Romanticismo: qué es y características del arte y la literatura
El romanticismo es un movimiento artístico y literario que surgió entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en Alemania e Inglaterra. Desde allí se extendió a toda Europa y América. El movimiento romántico está basado en la expresión de la subjetividad y la libertad creadora en oposición al academicismo y el racionalismo del arte neoclásico.
Tiene su origen en la influencia del movimiento germánico Sturm und Drang (que significa ‘tormenta e ímpetu’), desarrollado entre 1767 y 1785, el cual reaccionaba contra el racionalismo ilustrado. Impulsado por el Sturm und Drang, el romanticismo rechazó la rigidez académica del neoclasicismo que, para entonces, había ganado la reputación de frío y servil al poder político.
La importancia del romanticismo radica en haber promovido la idea del arte como un medio de expresión individual. Dice el especialista E. Gombrich que durante el romanticismo: «Por primera vez, acaso, llegó a ser verdad que el arte era un perfecto medio para expresar el sentir individual; siempre, naturalmente, que el artista poseyera ese sentir individual al que dar expresión».
En consecuencia, el romanticismo fue un movimiento diverso. Había artistas revolucionarios y reaccionarios. Otros eran evasivos de la realidad, otros promotores de los valores burgueses y otros antiburgueses. ¿Cuál sería el rasgo común? Según el historiador Eric Hobsbawm, el combate del término medio. Para comprender esto mejor, conozcamos las características del romanticismo, sus expresiones, representantes y contexto histórico.
Ver Cuadro El caminante sobre el mar de nubes
Características del romanticismo
Identifiquemos algunos rasgos comunes en términos de valores, concepción, propósito, temas y fuentes de inspiración del romanticismo.
Subjetividad vs. objetividad. Se exaltaba la subjetividad, los sentimientos y los estados de ánimo sobre la objetividad y el racionalismo del arte neoclásico. Se enfocaron en los sentimientos intensos y místicos, como miedo, pasión, locura y soledad.
Imaginación vs. inteligencia. Para los románticos, el ejercicio de la imaginación era equiparable al pensamiento filosófico. Por ende, revalorizaron el papel de la imaginación en el arte en cualquier de las disciplinas artísticas.
Lo sublime vs. belleza clásica. Se opone la noción de lo sublime frente a la belleza clásica. Los sublime se entendía como la percepción de la grandeza absoluta de lo contemplado, que no solo place, sino que conmueve y turba al no corresponder a expectativas racionales.
Individualismo. El romántico procura la expresión del yo, el reconocimiento de la identidad individual, de la singularidad y la distinción personal. En la música, por ejemplo, esto se expresó como un desafío al público en la improvisación artística.
Nacionalismo. El nacionalismo fue la expresión colectiva de la búsqueda de la identidad del individuo. En una época de cambios vertiginosos, era importante mantener el vínculo con el origen, la herencia y la pertenencia. De allí el interés por el folclor.
Liberación de las reglas academicistas. Se propone la liberación de las rígidas reglas del arte academicista, particularmente del neoclasicismo. Subordinan la técnica a la expresión individual y no al contrario.
Redescubrimiento de la naturaleza. El romanticismo convirtió al paisaje en una metáfora del mundo interior y una fuente de inspiración. Por ende, se prefirieron los aspectos más salvajes y misteriosos del paisaje.
Carácter visionario u onírico. El arte romántico trae a la luz el interés por los asuntos oníricos y visionarios: sueños, pesadillas, fantasías y fantasmagorías, donde la imaginación se libera de la racionalidad.
Nostalgia por el pasado. Los románticos sienten que con la modernización se han perdido la unidad entre el hombre y la naturaleza, e idealizan el pasado. Tienen tres fuentes: la edad media; lo primitivo, exótico y popular y la revolución.
Idea de genio atormentado e incomprendido. El genio del romanticismo es un incomprendido y atormentado. Se le distingue del genio renacentista por su imaginación y originalidad y, también, por la narrativa de una vida atormentada.
Temas del romanticismo. Abarcan un registro tan diverso como el tratamiento de:
- Edad Media. Hubo dos caminos: 1) evocación del arte sacro medieval, especialmente el gótico, expresión de fe e identidad. 2) Lo maravilloso medieval: monstruos, criaturas míticas, leyendas y mitologías (como la nórdica).
- Folclor: tradiciones y costumbres; leyendas; mitologías nacionales
- Exotismo: orientalismo y culturas “primitivas” (culturas indígenas americanas).
- Revolución y nacionalismo: historia nacional; valores revolucionarios y héroes caídos.
- Temas oníricos: sueños, pesadillas, criaturas fantásticas, etc.
- Inquietudes existenciales y sentimientos: melancolía, melodrama, amor, pasiones, muerte.
Literatura del romanticismo
La literatura, al igual que la música, se percibía como un arte de interés público al colindar con los valores del creciente nacionalismo. Por ello, defendía la supremacía cultural de la lengua vernácula a través de la literatura nacional. Asimismo, los escritores incorporaron la herencia popular a los temas y estilos de la literatura, en desafío a la cultura aristocrática y cosmopolita.
Un rasgo distintivo del movimiento literario romántico fue la parición y desarrollo de la ironía romántica que atravesó todos los géneros literarios. También hubo mayor presencia del espíritu femenino.
En poesía, se valoró la lírica popular y se desecharon las reglas poéticas neoclásicas. En la prosa, aparecieron géneros como el artículo de costumbres, la novela histórica y la novela gótica. Fue también un período extraordinario para el desarrollo de la novela por entregas (novela de folletín).
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Pintura y escultura en el romanticismo
La pintura romántica se liberó del encargo y, por ende, logró perfilarse como expresión individual. Ello fue favorable a la libertad creativa y a la originalidad, pero hizo más difícil el mercado de la pintura e influyó en que esta perdiera cierto grado de influencia en lo público.
Artísticamente, la pintura romántica se caracterizó por el predominio del color sobre el dibujo y el uso de la luz como elemento expresivo. En el caso de la pintura francesa, se sumaron composiciones complejas y abigarradas de influencia barroca.
También fue característica la evasión de la claridad y la definición, y el uso de trazos y texturas al descubierto con fines expresivos. Se prefirieron técnicas como la pintura a óleo, la acuarela, los grabados y las litografías.
La escultura del romanticismo tuvo un desarrollo menor que la pintura. En un principio, los escultores mantuvieron el interés en la mitología clásica y los cánones de representación tradicionales. Sin embargo, poco a poco aparecieron escultores que modificaron algunas reglas. Así, se usaron diagonales para crear composiciones trianguladas, se buscó crear dinamismo y mayor tensión dramática y se introdujo el interés por los efectos de claroscuro.
Ver también: La libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix.
Romanticismo musical
La música alcanzó protagonismo como arte público, y fue percibida como manifiesto político y arma revolucionaria. Esto se debe, en parte, al auge de la relación entre música y literatura, que dio lugar al florecimiento del lied como género musical, y que llevó a la ópera a otro nivel de popularidad, todo gracias a la valorización de la lengua vernácula.
Así, se desarrollaron ampliamente las óperas en lenguas nacionales como el alemán y el francés. También hubo un extraordinario desarrollo del género canción con poesía tradicional, popular y nacional. Asimismo, apareció el poema sinfónico.
Estilísticamente, se desarrolló una mayor complejidad de ritmos y líneas melódicas; aparecieron nuevos usos armónicos. Los compositores e intérpretes buscaron crear mayores contrastes y exploraron los matices en su máxima expresión.
Es fundamental mencionar el extraordinario desarrollo de la música para piano. Este instrumento se creó en siglo XVIII y, por ende, tuvo un importante papel en el clasicismo musical. Pero en el romanticismo se exploraron todas sus posibilidades expresivas y su uso se popularizó. Asimismo, la orquesta se amplió, pues se crearon y añadieron nuevos instrumentos como el contrafagot, el corno inglés, la tuba y el saxofón.
Arquitectura durante el romanticismo
No hubo un estilo arquitectónico romántico propiamente dicho. La tendencia dominante de la primera parte del siglo XIX fue el historicismo arquitectónico, la mayoría de las veces determinado por la función del edificio o por la historia del lugar.
Este historicismo había tenido su inicio en el movimiento neoclásico, que acudió a estilos como el neogriego o el neorromano para los edificios de orden público. Dominaba la nostalgia del pasado.
Para el diseño de los edificios religiosos del siglo XIX, los arquitectos tocados por el espíritu romántico solían acudir a las formas vigentes durante el esplendor del cristianismo. Por ejemplo, el neobizantino, el neorrománico y el neogótico.
También se usaron los estilos neobarroco, neomudéjar, etc. De todos estos estilos conservaron los aspectos formales, pero se usaron materiales y técnicas constructivas de la era industrial.
Profundiza en: Neoclasicismo: características de la literatura y el arte neoclásicos.
Principales representantes del romanticismo
Literatura:
- Johann Wolfgang von Goethe (Alemania, 1749 - 1832). Obras representativas: Las desventuras del joven Werther (ficción); La teoría del color.
- Friedrich Schiller (Alemania, 1759 - 1805). Obras representativas: Guillermo Tell, Oda a la alegría.
- Novalis (Alemania, 1772 - 1801). Obras representativas: Los Discípulos en Sais, Los Himnos a la noche, Los Cantos espirituales.
- Lord Byron (Inglaterra, 1788 - 1824). Obras representativas: Las peregrinaciones de Childe Harold, Caín.
- John Keats (Inglaterra, 1795 - 1821). Obras representativas: Oda sobre una urna griega, Hyperion, Lamia y otros poemas.
- Mary Shelley (Inglaterra, 1797 - 1851). Obras representativas: Frankenstein, El último hombre.
- Víctor Hugo (Francia, 1802 - 1885). Obras representativas: Los miserables, Nuestra Señora de París.
- Alejandro Dumas (Francia, 1802 - 1870). Obras representativas: Los tres mosqueteros, El conde de Montecristo.
- Edgar Allan Poe (Estados Unidos, 1809 - 1849). Obras representativas: El cuervo, Los crímenes de la calle Morque, La casa Usher, El gato negro.
- José de Espronceda (España, 1808 - 1842). Obras representativas: Canción del pirata, El estudiante de Salamanca.
- Jorge Isaacs (Colombia, 1837 - 1895). Obra representativa: María.
Artes plásticas:
- Caspar David Friedrich (Alemania, 1774-1840). Pintor. Obras representativas: El caminante sobre el mar; Monje a la orilla del mar; Abadía en el robledal.
- William Turner (Inglaterra, 1775-1851). Pintor. Obras representativas: El «Temerario» remolcado a su último atraque para el desguace; La batalla de Trafalgar; Ulises burlando a Polifemo.
- Théodore Géricault (Francia, 1791-1824). Pintor. Obras representativas: La balsa de la Medusa; Oficial de cazadores a la carga.
- Eugene Delacroix (Francia, 1798-1863). Pintor. Obras representativas: La libertad guiando al pueblo; La barca de Dante.
- Leonardo Alenza (España, 1807- 1845). Pintor. Obras representativas: El viático.
- François Rude (Francia, 1784-1855). Escultor. Obras representativas: La partida de los voluntarios de 1792 (La Marsellesa); Hebe y el águila de Júpiter.
- Antoine-Louis Barye (Francia, 1786-1875). Escultor. Obras representativas: León y serpiente, Roger y Angélica montados sobre un hipogrifo.
Música:
- Ludwig van Beethoven (Alemania, 1770-1827). Músico del período de transición al romanticismo. Obras representativas: La quinta sinfonía, La novena sinfonía.
- Franz Schubert (Austria, 1797-1828). Obras representativas: Das Dreimäderlhaus, Ave María, Der Erlkonig (Lied).
- Robert Schumann (Alemania, 1810-1856). Obras representativas: Fantasía en C, Kreisleriana op. 16, Frauenliebe und leben (Amor y vida de una mujer), Dichterliebe (Amor y vida de un poeta).
- Fréderic Chopin (Polonia, 1810-1849). Obras representativas: Nocturnos Op. 9, Polonesa Op 53.
- Richard Wagner (Alemania, 1813-1883). Obras representativas: El anillo del Nibelungo, Lohengrin, Parsifal, Sigfrido, Tristán e Isolda.
- Johannes Brahms (Alemania, 1833-1897). Obras representativas: Danzas húngaras, Liebeslieder Waltzes Op. 52.
Contexto histórico del romanticismo
Culturalmente, el siglo XVIII estuvo marcado por el Iluminismo, que preconizaba el triunfo de la razón sobre el fanatismo, la libertad de pensamiento y la fe en el progreso como nuevo sentido de la historia. La religión perdía su influencia pública y era confinaba a la esfera privada. La revolución industrial, que transcurría paralelamente, consolidó a la burguesía como clase dominante y formó una clase media emergente.
La Ilustración se expresaba con el arte neoclasicismo. Con el neoclasicismo, comenzaron los "ismos" como tal, es decir, los movimientos con programa y conciencia deliberada de estilo. Pero aún existían barreras para la libertad individual y contradicciones, de modo que no tardó en formarse una reacción.
Los nuevos cambios despertaban la desconfianza ante el excesivo "racionalismo" que, irónicamente, justificó muchas prácticas intolerantes; se miraba con nostalgia los tiempos de la fe y se sentía una cierta desconfianza hacia los nuevos sectores sociales sin tradición.
El impacto del "buen salvaje"
En 1755, Jean-Jacques Rousseau publicó Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, donde refutaba la obra Leviatán de Thomas Hobbes. Hobbes justificaba el despotismo ilustrado para garantizar la razón y el orden social, ya que entendía que el individuo tiende a la corrupción por naturaleza.
Rousseau propuso la tesis contraria: que el ser humano es bueno por naturaleza y que la sociedad lo corrompe. Los aborígenes americanos, de quienes se decía vivían en armonía con la naturaleza, fueron referidos por Rousseau como modelo ejemplar. Surgió así la tesis del “buen salvaje”. La idea fue tan escandalosa que le mereció la enemistad con Voltaire y fue considerada herética por la Iglesia. Aún así, nadie pudo detener su contagio revolucionario.
La influencia del nacionalismo
El nacionalismo había despertado en Europa desde que Montesquieu, en pleno contexto de la Ilustración, definió las bases teóricas de la nación en el siglo XVIII. De hecho, el nacionalismo fue un valor compartido por los neoclasicistas, pero el romanticismo le confirió un sentido nuevo al vincularlo no solo a un principio político sino ontológico: el “ser nacional”.
Este valor adquirió gran beligerancia cuando Napoleón, símbolo revolucionario del Estado laico, más pronto que tarde demostró su deseo de establecer un imperio europeo. La reacción no se hizo esperar. Los artistas de la transición romántica le dieron la espalda. Un ejemplo paradigmático es Beethoven, quien le había dedicado la Sinfonía Heroica a Napoleón y, al verlo avanzar en contra del pueblo germano, borró la dedicatoria.
La aparición del Sturm und Drang
Entre 1767 y 1785 surgió un movimiento germánico llamado Sturm und Drang ("Tormenta e ímpetu"), impulsado por Johann Georg Hamann, Johann Gottfried von Herder y Johann Wolfgang von Goethe. Este movimiento rechazó el racionalismo y rigor del arte neoclásico y se constituyó en antecedente e impulso del romanticismo. El movimiento había recibido la influencia del pensamiento roussoniano y despertaba el germen de la inconformidad frente al estado de las cosas.
El arte como vocación
El romanticismo, impulsado en parte por el Sturm und Drang, también revelaba una crítica, pero esta partía de una profunda desconfianza ante el mundo conocido, ese mundo del progreso y de la creciente masificación.
Las academias habían constreñido la creatividad artística y el arte de finales del siglo XVIII había dejado de ser revolucionario para ser predecible y servil. Los románticos creían que el arte estaba destinado a expresar no solo la opinión sino la sensibilidad del artista. Nació la idea del arte como vocación, lo que liberó al artista de las obligaciones de la relación con el cliente/patrono.
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