mujeres
a las que he llamado bonitas
antes de haberlas llamado inteligentes o valientes.

Lamento si hice sonar que
algo tan simple como con lo que se nace,
es de lo que tienes que estar más orgullosa,
cuando es tu espíritu el que ha aplastado montañas.

De ahora en adelante, voy a decir cosas como eres resistente
o eres extraordinaria,
no porque crea que no eres bonita,
sino porque eres mucho más que eso.

Rupi Kaur (1990) es una joven artista canadiense que se dio a conocer a través de poemas en los que explora la interioridad de la mujer moderna.

En estos versos desafía la típica representación femenina en la poesía, pues a lo largo de la historia, los escritores siempre han exaltado la belleza de la mujer, en lugar de otros atributos.

Por ello, decide instaurar la inteligencia y la valentía como valores que se trabajan y que son más venerables que simplemente un aspecto físico que con el que se nació.

2. En perseguirme mundo, ¿qué interesas? - Sor Juana Inés de la Cruz

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.

Sor Juana Inés de la Cruz (1648 - 1695) es una de las autoras más interesantes de la poesía del Siglo de Oro. Desde joven, tuvo inquietudes intelectuales, por lo que el camino religioso le abrió las puertas hacia la posibilidad de leer y cultivarse. En su obra, discutió el lugar que ocupaba la mujer en la sociedad, adelantándose muchísimo a su época.

En este soneto se refiere a la pretensión social de que la mujer sólo puede ser admirada por su belleza física. En forma de pregunta, cuestiona a quién puede molestar el deseo de enriquecer su mente por sobre la capacidad de resultar deseable para el sexo opuesto.

Para ella, no importan los halagos o los bienes, la verdadera hermosura se encuentra en la belleza del pensamiento, por sobre cualquier otra vanidad que el mundo imponga al género femenino.

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3. La mujer fuerte - Gabriela Mistral

Me acuerdo de tu rostro que se fijó en mis días,
mujer de saya azul y de tostada frente,
que en mi niñez y sobre mi tierra de ambrosía
vi abrir el surco negro en un abril ardiente.

Alzaba en la taberna, honda la copa impura
el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,
caía la simiente de tu mano, serena.

Segar te vi en enero los trigos de tu hijo,
y sin comprender tuve en ti los ojos fijos,
agrandados al par de maravilla y llanto.

Y el lodo de tus pies todavía besara,
porque entre cien mundanas no he encontrado tu cara
¡y aun te sigo en los surcos la sombra con mi canto!

Gabriela Mistral (1889 - 1957) fue una de las intelectuales más importantes de la primera mitad del siglo XX en América Latina. En su obra poética trabajó diversos temas, entre los que destacan la educación y el rol social de la mujer.

En estos versos decide hacerle una oda a la mujer trabajadora. Particularmente, aquella que se dedica a las labores del campo ("Vi abrir el surco negro en un abril ardiente"). Así, describe a una luchadora, esforzada, que realiza con dedicación sus faenas,.De igual manera, se hace cargo de su hijo sola, afrontando con valor los retos que le entregó la vida.

Mistral expresa admiración por este personaje, pero también compadece un destino de tanto esfuerzo que pasa desapercibido. Es por ello que escribe el poema en memoria a todas aquellas mujeres que conoció durante su infancia.

4. Y Dios me hizo mujer - Gioconda Belli

Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.

Gioconda Belli (Nicaragua, 1948) es reconocida por una escritura en la que prima una voz femenina que se busca a sí misma. Este es uno de sus textos más famosos.

En este poema, la hablante hace referencia a los aspectos que la distinguen como mujer, como sus curvas y su capacidad de engendrar hijos. Asimismo, alaba a Dios por haberla creado y bendice haber nacido.

5. La mujer y la casa - José Lezama Lima

Hervías la leche
y seguías las aromosas costumbres del café.
Recorrías la casa
con una medida sin desperdicios.
Cada minucia un sacramento,
como una ofrenda al peso de la noche.
Todas tus horas están justificadas
al pasar del comedor a la sala,
donde están los retratos
que gustan de tus comentarios.
Fijas la ley de todos los días
y el ave dominical se entreabre
con los colores del fuego
y las espumas del puchero.
Cuando se rompe un vaso,
es tu risa la que tintinea.
El centro de la casa
vuela como el punto en la línea.
En tus pesadillas
llueve interminablemente
sobre la colección de matas
enanas y el flamboyán subterráneo.
Si te atolondraras,
el firmamento roto
en lanzas de mármol,
se echaría sobre nosotros.

El escritor cubano José Lezama Lima (1910 - 1976) es uno de los más destacados de su generación. En este poema realiza una oda a la mujer más importante de su vida: su madre.

A través de los versos, el autor relaciona la figura materna con el espacio de la casa, ya que ambas significan seguridad y alegría. De esta manera, la mujer es la que permite la unidad de la familia, la que es capaz de lograr armonía a través de cada mínimo detalle y hacer sentir a sus seres queridos felices y plenos.

6. La armadura - Alfonsina Storni

Mujer: tú la virtuosa, y tú la cínica,
Y tú la indiferente o la perversa;
Mirémonos sin miedo y a los ojos:
Nos conocemos bien. Vamos a cuentas.

Bajo armadura andamos: si nos sobra
El alma, la cortamos; si no llena,
Por mengua, la armadura, pues, la henchimos:
Con la armadura andamos siempre a cuestas.

¡Armadura feroz! Mas conservadla.
Si algún día destruirla pretendierais,
Del solo esfuerzo de arrojarla lejos
Os quedaríais como yo, bien muertas.

Alfonsina Storni (1892 - 1938) es una de las poetas más importantes de Argentina. En "Armadura" hace referencia a la dualidad con la que es observada la mujer, pues debe cumplir ciertos requisitos para ser considerada virtuosa frente a la sociedad o, de lo contrario, es condenada por querer la misma libertad de la que gozan los hombres.

Su obra fue bastante autobiográfica, ya que en aquellos conservadores años, a principios del siglo XX en Buenos Aires, fue madre soltera y se mantenía a sí misma con su trabajo como profesora y periodista.

Así, define un mundo en que las mujeres necesitan ser valientes y "armarse" frente al mundo para poder sobrellevar el juicio que enfrentan sólo por reclamar sus derechos.

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7. Casida de la mujer desnuda - Federico García Lorca

Verte desnuda es recordar la Tierra.
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.

Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.

La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espada fulgurante,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.

Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.

Federico García Lorca (1898 - 1936) fue uno de los escritores españoles más populares del siglo XX. En este poema, alaba a la mujer como una fuerza creadora. Aquí, el cuerpo femenino posee la misma belleza y fertilidad que la tierra, por lo que se convierte en un espacio sagrado capaz de iluminar los espacios y crear vida.

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8. Mujer fenomenal - Maya Angelou

Las mujeres lindas se preguntan dónde radica mi secreto.
No soy linda ni nací para vestir talles de modelo,
pero cuando comienzo a contarles, creen que les miento.
Y digo:
El secreto está en el largo de mis brazos,
en el ancho de mis caderas,
en la cadencia de mi andar,
en la curva de mis labios.
Soy una mujer,
fenomenalmente.
Mujer fenomenal,
ésa soy yo.

Me acerco a cualquier lugar
lo más tranquila posible,
lo mismo que a un hombre.
Los hombres se ponen de pie o caen de rodillas.
Luego revolotean a mi alrededor,
como si fuera una colmena de abejas melíferas.
Y digo:
Es el fuego de mis ojos,
y el brillo de mis dientes,
el vaivén de mi cadera,
y el júbilo en mis pies.
Soy una mujer,
fenomenalmente.
Mujer fenomenal,
ésa soy yo.

Hasta los hombres se preguntan qué ven en mí.
Se esfuerzan, pero no alcanzan a rozar
mi misterio interior.
Cuando intento mostrárselo,
dicen que no logran verlo.
Y digo:
Está en el arco de mi espalda,
el sol de mi sonrisa,
el ritmo de mis pechos,
la gracia de mi estilo.
Soy una mujer
fenomenalmente.
Mujer fenomenal,
ésa soy yo.

Ahora comprendes
por qué mi cabeza no se inclina.
No grito ni ando a los saltos
ni tengo que hablar muy alto.
Cuando me veas pasar
deberías sentirte orgullosa.
Y digo:
Está en el chasquido de mis talones,
las ondas de mi cabello,
la palma de mi mano,
la necesidad de mi cariño,
por que soy una mujer
fenomenalmente.
Mujer fenomenal,
ésa soy yo.

La norteamericana Maya Angelou (1928 - 2014) fue una figura clave en las luchas por los derechos civiles y de género a principios del siglo XX. En su obra explora la alegría de pertenecer al género femenino y convertirse en algo más de lo que la gente espera de ella sólo por el hecho de haber nacido mujer.

Este poema se refiere a la seguridad con la que la poeta se desenvuelve frente al mundo. Se sabe mujer, con sus formas y particularidades, y decide apropiarse de ese poder femenino para así convertirse en alguien que camina firme y erguida ante la vida.

9. Es la mujer del hombre lo más bueno - Lope de Vega

Es la mujer del hombre lo más bueno,
y locura decir que lo más malo,
su vida suele ser y su regalo,
su muerte suele ser y su veneno.

Cielo a los ojos, cándido y sereno,
que muchas veces al infierno igualo,
por raro al mundo su valor señalo,
por falso al hombre su rigor condeno.

Ella nos da su sangre, ella nos cría,
no ha hecho el cielo cosa más ingrata:
es un ángel, y a veces una arpía.

Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,
y es la mujer al fin como sangría,
que a veces da salud, y a veces mata.

Lope de Vega (1562 - 1635) es uno de los grandes exponentes de la literatura Barroca Española. En una época en que la mujer era vista como un objeto, escribió estos versos en los que la sitúa como una fuerza necesaria.

Primero, hace alusión a la figura de la madre, quien con su sacrificio trae los hijos al mundo para luego educarlos y quererlos. Después, la mujer se convertirá en una especie de obsesión que puede entregarle al hombre felicidad y martirio al mismo tiempo.

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10. Ca Fosgari - Cristina Peri Rossi

Te amo como mi semejante
mi igual mi parecida
de esclava a esclava
parejas en la subversión
al orden domesticado.

Te amo esta y otras noches
con las señas de identidad
cambiadas
como alegremente cambiamos nuestras ropas
y tu vestido es el mío
y mis sandalias son las tuyas
como mi seno
es tu seno
y tus antepasadas son las mías.

Hacemos el amor incestuosamente
escandalizando a los peces
y a los buenos ciudadanos de este
y de todos los partidos.

A la mañana, en el desayuno,
cuando las cosas lentamente vayan despertando
llamaré por mi nombre
y tú contestarás
alegre,
mi igual, mi hermana, mi semejante

La uruguaya Cristina Peri Rossi (1941) es unas de las voces más importantes de la literatura actual. En su obra no sólo ha explorado la interioridad femenina, sino que ha trabajado el amor y el deseo homosexual.

En este poema, le habla a su amada. Desea romper con los estereotipos sociales del rol que debe jugar el hombre y la mujer dentro de la relación. Aquí se dirige a su igual, a la que la comprende porque ha tenido que enfrentar las mismas luchas debido a su género. Así, ambas se enfrentan juntas al mundo para defender un amor que es libre y puro.

11. Si Dios fuera mujer - Mario Benedetti

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.

Mario Benedetti (1920 - 2009) fue uno de los escritores más importantes de Uruguay. En este poema se refiere a la posibilidad de un diosa para quien primaría siempre el amor y la comprensión.

A diferencia de la imagen de un Dios fuerte y castigador que entregó la Iglesia Católica en América Latina, tal como una madre, sería una figura cercana y abierta.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.