Los 4 tipos de amor según los antiguos griegos (cuáles son y su significado)
Los antiguos griegos empleaban cuatro palabras distintas para definir lo que hoy día conocemos por el término “amor”, estas eran: eros, ágape, philia y storge. Cada una de ellas tiene un sentido más profundo que el que le damos actualmente a una sola palabra.
Por un lado, el eros supone el amor pasional, aquel que se deja llevar por el deseo y la atracción. Por otro lado, el amor storge es fraternal, implica la admiración y el cariño recíproco. En cambio, el ágape refiere al amor incondicional, aquel que acepta al otro tal y como es. Mientras que philia es similar a la amistad, supone fraternidad y admiración.
El amor, en sus distintas formas, ha servido de inspiración a artistas desde tiempos inmemoriales. Veamos el significado de los cuatro tipos de amor que referían los griegos de la antigüedad ilustrados con ejemplos de obras artísticas, literarias y cinematográficas de todos los tiempos.
Amor Eros
En la mitología griega el Dios Eros representa la atracción, la pasión y la fertilidad. El tipo de amor eros se refiere al amor apasionado que implica deseo y atracción.
A diferencia del amor tal y como se entiende hoy día, eros ocupa una dimensión semántica más profunda. El eros griego a veces se trata solo de deseo o pasión.
En una de sus obras más famosas, El Banquete, Platón habla de la naturaleza del eros.
Para el filósofo, eros es el amor-deseo que mueve al mundo inteligible. Al principio, el eros comienza siendo deseo sensual, mediante la apreciación de la belleza. Una vez avivado este deseo no se complace en el mundo sensible. Para Platón, el amor (deseo) es un mediador entre el mundo de las ideas y lo humano.
Este tipo de amor se aprecia, por ejemplo, en fragmentos como estos de Safo , donde se percibe la pasión en los cambios que experimenta el cuerpo en presencia de la persona amada:
Un igual a los dioses me parece
el hombre aquel que frente a ti se sienta
de cerca y cuando dulcemente hablas
te escucha, y cuando ríesseductora. Esto — no hay duda— hace
mi corazón volcar dentro del pecho.
Miro hacia ti un instante y de mi voz
ni un hilo ya me acude,la lengua queda inerte y un sutil
fuego bajo la piel fluye ligero
y con mis ojos nada alcanzo a ver
y zumban mis oídos;me desborda el sudor, toda me invade
un temblor, y más pálida me vuelvo
que la hierba. No falta — me parece—
mucho para estar muerta.(Traducción de Aurora Luque)
En el arte se ha representado el eros en múltiples ocasiones. Un ejemplo de ello supone la escultura neoclásica de Antonio Canova, donde queda enaltecida la pasión amorosa que representa este tipo de amor.
El eros también podría identificarse en obras del periodo realista como Anna Karenina de Tolstói, donde se descubre una pasión amorosa entre la protagonista y Vronski, la cual surge a primera vista en la estación de tren. Al inicio de la novela, el romance es intenso y descontrolado, lo que lleva a la protagonista a cometer adulterio. Esta pasión lleva incluso a Anna al aislamiento social.
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Amor Ágape
En la cultura griega antigua, la palabra ágape expresa el amor incondicional. Es un amor que tiene como prioridad el bienestar de los demás, es decir, supone aceptar al otro indistintamente de sus imperfecciones.
Ágape es un amor profundo y generoso, en el que se toma en consideración la dicha del ser amado y de los demás. Es un tipo de amor que no espera nada a cambio y se aleja de la superficialidad.
En el cristianismo el ágape es una comida fraternal cuyo fin es la conexión de amor mutuo entre los miembros de la comunidad.
En relación a esto se utilizaba este término en la Biblia. En este sentido, ágape supone dar aquello que se tiene, implica incluso la entrega absoluta, como Cristo. En este pasaje bíblico encontramos referencias a este tipo de amor:
El amor es paciente, es servicial, no es envidioso ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de la injusticia, y siempre se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
En el arte, el Milagro de los panes y los peces del pintor italiano Giovanni di Stefano Lanfranco, donde se representa este suceso narrado en los Evangelios, es un ejemplo ilustrativo de este tipo de amor. Jesús tomó la pequeña cantidad de alimento que había y consiguió alimentar a la multitud.
En el cine encontramos este tipo de amor en películas como La Pasión de Cristo de Mel Gibson. Este duro filme muestra las últimas horas de vida de Jesús, en los diferentes hechos que ocurren se ve reflejada la entrega, el amor incondicional sin esperar nada a cambio. El sacrificio de Jesús, al dar su vida por los hombres.
Amor Philia
Este tipo de amor tiene una acepción semejante al de amistad, implica cariño y afecto por el otro. Philia se caracteriza por ser fraternal y promover el bien del otro. Es un amor que se basa en la admiración.
La palabra filia viene del griego antiguo y significa amor o amistad. Este término también se utiliza como sufijo para referirse al amor por cosas concretas. Por ejemplo, filosofía significa amor, o amistad, por la sabiduría.
En la historia de la filosofía, Aristóteles en obras como Ética a Nicómaco o Ética Nicomáquea indicó que en la amistad “es preciso que tengan los unos para con los otros sentimientos de benevolencia, que se deseen el bien y no ignoren el bien que se desean mutuamente”. Por tanto, este tipo de amor que describe el filósofo también implica alegrarse generosamente por la felicidad del otro.
Así, las singularidades de este tipo de amor son solidaridad, fraternidad y lealtad. En el ámbito cinematográfico encontramos títulos como Cinema Paradiso (1988), donde se muestra este tipo de amor entre Salvatore y Alfredo, cuya amistad sobrepasa varias generaciones, también el tiempo y la distancia. El profundo interés de ambos por el cine consigue unirlos para siempre, entre ellos se forja una relación basada en la admiración mutua.
En el cuadro Amistad, de estilo realista, del pintor belga Joseph Leempoels se puede ver el retrato de dos hombres de edad avanzada entrelazando sus manos, donde queda inmortalizado un gesto de complicidad y conexión entre ellos.
Algo similar ocurre en una de las obras más populares de Ernest Hemingway, El viejo y el mar indaga en la relación absoluta de amistad entre Manolín y Santiago, joven y maestro respectivamente.
En los siguientes versos del poeta naturalista John Burroughs (1837-1921), también se puede apreciar el amor philia:
Aquel quien más pronto da que pide,
Aquel quien es el mismo hoy y mañana,
Aquel quien compartirá tu pena igual que tu alegría;
Ese es a quien yo llamo un amigo.
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Amor Storge
Este tipo de amor sucede de manera natural. Storge es un término menos recurrente en la antigua Grecia que los anteriores. Se refiere a las relaciones familiares y de amistad, tiene que ver con el afecto por ejemplo entre padres e hijos.
Storge supone un compromiso que perdura en el tiempo y surge de forma sosegada y cautelosa. Es un amor que se transforma y que busca más el compromiso duradero que la satisfacción placentera, tampoco da importancia a la apariencia física.
En el periodo azul de Picasso, donde representa la desdicha de sus protagonistas a través de tonalidades azules, encontramos esta obra que lleva por título Madre e hijo (1901). Los protagonistas quedan aislados por la frialdad tonal, pero se percibe el estrecho vínculo de amor entre ellos. Este podría ser un buen ejemplo de storge.
El amor storge entre familiares se puede ver representado también en poemas como Dulzura (Ternura, 1924) de Gabriela Mistral. En estos versos se percibe el amor incondicional de una hija hacia una madre, donde se demuestra el vínculo materno-filial que viene desde el vientre de la madre y parece unirlas de por vida:
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo.
El cine también ha dejado historias donde queda representado storge, lo encontramos por ejemplo en cintas como La vida es Bella de Roberto Benigni, donde Guido hace hasta lo imposible por salvar la vida de quién más ama: su hijo. En el peor de los lugares, un campo de concentración, el protagonista hace creer a su hijo que todo se trata de un juego, de esta forma consigue salvar a su pequeño, aunque le cueste su propia vida.
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Referencias
- Adrados, F. R. (1995). Sociedad, amor y poesía en la Grecia antigua. Alianza Editorial.
- Aristóteles, A. (2014). Ética a Nicómaco (1.a ed.). Alianza. Universitario.
- Brenlla, M. E. (2004). Actitudes hacia el amor y apego. Psicodebate. Psicología, Cultura y Sociedad., 4.
- Galán, J. E. (1997). Amor y sexo en la antigua Grecia. Temas de Hoy.
- Luque, A. (2001). Los Dados de Eros. Hiperion.
- Pastor, E. D. (2017). Expresando el amor: La afectividad en el mundo griego antiguo. Antesteria: debates de Historia Antigua, Vernant, 6.
- J. P. (2001). El Individuo, la muerte y el amor en la Antigua Grecia. Paidos Iberica Ediciones SA.