Tipos de Cuentos (sus características y ejemplos)

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 15 min.

Los cuentos forman parte del imaginario de todas las culturas, pues a través de ellos se pueden transmitir ideas, valores y memoria. Con el tiempo han surgido distintos tipos de relatos con objetivos distintos. Ya sean realistas, fantásticos o de terror, las historias buscan generar una reflexión en el lector.

1. Cuentos maravillosos

Se distinguen por estar basados en relatos folclóricos. En general, existen varias versiones de un mismo hecho. Por ejemplo, tanto los hermanos Grimm como Charles Perrault transcribieron La caperucita roja. Mientras los primeros optaron por destacar el aspecto valórico y dejar una moraleja, Perrault decidió utilizar un final más realista en donde los buenos no necesariamente son recompensados.

Otro de los aspectos esenciales es que se refieren a hechos que están fuera de las leyes lógicas de la realidad, por lo que suceden actos prodigiosos y existen seres mágicos como hadas, duendes, brujas y ogros, entre otros. Lo interesante es que en ningún momento se ponen en cuestión estas circunstancias, pues se aceptan como parte de ese mundo.

Asimismo, son historias atemporales, en las que no puede rastrearse una época o lugar. En general, funcionan bajo la fórmula "érase una vez en un reino muy lejano", sin jamás dar pistas claras.

Aunque lo maravilloso se encuentra asociado a cuentos infantiles, se debe más bien a las adaptaciones que se han realizado y, en particular, al trabajo que realizó Disney. Sin embargo, al provenir de la tradición oral, las narraciones originales solían contener aspectos eróticos y violentos.

Ejemplo: Cenicienta de Charles Perrault

Le dijo a Cenicienta que levantase un poco la trampa de la ratonera, y a cada ratón que salía lo tocaba con su varita, y el ratón quedaba convertido en un hermoso caballo, con lo que se formó en el acto un precioso tiro de seis caballos tordos.

2. Cuentos realistas

Aunque parece ser el tipo más común, el realismo literario surgió recién en Francia en el siglo XIX. Fueron escritores como Stendhal, Balzac y Flaubert quienes definieron las pautas, privilegiando la descripción fidedigna de su tiempo. De esta manera, el objetivo principal era reflejar la realidad social.

Así, los cuentos realistas se enfocan en retratar el mundo tal como es, mostrando el contexto político-social y haciendo una fuerte crítica al sistema. Por ello, buscan reflejar la interioridad de los personajes y mostrar un abanico de individuos que sean capaces de representar los diferentes estratos sociales y de personalidades.

Se trata de un llamado al lector, para que sea capaz de verse reflejado en aquella construcción y pueda reflexionar sobre los cambios sociales - y personales - que se necesitan.

Ejemplo: El río de Flannery O'Connor

El niño estaba triste y lánguido en medio de la oscura sala de estar, mientras su padre le ponía un abrigo de cuadros escoceses. Aunque todavía no había sacado la mano derecha por la manga, su padre le abrochó el abrigo y le empujó hacia una pálida mano con pecas que lo esperaba en la puerta medio abierta.

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3. Cuentos fantásticos

Se caracterizan por transgredir el orden racional de los acontecimientos. Son narraciones que ocurren en el plano de lo real y cotidiano hasta que irrumpen hechos que huyen de cualquier lógica.

Su objetivo es desestabilizar al lector y dejarlo sumido en la extrañeza. Así, se plantea la existencia de otros mundos, seres y posibilidades paralelas. De este modo, se pasan a llevar las coordenadas de tiempo, espacio o la distinción sujeto/objeto con el fin de postular la verdad de lo que creíamos imaginario.

En 1970 el lingüista y teórico literario, Tzvetan Todorov, escribió un libro llamado Introducción a la literatura fantástica. Allí, propuso una definición:

Lo fantástico es la vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural.

Por ello, se trata de historias que hacen dudar al protagonista y al lector sobre la veracidad de lo que se está contando. No sé sabe con certeza si es un sueño, una alucinación o es parte de una realidad que se desconoce. Es esta vacilación la que genera el efecto de lo fantástico.

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Ejemplo: La soga de Silvina Ocampo

La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla al aire, como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia delante, para retorcerse mejor.

4. Cuentos de terror

Son historias cuyo principal objetivo es provocar miedo en el lector. Para ello, los escritores se valen de varios artilugios como la creación de una atmósfera inquietante, el uso de personajes extraños y elementos sobrenaturales.

En Inglaterra, durante el siglo XVIII, surgió la literatura gótica. Eran narraciones que buscaban acercarse a lo oculto, incluyendo como personajes a vampiros y fantasmas. Asimismo, situaban las historias en ambientes tétricos como castillos abandonados en noches de tormenta. Por lo general, se trataba de víctimas que buscaban liberarse de su victimario. En este ámbito, cabe destacar novelas como El monje de Matthew Lewis, Cumbres borrascosas de Emily Brontë y Drácula de Bram Stoker.

En 1927, el escritor norteamericano H. P. Lovecraft, publicó un texto llamado El horror sobrenatural en la literatura en el que planteaba la raíz de este tipo de textos:

Lo desconocido al igual que lo impredecible, se convirtió para nuestros antepasados primitivos en una fuente tremenda y omnipotente de calamidades.

De este modo, afirmó que los grandes miedos de la humanidad tienen que ver con aquello que se desconoce. Si bien, durante mucho tiempo, se explotó la idea de criaturas fantásticas, con los años fue apareciendo el terror psicológico.

En esta variante ya no resulta necesaria la inclusión de lo sobrenatural, pues la naturaleza humana es lo suficientemente oscura y la mente puede resultar uno de los lugares más peligrosos para las personas. Uno de los autores clásicos en este tipo de historias es Edgar Allan Poe, quien trasladó el temor hacia la propia interioridad del personaje. Es el hombre enfrentado a sus propios demonios.

Así, en la visión moderna, lo terrorífico reside en lo conocido. El psquiatra Sigmund Freud publicó en 1919 Lo siniestro, ensayo en el que explora la idea de lo inquietante en el mundo familiar. Para él, lo siniestro sería aquella sensación de extrañeza, angustia y malestar provocada por lo cotidiano. Tal como sucede, por ejemplo, con aquellos relatos en que los niños, que siempre se han visto como criaturas bondadosas y angelicales, se convierten en una amenaza.

A partir del siglo XX, se puede encontrar una mezcla de ambas maneras de comprender el horror. Ya sea la forma más clásica en que algún monstruo persigue al protagonista o el acercamiento a una mente perturbada como en el caso de algún psicópata. Lo interesante es el valor de símbolo que tiene el género, ya que cual sea la amenaza, viene a criticar un aspecto de la sociedad.

Ejemplo: Dagón de H. P. Lovecraft

Entonces, de repente, lo vi. Tras una leve agitación que delataba su ascensión a la superficie, la entidad surgió a la vista sobre las aguas oscuras. Inmenso, repugnante, aquella especie de Polifemo saltó hacia el monolito como un monstruo formidable y pesadillesco, y lo rodeó con sus brazos enormes y escamosos, al tiempo que inclinaba la cabeza y profería ciertos gritos acompasados. Creo que enloquecí entonces.

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5. Cuentos de ciencia ficción

La novela Frankenstein (1818) de la escritora británica Mary Shelley es considerada la primera obra de ciencia ficción en la historia de la literatura. Sin embargo, tuvieron que pasar varios años para definir el género. Así, el término fue inventado en 1926 por el escritor Hugo Gernsback y se refiere a narraciones que exploran la manera en que los avances científicos podrían impactar al mundo.

De esta forma, juegan con las posibilidades y consecuencias de algunos inventos que podrían cambiar la existencia en la tierra. Es un tipo de relato que proliferó durante el siglo XX. En especial, luego de terribles hechos como las bombas atómicas lanzadas en Japón que hicieron cuestionar los supuestos beneficios de la técnica moderna. Así, se instalan como textos críticos hacia una sociedad que se enfoca demasiado en la productividad.

Ejemplo: La tercera expedición de Ray Bradbury

La nave vino del espacio. Vino de las estrellas, y las velocidades negras, y los movimientos brillantes, y los silenciosos abismos del espacio. Era una nave nueva, con fuego en las entrañas y hombres en las celdas de metal, y se movía en un silencio limpio, vehemente y cálido. Llevaba diecisiete hombres, incluyendo un capitán. En la pista de Ohio la muchedumbre había gritado agitando las manos a la luz del sol, y el cohete había florecido en ardientes capullos de color y había escapado alejándose en el espacio ¡en el tercer viaje a Marte!

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6. Cuentos policiales

El padre del cuento policial es el escritor norteamericano Edgar Allan Poe. En 1841 publicó Los crímenes de la calle Morgue, el primer cuento del género. La premisa es sencilla: un crimen que parece imposible de resolver y un hombre de mente privilegiada que es capaz de descifrarlo.

La base del género tiene que ver con el prototipo de deducción, se trata de situarse en la “mente” del perpetrador. De esta manera, son relatos de raciocinio en los que impera la restauración de la ley y el orden. Por ello, resulta clave la figura del detective. Es él quien resuelve lo que parecía inexplicable y demuestra que el mundo es un lugar inteligible.

Gracias a esta invención de Poe, con los años fueron surgiendo grandes referentes como Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle o Hércules Poirot de Agatha Christie. En todos estos retratos, el interés reside más en el personaje que en el crimen por sí mismo. Lo que más se destaca son sus métodos de detección y análisis.

Ejemplo: Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe

Teniendo, pues, presentes los puntos sobre los cuales he llamado su atención -la voz singular, la insólita agilidad y la sorprendente falta de móvil en un asesinato tan atroz como éste-, echemos una ojeada a la carnicería en sí. Estamos ante una mujer estrangulada por la presión de unas manos e introducida en el cañón de la chimenea con la cabeza hacia abajo. Los asesinos ordinarios no emplean semejantes métodos. Y mucho menos esconden al asesinado en esa forma. En el hecho de introducir el cadáver en la chimenea admitirá usted que hay algo excesivamente inmoderado, algo por completo inconciliable con nuestras nociones sobre los actos humanos, incluso si suponemos que su autor es el más depravado de los hombres.

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7. Cuentos satíricos

La sátira es uno de los géneros más antiguos de la literatura. Tiene su origen en la poesía yámbica que se produjo en la antigua Grecia. Su objetivo es hacer reír al burlarse de una persona o situación. En general, se recurre al uso de la ironía, la parodia y el sarcasmo.

Aunque se trata de causar gracia en el lector, son obras que ejercen fuertes críticas a la sociedad y señalan lo incomprensible de la realidad. Por ello, la filosofía del absurdo está fuertemente relacionada con lo satírico. Esta corriente surgió en el siglo XX y postula la inexistencia del significado predeterminado y absoluto del universo.

De esta forma, los escritores que fomentan este estilo, destacan la falta de sentido y el carácter irracional de la vida. En sus textos, apelan a componentes que no tienen coherencia dentro de un contexto con previsibilidad lógica para así lograr humor.

Dentro de los relatos también resultan muy importantes los personajes, pues funcionan como metáforas y símbolos para la exploración de la existencia humana.

Ejemplo: La nariz de Nikolai Gógol

Ante sus ojos se produjo un fenómeno inexplicable: un carruaje paró al pie de la puerta principal y, cuando se abrió la portezuela, saltó a tierra, ligeramente encorvado, un caballero de uniforme que subió con presteza la escalinata. Cuál no sería el sobresalto, y al mismo tiempo la estupefacción de Kovaliov al reconocer a su propia nariz. A la vista de semejante portento, le pareció que todo daba vueltas a su alrededor. Notó que apenas podía tenerse en pie y, sin embargo, decidió, aunque tiritando como si tuviera fiebre, aguardar a toda costa a que volviera a subir al coche. Efectivamente, a los dos minutos salió la nariz. Vestía uniforme bordado en oro, de cuello alto, y pantalón de gamuza y llevaba la espada al costado. El penacho del tricornio indicaba que poseía el rango de consejero de Estado. Según todas las apariencias, estaba haciendo visitas.

8. Microcuentos

Es un tipo de narración que surgió en el siglo XX y consiste en llevar al extremo la premisa de la brevedad. Son historias que deben funcionar con el mínimo posible de elementos para motivar la imaginación del lector. Se trata de relatos condensados que pueden extenderse desde una línea hasta un párrafo. De este modo, cada palabra es utilizada con sumo cuidado, pues cada una funciona para otorgarle intensidad al texto.

En la actualidad, se considera que el microcuento es la expresión literaria del siglo XXI. Con la influencia de las redes sociales, se necesita de un material corto y conciso que sea capaz de competir con los miles de otros estímulos que circulan.

Ejemplo: Cuento de horror de Juan José Arreola

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.

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Bibliografía

  • Aguirre Romero, Joaquín Mª. (2003). “Por qué, cómo y para qué: una (breve, modesta y particular) Teoría General del Cuento". Espéculo, revista de estudios literarios.
  • Barrenechea, Ana María. (1972).“Ensayo de una tipología de la literatura fantástica”. Revista Iberoamericana, Vol. XXXVIII, N° 80.
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  • Freud, Sigmund. (2001). "Lo siniestro" en Obras completas, Vol. XXI. Amorrurtu Editores.
  • González Salvador, Ana. (1984). “De lo fantástico y de la literatura fantástica”. Anuario de Estudios Filológicos, VII.
  • Lovecraft, Howard Phillips. (2021). El horror sobrenatural en la literatura, Austral.
  • Todorov, Tzvetan. (2006). Introducción a la literatura fantástica. Paidós.

Ver también

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.